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- El ftalato es un plastificante asociado al aumento de probabilidades de sufrir asma o cáncer
La Paz, Baja California Sur.- 28 de diciembre de 2017.- (aguzados.com).- El di (2-etilhexil) ftalato (DEHP por sus siglas en inglés) es un plastificante tóxico que tiene el potencial de ingresar a un organismo, a través del contacto directo por la ingesta de alimento previamente contaminado o por la inhalación de la sustancia gasificada en la atmósfera.
Está asociado al aumento de las probabilidades de padecer enfermedades como asma y cáncer. Sin embargo, esta relación aún no ha sido estudiada a fondo, y se desconoce el grado del impacto que tiene en las personas por la exposición a la sustancia.
La doctora Tania Zenteno Savín, investigador titular C del Departamento de Planeación Ambiental y Conservación del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (CIBNOR) y miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) mencionó que analizan el efecto del DEHP sobre procesos de estrés oxidativo, la síntesis y degradación de adenosin trifosfato (ATP) -un nucleótido fundamental en la obtención de energía celular-, así como los mecanismos de reparación del ácido desoxirribonucleico (ADN), en mamíferos marinos y terrestres.
“El ftalato no forma una unión química con los plásticos y con cualquier alteración se puede liberar al ambiente; al aire, a la tierra o al mar”, señaló Zenteno Savín.
“No hemos encontrado en la literatura, estudios que digan cuáles son los mecanismos bioquímicos, a través de los cuales estos contaminantes pueden generar daño a las células. No obstante, recientemente se han publicado una serie de artículos en los que indican relaciones importantes entre la presencia de ftalatos en el agua que bebemos, en el aire que respiramos, en la tierra con la que entramos en contacto y enfermedades, como asma o cáncer”, afirmó.
El DHEP se añade a los plásticos, para hacerlos más flexibles y facilitar su manipulación. Llega a desprenderse con facilidad, porque no está unido químicamente a la estructura del plástico.
Lo podemos encontrar en productos de uso diario, como botellas y empaques, utilizados para contener bebidas y alimentos, juguetes para niños, distintos tipos de maquillaje, pinturas para el hogar e interiores de automóviles, entre otros.
Los efectos tóxicos
La maestra en ecología marina Raquel Gabriela Arroyo, becaria del CONACYT en el Programa de Doctorado en Ciencias en el Uso, Manejo, y Preservación de los Recursos Naturales del CIBNOR, detalló que la investigación está enfocada en analizar el efecto que tiene el DHEP en células de músculo (mioblastos) de elefante marino del norte y de humano, con la intención de evaluar las secuelas de la contaminación en los tejidos de las personas.
Los investigadores sostienen la hipótesis de que las células de mamíferos marinos presentan mayor tolerancia a la exposición de contaminantes como el ftalato, en comparación con las células de mamíferos terrestres.
Esto puede deberse a que los mamíferos marinos presentan una alta capacidad antioxidante que puede estar asociada con los largos periodos de hipoxia a los que son sometidos durante los períodos de buceo que realizan.
“Existen trabajos del Laboratorio de Estrés Oxidativo del CIBNOR que sugieren que los mamíferos marinos tienen una mayor capacidad antioxidante en comparación con mamíferos terrestres”, mencionó Arroyo.
“Los mamíferos marinos, debido a su historia de vida, bucean. Durante estos periodos en los que les falta oxígeno, se producen especies reactivas de oxígeno que pueden generar daños celulares. Sin embargo, no se han visto tantos daños en mamíferos marinos como se ha visto en mamíferos terrestres”, continuó.
Los especialistas pretenden evaluar el efecto que tiene la exposición a diferentes dosis de DHEP que se encuentran en los microplásticos (partículas de plástico de alrededor de cinco milímetros de diámetro) que se encuentran presentes en los mares.
“Esta capacidad de los mamíferos marinos de defenderse de las especies reactivas, también les puede brindar cierta ventaja ante los efectos que pudieran tener algunos contaminantes. Debido a estos antioxidantes suponemos que el daño celular asociado al ftalato, bajo las mismas condiciones, será casi imperceptible en las células de elefante marino, si lo comparamos con otra especie que presentan menores niveles de antioxidantes, como serían los humanos”, continuó Arroyo.
En el laboratorio
La investigación evalúa el efecto de la exposición a diferentes concentraciones de ftalato en células musculares de elefantes marinos, que son mamíferos marinos que por su composición genética tienen mayores antioxidantes que mamíferos terrestres y por tal motivo, el grupo de investigación de la Dra Zenteno Savín, tiene la hipótesis que son más tolerantes a la exposición a contaminantes como el ftalato.
Para abordar la hipótesis, los investigadores están estableciendo cultivos celulares primarios de células de músculos de elefantes marinos y de humanos, que posteriormente expondrán a diferentes dosis de ftalatos, para documentar su respuesta.
La etapa actual del estudio se centra en el cultivo de células musculares de elefantes marinos que están exponiendo a la sustancia tóxica.
“Estamos analizando el efecto que tiene el ftalato en las células musculares a nivel de estrés oxidativo, las defensas antioxidantes, los daños al material genético y metabolismo del AT´P, y vamos a ver mecanismos de reparación del material genético”, comentó Arroyo.
Datos preliminares indican que los investigadores lograron identificar la dosis letal media en células de elefantes marinos; en referencia a esta concentración del compuesto, expondrán a las células a diferentes tiempos, bajo distintas dosis de DEHP.
“Para poder realizar los experimentos tuvimos que calcular la dosis letal media, esto quiere decir a qué concentración del ftalato, la mitad de la población celular se muere. Para obtener esta dosis, realizamos varios bioensayos, posteriormente, con base en esta cifra, que fue de 0.27 micromolar (µM), podremos evaluar a qué otras concentraciones vamos a exponer a las células, para ver realmente los efectos del DEHP. Queremos manejar concentraciones reales, a las cuales los organismos van a estar expuestos en el ambiente”, explicó Arroyo.
“Queremos ver cómo responden estas células a mayor exposición de ftalatos y vamos a estudiar estas respuestas en términos de cuántas células sobreviven, qué producción tienen de especies reactivas de oxígeno, que a final de cuentas son las que generan el daño que llevan a enfermedades en humanos de las cuales nos protegemos con antioxidantes. Los antioxidantes, por supuesto, de los que esperamos ver mayor cantidad en células de elefantes marinos que de humanos, y también queremos ver el metabolismo del ATP, que es la molécula que brinda energía a las células”, detalló Zenteno Savín.
Los investigadores están estableciendo cultivos celulares de elefante marino y de humano
La intención es conocer los efectos de ftalato en diferentes dosis y por distintos tiempos de exposición, en las células de mamíferos marinos y de los humanos, para generar hipótesis sobre los mecanismos de afectación y recuperación celular de los organismos. De esta forma, existe la posibilidad de encontrar procesos de recuperación en mamíferos marinos que pueden ser aplicados a mamíferos terrestres, para disminuir y quizá, prevenir enfermedades causadas por la exposición a este tipo de contaminantes.
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- Se realiza un estudio sobre su vegetación para contribuir a su conservación
Aguascalientes, Ags.- 28 de diciembre de 2017.- (aguzados.com).- Aguascalientes cuenta en su geografía con diversos ecosistemas y área naturales protegidas. Joaquín Sosa Ramírez, profesor de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA) y miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) nivel 1, ha iniciado un estudio sobre la vegetación que hay en estos ecosistemas para contribuir a su conservación.
Sosa Ramírez comentó en entrevista para Agencia Informativa Conacyt: “Nos hemos ocupado más de las plantas, los proyectos están en un área natural protegida de Aguascalientes. A través del conocimiento de la biodiversidad, se busca aportar a la preservación de los servicios ecosistémicos que brindan estas áreas naturales protegidas, como la producción de oxígeno, la captura de carbono, la regulación del clima y de los ciclos biológicos, mismos que no tienen un valor en el mercado, pero contribuye al bienestar de la humanidad”.
Para ello, tres estudiantes de la Maestría en Ciencias Agronómicas: Jesús Abad Argumero Espinosa, Erica Cecilia Sánchez Estrada y Edith Alejandra Orozco Medina, se incorporaron al proyecto para realizar estudios sobre la ecología, vegetación y el manejo de ecosistemas.
El proceso de investigación fue el siguiente: “En primer lugar hacemos un análisis de las plantas que viven en un paisaje, este paisaje es un conjunto de ecosistemas, hacemos un análisis en cada uno de los ecosistemas para ver qué plantas viven ahí. A eso lo conocemos como la composición florística, las plantas las dividimos en herbáceas, arbustivas y arbóreas”.
Una vez determinada la composición florística, el equipo de investigación realizó un análisis para conocer la densidad de las distintas especies, para así establecer su distribución por hectárea.
Asimismo, hicieron un estudio de la estructura vertical de cada una de las plantas arbóreas, se midió el diámetro de los troncos para conocer su edad.
Diversidad arbórea y arbustiva
En el área natural protegida Cerro del Muerto, identificaron 44 especies arbóreas y arbustivas, pertenecientes a 18 familias y 29 géneros. Las especies más ampliamente distribuidas en el paisaje fueron: Mimosa monancistra (25 por ciento), seguida de Dalea bicolor (21.15 por ciento), y Dodonaea viscosa se distribuyó en 19 por ciento de los sitios analizados.
Con relación a la composición florística y el análisis linear, encontraron 34 familias, 84 géneros y 116 especies, siendo las especies dominantes en el sitio de muestreo Bouteloua chondrosioides, Bouteloua curtipendula, Chloris gayana, Chloris virgata, Melinis repens, Paspalum pubiflorum y Sporobulus pyramidatus.
Mientras que en la estructura vegetal del bosque tropical seco de Calvillo identificaron 77 especies de árboles y arbustos, de estas, ocho se distribuyen en más del 70 por ciento del paisaje: el garambullo (Myrtillocactus geometrizans), el palo bobo (Ipomoea murucoides), el varaduz (Eysenhardthya polystachya), la venadilla (Bursera fagaroides) y el palo blanco (Forestiera phylieroides).
Apoyo a la alimentación del ganado
Finalmente, Sosa Ramírez afirmó que con los resultados obtenidos, hicieron recomendaciones a los productores pecuarios, como sacar las vacas al pastoreo en una fecha que coincida cuando las plantas están a punto de florear, para que haya una armonía en los recursos naturales.
“Por otro lado, hicimos un análisis de los sistemas de producción. Generalmente los ejidatarios producen leche y traen su ganado en pastoreo, entonces la idea es decirle de que manera pueden manejar su ganado. Hicimos un análisis de sus sistemas de producción: cuáles son sus prácticas, cuánta leche producen, a cómo está el precio de la leche, que conexión hay entre la vegetación herbácea y la arbustiva con los sistemas de producción, porque hay arbusto que son muy buenos como forraje”, señaló.
Al conocer las herbáceas –muchas de las cuales son pastos–, pudieron elaborar una guía para la alimentación del ganado, pues una vez ubicadas las pertenecientes a la familia de las gramíneas, que tiene un alto valor forrajero, procedieron a establecer un organigrama para consumir las plantas de manera sustentable.
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- Lo desarrollan en forma de cápsulas de gel que contiene Rhizobium y Azospirillum
El Llano, Aguascalientes.- 7 de noviembre de 2017.- (aguzados.com).- Un equipo de estudiantes del Instituto Tecnológico El Llano —perteneciente al Tecnológico Nacional de México (Tecnm)— desarrolla un biofertilizante en forma de cápsulas de gel que contiene Rhizobium y Azospirillum, un par de bacterias que favorecen el desarrollo radicular de las plantas.
El estudiante José Arturo González Ibarra indicó que el equipo de trabajo participante en este proyecto seleccionó Rhizobium y Azospirillum para aprovechar el nitrógeno al máximo y de forma natural (orgánica), generando nuevas células, propiciando así el buen desarrollo de la planta y un mayor follaje.
“También puede generar aminoácidos y, de esta forma, tener raíces más funcionales, permitiendo una mejor absorción de agua y nutrientes. Entonces, si tenemos una raíz funcional y bien desarrollada, por ende, tenemos mayor producción, rendimiento y sanidad en las plantas”, detalló en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt.
Para ello, consultaron estudios de metabolismo bacteriano; sin embargo, observaron que en el mercado, la mayoría de los biofertilizantes con estas cepas bacterianas son líquidos o sólidos, que funcionan bien solamente en condiciones de humedad, pero no son eficientes en climas semidesérticos.
“Nosotros estamos utilizando el mucílago de nopal como medio encapsulante de las bacterias, entonces lo que estamos haciendo es encapsular las bacterias dentro del mucílago, y este sería nuestro biofertilizante”, precisó.
Fertibakter son cápsulas en forma de gel que se aplican al suelo y cuya función es mantener la viabilidad de las bacterias en condiciones de sequía, principalmente en tierras de cultivo donde no existan sistemas de riego, esto permite que Rhizobium y Azospirillum mantengan su capacidad fertilizante durante el ciclo agrícola.
“El mucílago de nopal lo usamos como un vehículo biológico, el cual protege la bacteria y le da condiciones energéticas y de humedad. Hay que destacar que durante el ciclo de cultivo la bacteria será funcional, aunque no tenga agua. Este producto además de actuar como fertilizante orgánico, también ayuda a la regeneración del suelo y al ahorro del agua”, subrayó.
Para finalizar, el asesor Fabián Cruz Macías manifestó que ya se han realizado pruebas piloto en hortalizas y plantas del semidesierto, cuyos resultados están siendo evaluados con la intención de elaborar a futuro un paquete tecnológico para el uso y manejo de dicho producto. Por su parte, los estudiantes agregaron que la producción masiva de este biofertilizante tiene alto potencial, no solo en la región sino también en cualquier tierra de cultivo, debido a su gran versatilidad y adaptabilidad.
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- Los participantes deben tratar temas científicos y tecnológicos en no más de cinco cuartillas
Ciudad de México.- 1 de diciembre de 2017.- (aguzados.com).- La Secretaría de Educación del Poder Ejecutivo del Estado de Querétaro a través de su Consejo de Ciencia y Tecnología (Concyteq), convoca a participar en el cuarta convocatoria Mi cuento de ciencia 2017.
La convocatoria está dirigida a los niños con edades de entre 10 y 15 años interesados en escribir un cuento que aborde temas científicos y/o tecnológicos. Que los participantes sean residentes del estado de Querétaro.
Los participantes deberán entregar un texto de un cuento inédito que aborde temas científicos y tecnológicos cuya extensión máxima sea de cinco páginas en tamaño carta, escrito a mano con letra legible, en caso de no contar con computadora. En su primera página deberán figurar el título, seudónimo, nombre de la convocatoria “Mi cuento de ciencia 2017” y la categoría. Además del envío del formato de registro (disponible en www.concyteq.edu.mx).
Los interesados podrán participar en el categoría 1: edad de 10 a 12 años; y categoría 2: edad de 13 a 15 años. De los tres mejores cuentos en cada una de las categorías sólo uno de ellos se publicará y será determinado por el Jurado.
Todos los cuentos serán evaluados por un jurado que revisará, analizará, evaluará y seleccionará los cuentos ganadores. El jurado estará integrado por investigadores, escritores y divulgadores de ciencia y su fallo será inapelable.
El autor (es) del cuento es (son) responsables frente a cualquier reclamo de cualquier tercero relacionado con su contenido garantizando que la obra es única, original, inédita y de su propia autoría.
Los ganadores ceden al Concyteq el derecho exclusivo de difusión y distribución de su obra. Así como los derechos de publicación tanto en formatos impresos como electrónicos, pudiendo reproducir, almacenar y distribuir copias totales o parciales, pudiendo transmitirla a través de Internet y otras redes informáticas y de telecomunicaciones y permitiendo a terceros su lectura, reproducción y/o almacenamiento permanente (download). Del mismo modo el Concyteq podrá cederlos a revistas, periódicos, editoriales, consejos estatales, instituciones de educación superior, centros de investigación o sociedades sin ánimo de lucro para la difusión de sus actividades de divulgación.
Los autores premiados podrán hacer públicos los trabajos por los medios que consideren adecuados, siempre y cuando se incluya la siguiente frase: “Premiado en la Convocatoria Mi cuento de ciencia 2017 emitida por el Concyteq y con el apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) ”.
Las bases completas de las convocatorias se encuentran aquí. Para dudas sobre la convocatoria comunicarse a las oficinas del Concyteq al teléfono: (442) 21436-85, 212-72- 66, extensiones 114 y 116.
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- De acuerdo a la investigación data de 140 millones de años anteriores a la fecha
Ciudad de México.- 21 de octubre de 2017.- (aguzados.com).- Un grupo de investigación internacional se dio a la tarea de reconstruir la primera flor que existió y de ese modo lograron concretar un modelo, además describieron las características de la que pudo haber sido la primera flor que habitó la Tierra.
La flor ancestral, misma que existió hace 140 millones de años, fue descrita a través del proyecto eFLOWER, en el cual participó la investigadora mexicana Susana Magallón Puebla, investigadora del Departamento de Botánica del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Al proyecto, la investigadora aportó el conocimiento generado a través de su línea de investigación mediante la cual desarrolló un árbol evolutivo de las angiospermas basado en secuencias de ácido desoxirribonucleico (ADN). La Agencia Informativa Conacyt platicó en exclusiva con la investigadora, quien explicó cómo se llegó al modelo de la flor ancestral.
“Este trabajo arrancó en 2011 (…) y a mí me invitaron a participar por dos motivos, uno de ellos porque durante mi tesis doctoral trabajé en tratar de entender cómo eran los cambios de estructura en las flores a lo largo de la evolución de las plantas con flor; y por otra parte, porque en el momento en que me invitaron yo estaba trabajando para obtener una hipótesis de relaciones filogenéticas que incluía un factor temporal”, dijo la también miembro nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).
Detalló que dicha hipótesis contiene las relaciones de 90 por ciento de las familias de las angiospermas, pero cuenta también con información del tiempo absoluto en millones de años de cuándo se originaron sus diferentes linajes.
“Esa fue mi principal colaboración al proyecto, la cual representó el marco de referencia sobre el cual se obtuvieron los datos morfológicos de una muestra de alrededor de 800 especies de plantas vivientes —atributos florales— y por otra parte, los tiempos involucrados en la separación de las familias representan uno de los parámetros sobre los cuales se aplican modelos estadísticos para reconstruir los estados ancestrales de las flores”, precisó.
Al explicar las etapas de trabajo que atravesó el proyecto antes de llegar al modelo de la flor ancestral que lograron, detalló que partieron de la pregunta: ¿Cómo eran los atributos del ancestro de todas las plantas con flor vivientes?. A partir de ello, dijo, el proyecto comenzó con una estancia de verano en la Universidad de Viena, donde el investigador Jürg Schönenberger congregó a 13 estudiantes de diversas partes del mundo para que capturaran información sobre datos morfológicos para las 800 especies contenidas en el árbol filogenético.
“Ese trabajo se realizó a partir de publicaciones en libros y revistas, de libros clásicos de botánica y a partir de información disponible en Internet”. Asimismo, durante ese curso de verano, los participantes recibieron cursos sobre estructuras florales y otros aspectos relacionados con la evolución de las flores.
El siguiente paso en la investigación después de ese curso de verano celebrado en 2013 para determinar y reconstruir la primera flor existente, fue la depuración y corrección de los datos obtenidos por los estudiantes. Posterior a ello, vino un trabajo intensivo de análisis estadísticos.
“La cantidad de análisis estadístico fue muy grande, básicamente se realizaron tres tipos de análisis, dos con métodos estadísticos formales, con base en estadística bayesiana (serie de interpretaciones de probabilidad), estadística frecuentista (repeticiones de un experimento) y un tercer método nuevo”.
Posterior a la implementación de los modelos estadísticos, se llevó a cabo una serie de reuniones entre los investigadores involucrados en el proyecto para interpretar los resultados, de esas charlas derivó el artículo que recientemente publicamos en la prestigiada revista científica Nature Communications.
¿Cómo fue esa primera flor existente?
Antes de describir los resultados más significativos, es decir, cómo era la flor ancestral, la doctora Magallón Puebla explicó que su trabajo previo se enfocó en determinar hace cuántos millones de años empezaron a aparecer los primeros linajes de flores vivientes.
Para lograrlo, se dio a la tarea de conjuntar datos moleculares de bases de datos ya disponibles para todo el mundo —elaboradas por la comunidad botánica a lo largo de 20 años— y la implementación de técnicas de relojes moleculares que involucran modelos estadísticos combinados con información independiente de las edades para obtener los tiempos de origen de los diferentes grupos.
—A partir de ese trabajo y el realizado por los investigadores internacionales, ¿cómo era esa primera flor, la flor ancestral?
—Previo a nuestro estudio, básicamente ya existían muchas ideas de cómo fue esa primera flor, pero solo dos líneas de pensamiento importantes: una de ellas consiste en que la especie que representaba el ancestro de toda flor viviente tenía flores femeninas y masculinas, las femeninas producían carpelos y frutos y las masculinas tenían estambres y producían polen; se trataba de flores muy pequeñas y con pocos elementos.
Esta era una línea de pensamiento y había otros botánicos que más bien pensaban que la flor ancestral era una hermafrodita donde estaban simultáneamente los estambres que producen polen, los escarpelos donde están las semillas y eran unas flores más o menos llamativas con órganos parecidos a pétalos para atraer quizás a polinizadores, posiblemente tenía un aroma, es decir, algo muy parecido a una magnolia.
En contraste, nuestros hallazgos nos dan información concreta de cómo era esta flor ancestral y es diferente a los dos modelos en algunos aspectos muy puntuales y similar en otros. Por ejemplo, es similar en el aspecto de que la flor sí era hermafrodita, tenía tanto órganos femeninos como masculinos, tenía órganos parecidos a pétalos y era llamativa.
Pero entre los elementos que no se consideraban en las otras teorías, era que dichos órganos estaban dispuestos en el eje floral formando círculos concéntricos. Es necesario precisar que existen flores donde los órganos están dispuestos en espiral, pero en la flor ancestral lo estaban en círculos concéntricos y este es un hallazgo muy interesante.
Asimismo, en la flor ancestral determinamos la existencia de tres órganos, unos tres parecidos a pétalos y tres a estambres; la parte femenina —llamada el gineceo— tiene una organización diferente. Esta combinación es única.
Al referir la relevancia de dicha descripción de la flor ancestral, la investigadora dijo que como biólogos evolutivos la trascendencia radica en que les permite apreciar que han ocurrido cambios en todas las ramas de las angiospermas vivientes, es decir, no existe ninguna flor viviente de este tipo, ni aun entre las más ancestrales todavía con vida se tiene registro de una combinación floral como esta.
“Esto indica que ha habido cambios muy importantes hacia cada uno de los linajes vivientes y cada uno ya se ha especializado de diferentes maneras, pero con la flor ancestral, podemos determinar que hubo cambios desde que se originaron las primeras flores hasta que aparecieron los linajes vivientes y esos cambios no están documentados en el registro fósil y solo los podemos reconstruir a partir de la observación de una muestra de todas las plantas con flor vivientes”.
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