Sábado, 23 Noviembre 2024
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Carlos Romo Medina

PRETENDER ERIGIRSE en monarca es lesivo cuando la democracia es justamente lo opuesto a la práctica del poder absoluto por una sola persona. Un puñado de individuos zalameros, serviles y dispuestos a agachar la cerviz lo rodean y adulan con tal de estar en la nómina y en el ánimo del pretendido todopoderoso. Prometen un cambio “verdadero”, el cual nos deja ver que se trata de que en los hechos el gobierno se perfila a un estado autócrata.

Carlos Romo Medina

FINALMENTE LOGRARON su objetivo. Unos han sido lanzados a las llamas del infierno. Los otros sueñan con la engañosa paz celestial del Olimpo. Son pocos los que llegan y muchos los que se van del poder. ¿Será verdad? Lo único cierto es que la inmensa mayoría, o sea el pueblo, seguirá jugando el papel de espectador.

Carlos Romo Medina

LA RAPIÑA no conoce fronteras, colores, siglas o ideologías y mucho menos sabe de ética e integridad. Sus practicantes son hábiles y apuestan, ante todo, al olvido, a la memoria efímera que lleva a cuestas la sociedad. Pero para eso existen las hemerotecas, para refrescar la memoria de los olvidadizos y recordarle a la gente que los lobos vestidos con piel de oveja sigue acechando nuevamente para seguir encaramados en el poder y que sus propuestas rara vez será cumplidas  porque únicamente buscan seguir lucrando con los dineros públicos.

Carlos Romo Medina

NO LES IMPORTA si sobre ellos se cierne la duda -- más que razonable-- de la corrupción. Tampoco les duele saberse presas del notorio escarnio ni del rechazo popular por sus actos prepotentes y mucho menos se interesan por lavar, aunque sea un poco, el sucio proceder con el que se han desempeñado en el pasado. Por el contrario, buscan perpetuarse colgados de la jugosa fruta que les representa el erario, por sí mismos o a través de familiares o leales ex colaboradores.

Carlos Romo Medina

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