Sábado, 23 Noviembre 2024
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Carlos Romo Medina

SÚBITAMENTE PERDIÓ EL CONTROL. La agenda mediática, política y social dio un vuelco inesperado. El declive en la aprobación de las encuestas ha sido constante, imparable. El ego herido y la soberbia han tenido que enfrentarse, desnudos, ante la realidad. La incapacidad es inocultable. La ruina de la quimérica mal llamada cuarta transformación se tropezó con un enemigo invisible, pero implacable: covid-19.

 

 

Carlos Romo Medina

EN CAMPAÑA. “¿A qué hora llega el candidato Echeverría?, perdón, me confundí; ¿ya mero llega el presidente López Obrador?” Como en una película de principios de los años 70 el pueblo fue acarreado al acto político, con la diferencia de que ahora a la plebe se le denomina pueblo bueno y sabio por su autonombrado defensor, pero con la coincidencia de que al igual que hace 50 años los asistentes para manifestar su “muestras de apoyo” son llevados en camiones rentados y pagados por patrocinadores ocultos en las sombras de la opacidad.

 

 

Carlos Romo Medina

SIGUE SIN ATINARLE en la conformación de su gabinete. Si estuviera jugando al Melate seguramente ya habría acertado. Desgraciadamente gobernar no es un juego de azar. Parece que en abril -durante la Feria Nacional de San Marcos- se decidirá a jugar a los albures, opinan con sorna sus adversarios, para ver si ahí le atina a elegir bien a sus compinches.

 

 

Carlos Romo Medina

COMO NARRABA con sabrosura en su peculiar estilo de cronista beisbolero el desaparecido Óscar “El rápido” Esquivel, cuando en el diamante un bateador le pegaba sólidamente a la pelota, que sin duda desaparecería tras la barda, gritaba emocionado: “¡y la bola se va, se va, se va, se fue!” Parodiando al memorable “Rápido” Esquivel sobre la administración del gobernador Martín Orozco Sandoval, quien no ha pegado ningún cuadrangular, su depreciado sexenio se va, se va, se va… y por lo que se puede predecir: se fue. Con más pena que gloria, ponchado en su gestión. Con la carabina al hombro, pues.

 

Carlos Romo Medina

SE DESTAPÓ la punta del iceberg de una serie de actos irregulares -por decirlo con amabilidad- con la publicación del reportaje “Operación Nissan II, La gran inversión que exprimió el dinero público de un estado”, escrito por las periodistas JENNIFER GONZÁLEZ y MÓNICA CERBÓN.

 

FIEL A SU estilo lerdo y opaco en manejar la administración pública, el gobernador MARTÍN OROZCO SANDOVAL reaccionó tarde y mal ante los hechos denunciados periodísticamente. El reportaje de las periodistas puso al descubierto no tan solo la manera de legislar “a la medida” de los intereses particulares del exgobernador CARLOS LOZANO DE LA TORRE, sino que exhibió la colusión de la administración de OROZCO SANDOVAL al mantener toda la información referente al caso como “reservada”.

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