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  • Con las redes se están cambiando las formas de socialización y de información

Ciudad de México.- 17 de marzo de 2018.- (aguzados.com).- En el ejemplar más reciente de la revista cuatrimestral Desacatos, publicación del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), se analizan los nuevos fenómenos económicos presentes en Internet.

  • Tiene además el propósito de ser posteriormente elegibles a ocupar una cátedra Conacyt

Ciudad de México.- 8 de marzo de 2018.- (aguzados.com).- El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) convoca a jóvenes investigadores a inscribirse en el Padrón de Jóvenes Investigadores del Conacyt, con el propósito de ser posteriormente elegibles a ocupar una Cátedra Conacyt.

conacyt8mar18 1La convocatoria se enfoca en desarrollar y fortificar la generación, aplicación y transferencia de conocimiento en las áreas prioritarias para el país identificadas en el Programa Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación (Peciti), mediante la incorporación de jóvenes investigadores altamente calificados en instituciones y entidades donde se realiza investigación y formación de capital humano.

Los jóvenes investigadores registrados en el padrón podrán participar por una Cátedra de Convocatorias para Instituciones que emita el Conacyt, de conformidad con los siguientes criterios de elegibilidad:

a).- Estar inscrito en el Padrón de Jóvenes Investigadores.

b).- Ser de nacionalidad mexicana o extranjeros/as residentes legalmente en México y, en este último caso, contar con documento migratorio válido y vigente.

c).- Tener hasta 40 años cumplidos los hombres y hasta 43 años las mujeres al 1o de enero de 2018 o poseer grado de doctor, preferentemente posdoctorado o, en el caso de los médicos, contar con estudios equivalentes; la equivalencia en este caso se realizará de acuerdo con lo que señale el Sistema Nacional de Investigadores (SNI).

d).- Obtener el grado de doctor con anterioridad a que se realice el registro de la terna.

e).- Ser considerado para participar por una Cátedra vacante derivada del desarrollo del propio programa.

conacyt8mar18 2En su registro, los jóvenes investigadores/as deberán elegir máximo tres retos nacionales de conformidad con sus líneas de investigación. También deberán indicar el área del SNI que mejor caracterice su formación académica.

Los aspirantes se comprometen a ingresar la información requerida de forma veraz y precisa, de tal manera que facilite a las instituciones la selección de candidatos/as a postular al Conacyt.

El Conacyt podrá contratar a los/las investigadores/as, inscritos/as en el padrón, en los términos de las Convocatorias Cátedras Conacyt para Jóvenes Investigadores, como personal académico, y los/las comisionará en aquellas instituciones y entidades cuyos proyectos sean beneficiados y contarán con todos los derechos y obligaciones establecidos en los lineamientos para la administración de las Cátedras Conacyt, el Estatuto del Personal Académico del Conacyt y la normatividad aplicable vigente.

Todos los inscritos en el padrón, cuyo perfil y preferencias coincidan con un proyecto aprobado por Conacyt, para desarrollar o consolidar capacidades científicas, tecnológicas y de innovación en una institución o entidad de investigación, serán elegibles para una Cátedra Conacyt, con los criterios de calidad señalados en las Convocatorias de Cátedras Conacyt para Jóvenes Investigadores.

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  • Ya fue transferida a los laboratorios y está en la fase de investigación clínica

Ciudad de México.- 18 de febrero de 2018.- (aguzados.com).- Un nuevo medicamento para el tratamiento del asma fue desarrollado en el Laboratorio de Ingeniería de Bioprocesos del Instituto de Biotecnología (IBT) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en colaboración con la farmacéutica mexicana Laboratorios Liomont.

asma18feb18-1La innovación biotecnológica consiste en un anticuerpo monoclonal recombinante —proteína— proveniente del ovario de un hámster chino que posee una propiedad llamada ‘especificidad’, que le confiere la capacidad de reconocer moléculas muy particulares del cuerpo. De acuerdo con los responsables del proyecto, el desarrollo tecnológico ya fue transferido al Laboratorio Liomont y se encuentra por arrancar la fase de investigación clínica.

asma18feb18-2Entrevistada por la Agencia Informativa Conacyt, la doctora Laura Alicia Palomares Aguilera, investigadora titular del IBT y responsable del proyecto, explicó que la colaboración del instituto en este proyecto se dio a petición de los Laboratorios Liomont y consistió, básicamente, en el desarrollo de un proceso para la producción de un anticuerpo monoclonal.

“Este proyecto se realiza en colaboración con Laboratorios Liomont, empresa cien por ciento mexicana, la cual buscó hace tres años al IBT como socio para el desarrollo de dicha tecnología. Ellos definieron la molécula con la que trabajaríamos y nosotros nos encargamos de toda la parte científica y tecnológica del proyecto, mientras que Liomont financió el trabajo”.

asma18feb18-3El proyecto también recibió recursos —durante tres años— provenientes del Programa de Estímulos a la Innovación (PEI) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

Molécula clonada

El primer paso que dio el grupo de investigación para llegar a este nuevo medicamento consistió en definir la secuencia genética de la molécula; posteriormente avanzaron al diseño de un nuevo gen para producir una línea celular recombinante —selección de células presentes en el ovario de hámster chino, mismo que cuenta con la capacidad de producir la proteína seleccionada por el laboratorio— a partir de la cual clonaron la molécula.

“Básicamente definimos la secuencia, sintetizamos el gen, se genera la línea celular recombinante que contiene ese gen —en un marco genético que permite su expresión a través de las células de ovario de hámster chino—. Una vez que contamos con esas células productoras, seleccionamos aquellas que producen la proteína en mayor cantidad y con mejor calidad (…) Después generamos un proceso de cultivo de las células que garantice un rendimiento apropiado con calidad adecuada”.

Concluidas esas etapas, que demandaron tres años de investigación y desarrollo tecnológico, los investigadores configuraron un proceso de purificación para obtener una molécula con calidad de uso farmacéutico. La siguiente etapa del proyecto consistió en la transferencia tecnológica hacia el laboratorio, para que inicien los protocolos de pruebas clínicas —en humanos—. La última fase del proyecto, una vez comprobada la efectividad del medicamento, será el inicio de la producción del fármaco.

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  • México podría convertirse en referente mundial en el tratamiento de este terrible padecimiento

Ciudad de México.- 28 de febrero de 2018.- (aguzados.com).- México podría convertirse en referente mundial en el tratamiento de pacientes con enfermedad renal crónica terminal, gracias a los esfuerzos de un grupo de científicos que han integrado la novedosa terapia de hemodiafiltración con tecnologías basadas en inteligencia artificial, para elevar así la calidad de vida de personas con esta grave condición.

renal28feb18 1La insuficiencia renal crónica o enfermedad renal crónica es un problema grave de salud pública a nivel mundial, se calcula que casi 10 por ciento de la población la padece. En México, más de ocho millones de personas sufren de insuficiencia renal, y de estas solo unas 100 mil reciben tratamientos de diálisis (diálisis peritoneal y hemodiálisis).

A principios de enero de 2018, fue inaugurada en la Ciudad de México la primera Clínica de Investigación en Hemodiálisis, como parte de un proyecto estratégico del Centro Nacional de Investigación en Imagenología e Instrumentación Médica de la Universidad Autónoma Metropolitana, Iztapalapa (CI3M UAM). Esa clínica forma parte del programa de Laboratorios Nacionales del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT).

Tratamiento de calidad

La contribución al conocimiento de esta clínica consiste en un nuevo proceso capaz de minimizar el consumo de medicamentos crónicos y preserva el bienestar del paciente en tratamiento por hemodiálisis a largo plazo. Los beneficios esperados del proceso es reducir hasta 35 por ciento los gastos directos e indirectos de los tratamientos, “además de incrementar el control de calidad para disminuir de 20 por ciento la tasa actual de letalidad de las clínicas a solo cinco por ciento. Todo para duplicar la calidad de vida y sobrevida de los pacientes con insuficiencia renal crónica terminal”, explica Miguel Cadena Méndez, asesor de investigación y desarrollo de la clínica.

La visión en el nuevo proceso es personalizar su funcionamiento a las necesidades de cada paciente mediante indicadores fisiológicos, medidos por un monitor, que prevengan los eventos adversos como son la hipotensión intradialítica. Así, la misión de esta primera clínica de investigación es demostrar en 2018 que el nuevo proceso es reproducible en cualquier unidad médica pública o privada del sector salud.

Hemodiálisis y nuevos enfoques terapéuticos

Los riñones, además de producir hormonas para mantener la presión sanguínea y hemoglobina estables, ayudan a eliminar el exceso de líquidos y desechos dañinos que se acumulan en el cuerpo (toxinas urémicas) derivado del metabolismo, pero cuando una persona presenta insuficiencia renal crónica en estado avanzado, esto ya no es posible sin la ayuda de un tratamiento que reemplace la función de los riñones.

renal28feb18 2Entre las técnicas estándar que sustituyen la función del riñón, se encuentran la diálisis peritoneal, la hemodiálisis y el trasplante renal. Tras la histórica primera hemodiálisis humana en 1942 a cargo del alemán Georg Haas —que se realizó sin éxito— y numerosos estudios posteriores, en la década de los setenta la hemodiálisis se convirtió en el tratamiento más común para insuficiencia renal.

Ángel Fonseca Alva, médico nefrólogo de la Clínica de Investigación en Hemodiálisis, explica que para tal procedimiento se extrae sangre del paciente por medio de un acceso vascular, esta fluye a través de una máquina que utiliza un filtro con membranas en forma de capilares que depura desechos, sales y líquidos nocivos que interfieren con diversas funciones biológicas de los riñones. Este tratamiento se realiza tres o cuatro horas por cada sesión, tres veces por semana.

De acuerdo con Joaquín Azpiroz Leehan, ingeniero biomédico y director de la Clínica de Investigación, la calidad de los tratamientos de hemodiálisis es aún deficiente. Ello se debe principalmente a que la técnica convencional solo permite depurar toxinas urémicas de pequeño peso molecular, sin extraer a largo plazo moléculas grandes de mayor toxicidad.

“Cuando el cuerpo acumula toxinas, gran exceso de agua y fosfato (de pequeño tamaño dentro de las células ), los vasos sanguíneos se cierran y por tanto la presión sanguínea aumenta todavía más, lo que genera una carga en las presiones internas del corazón haciéndolo crecer innecesariamente. Así, la función cardiocirculatoria se compromete y en cualquier momento termina por provocar, entre otros efectos negativos, el infarto al miocardio. Otros problemas derivados de la acumulación de toxinas son la tromboembolia pulmonar y la calcificación en los vasos sanguíneos. Entre 15 y 25 por ciento de los pacientes puede morir en un periodo de tres años debido a estas alteraciones”, expresa por su parte Ángel Fonseca.

Hemodiafiltración en México

En la Clínica de Investigación en Hemodiálisis se implementará la hemodiafiltración, a diferencia de la hemodiálisis, esta depura toxinas urémicas, tanto pequeñas como grandes moléculas. “La hemodiafiltración infunde aproximadamente 20 litros de agua ultrapura directamente a la sangre para que se genere un mayor flujo sanguíneo y dializante. Estos altos flujos aumentan la presión hidrostática en las membranas del filtro dializador para eliminar más moléculas, aquellas que son de gran tamaño”, explica Azpiroz Leehan.

Aunque la hemodiafiltración ya se aplica en algunos países de Europa, la clínica sumará técnicas basadas en investigaciones del doctor Miguel Cadena Méndez, profesor investigador adscrito al CI3M —que se han publicado en revistas especializadas desde 2007 pero no han llegado a la práctica médica—, en ellas se incluyen innovaciones que se gestaron en el Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez (INCICH).

Las investigaciones del doctor Cadena Méndez documentaron el impacto del ejercicio aeróbico, del control de la temperatura del líquido dializante y del apoyo nutricional durante el proceso de hemodiafiltración: técnicas innovadoras que se implementarán en el nuevo proceso.

“Buscamos un tratamiento menos agresivo, queremos que los pacientes realicen ejercicio para que puedan eliminar más cantidad de líquidos y toxinas en el menor tiempo posible, evitando la hipotensión intradialítica. Los pacientes estarán cautivos mejorando su desempeño cardiovascular todo el tiempo. Queremos que se sientan como si estuvieran en un club deportivo, donde hacen spinning. Además, les daremos una dieta hiperproteica e hipercalórica acorde con la actividad física y con el reto fisiológico de la hemodiafiltración para que el proceso logre reproducibilidad”, explica Joaquín Azpiroz Leehan.

Una de las principales complicaciones en el tratamiento de hemodiafiltración es el aumento gradual de la presión arterial. Para evitar esto, se implementarán mejoras a la técnica de control de temperatura del líquido dializante, el cual contiene una variedad de solutos que se utilizan durante el proceso de hemodiálisis para extraer las toxinas.

“Utilizamos una máquina que tiene la capacidad de modificar la temperatura del líquido dializante en tres modalidades. El efecto, cuando así se desea, es bajar la temperatura de los vasos sanguíneos para generar vasoconstricción periférica, así empiezan a cerrarse y la presión aumenta y con esto evitamos o disminuimos el riesgo de que el paciente tenga hipotensión”, expresa el doctor Ángel Fonseca.

De acuerdo con el nefrólogo Ángel Fonseca, a nivel mundial, la mortalidad de enfermos renales que se someten a un tratamiento con hemodiálisis convencional representa el 23 por ciento, mientras que con la hemodiafiltración este porcentaje desciende a 17 por ciento. La meta del proceso innovador es lograr tasas de letalidad del orden de cinco por ciento.

El abrazo de la tecnología

Una parte no menos importante es el desarrollo de tecnología a cargo de investigadores del CI3M. Un monitor de parámetros fisiológicos será la clave —en trámite de patente— en la implementación del nuevo proceso. Los parámetros estarán relacionados con el control del sistema nervioso autónomo, el sistema metabólico y los cambios en la composición hídrica.

renal28feb18 3“A través del monitor, observamos el esfuerzo fisiológico que realiza el paciente durante el tratamiento. La idea es compensar el esfuerzo fisiológico del paciente para que se sienta abrazado por la tecnología y así no la rechaza. Queremos mantener su bienestar a largo plazo y así lograr que los pacientes no se den por vencidos en los tratamientos de hemodiálisis”, explica Miguel Cadena.

Otra innovación en el nuevo proceso es la inclusión de tratamiento de datos por inteligencia artificial. Los patrones a descubrir estarán basados en un análisis del historial clínico de todo paciente. La idea es realizar mejora continua en la personalización del proceso para mejorar las condiciones fisiológicas pre y posdialíticas en las poblaciones típicas que se estarán atendiendo en esta primera clínica y por regiones en el país.

Problemas en el acceso al tratamiento de hemodiálisis

Los especialistas en salud han resaltado los beneficios de adoptar un estilo de vida saludable. Con el aumento en la incidencia de enfermedades crónico degenerativas como diabetes, obesidad e hipertensión, en un futuro también se incrementaría el número de personas que necesitarían tratamiento de hemodiálisis.

De acuerdo con Miguel Cadena, cerca de 0.2 por ciento de la población total la padecen en fase terminal, pero ocho por ciento ya presenta signos de las fases iniciales derivados principalmente de la diabetes tipo II e hipertensión crónica; ambas enfermedades generadas por la prevalencia de obesidad (31 por ciento) y sobrepeso (30 por ciento).

El problema es grave, califica el especialista, debido a que 50 por ciento de los pacientes con enfermedad renal en fase terminal fallece por falta de accesibilidad a los servicios de salud, principalmente porque implica gastos anuales de entre 350 a 400 mil pesos, con un promedio de tres sesiones semanales de hemodiálisis.

“Más de cien mil pacientes mueren año con año por la insuficiencia renal crónica terminal, pero en los siguientes habrá 120 y luego 150 mil fallecimientos, esto se debe a que hay más de ocho millones de pacientes con diabetes tipo II que pueden desarrollar insuficiencia renal del tipo crónico. El problema es que no hay el suficiente acceso para pacientes con insuficiencia renal en etapa terminal. Vemos que la hemodiálisis es una tecnología madura y, sin embargo, requiere mayor investigación para innovar y reducir costos de los tratamientos”, expresa Miguel Cadena Méndez.

renal28feb18 4De acuerdo con el doctor Ángel Fonseca, el precio de una hemodiálisis convencional es fluctuante, pues va de mil 500 a dos mil 500 pesos por cada sesión. A este golpe en el bolsillo no se incluye el uso de medicamentos, un elemento complementario del tratamiento tradicional que representa 25 por ciento adicional al gasto, por lo que una de las estrategias del grupo de investigación de la clínica es eliminar el uso de los medicamentos y reducir costos en el tratamiento.

Calidad de vida

En la actualidad, señalan los especialistas, no existe en México una clínica de investigación de este tipo, cuyo objetivo sea mejorar las técnicas ya existentes en el tratamiento de la hemodiafiltración en poblaciones heterogéneas. Así, desarrollar la evidencia en relación con costos de operación y su efectividad, para eventualmente trasladar este conocimiento a los sistemas de salud del país, incluyendo la motivación para la creación en cascada de nuevas clínicas, es la misión en una primera fase de la clínica de investigación.

Los especialistas de la Clínica de Investigación en Hemodiálisis de la UAM prevén que la aplicación conjunta de estas innovaciones logre un aumento en la calidad de vida de los pacientes paralelo a la calidad de vida que tienen los pacientes con trasplante renal.

“Hay pacientes que sufren en cada tratamiento, sienten que se desmayan y pierden el conocimiento, hay quienes sufren tanto que se suicidan: la tasa de mortalidad registrada por suicidios en Europa es muy alta; el paciente se da por vencido y termina su vida de forma negativa. Queremos que nuestros pacientes tengan una calidad de vida y sobrevida del orden de 10 o más años, equivalente a los años de vida que alcanza en promedio un paciente con trasplante renal”, expresa Miguel Cadena.

Actualmente se hacen más de tres mil trasplantes en nuestro país por año, asegura Cadena, por lo tanto, aún no representa el trasplante una solución inmediata para las grandes poblaciones con este padecimiento. “Contrariamente, nuestro proceso de hemodiafiltración sí puede significar una solución para contender con la tremenda ola de pacientes que se presentará durante los próximos años”, explica Miguel Cadena.

Por último, Andrés Morón Mendoza, ingeniero biomédico y presidente de la Fundación AMORN A. C. (Asociación Mexicana para la Obesidad, Riñón y Nutrición), donde actualmente se alberga la clínica de investigación dice: “Esperamos que la validación de los procesos médicos que aquí se implementarán puedan cambiar el rumbo de la atención de los pacientes, quienes también tendrán apoyo psicológico y financiero para mejorar sus vidas. Así, parte del proceso es reintegrarlos a la sociedad”, concluye.

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  • La inmunoterapia busca restaurar el sistema inmune de una persona, para que el propio organismo sea capaz de combatir la enfermedad.
  • Gracias a esto, podría surgir como un elemento que ayude a que el sistema inmunológico de los pacientes combata el cáncer al mismo tiempo que las quimioterapias.
  • También disminuiría la posibilidad de que el cáncer resurja y daría una sobrevida a los pacientes que hoy en día no se puede ofrecer.
  • Lograr que el sistema inmune de un paciente con cáncer se mantenga vigoroso y ayude en la batalla contra las células malignas sería su mayor logro.
  • Pero la inmunoterapia aún no es una opción de rutina en México, hace falta todavía una gran cantidad de estudios clínicos e impulsar y desarrollar líneas de investigación en cáncer que incluyan el abordaje con inmunoterapia.

Ciudad de México.- 8 de febrero de 2018.- (aguzados.com).- Entre 2002 y 2006, el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido midió el porcentaje de mujeres que sobrevivían después de ser diagnosticadas con cáncer de ovario. Los resultados mostraron que de cada 100 pacientes a las que se les detectaba la etapa más avanzada de la enfermedad, la etapa IV, solo cinco sobrevivían pasados cinco años del primer diagnóstico. Así que la opción que le dieron los médicos a Lu R al encontrar un tumor en etapa IV en uno de sus ovarios fue extraérselo mediante cirugía quirúrgica.

genoma8feb18-1Después de que le removieron el tumor, Lu R comenzó con quimioterapia. Tres tipos de fármacos diferentes le fueron administrados, pero a los siete meses el cáncer regresó.

Lu R no renunció al tratamiento, durante tres años aceptó distintos tipos de quimioterapia, pero el cáncer seguía creciendo y expandiéndose, lo decían las radiografías y la sangre de la paciente, en la que aumentaban los niveles de una molécula denominada CA125, una proteína que se encuentra en grandes cantidades en las células del cáncer de ovario.

Al ver que el cáncer no respondía a los fármacos, los médicos recomendaron detener la quimioterapia y ofrecieron a Lu R tratamientos paliativos y seguir monitoreando la progresión del cáncer. Pero algo inesperado sucedió, meses después de abandonar la quimioterapia, los niveles en sangre de la molécula CA125 de Lu R disminuyeron.

Los médicos siguieron monitoreando a Lu R, pero dos años después de monitorear cuatro diferentes metástasis en la paciente: en el hígado, el bazo, la vagina y la parte superior derecha del abdomen, observaron que los tumores de la vagina y el bazo estaban creciendo, lo extraño era que el tumor del hígado y el del abdomen estaban disminuyendo de tamaño en ausencia de tratamiento.

Los nuevos tumores provocaban a Lu R dolores abdominales y los médicos sugirieron extirparlos. Además, Lu R dio permiso a los médicos para que los tumores pudieran ser estudiados para averiguar por qué dos de ellos crecían, mientras los otros dos se volvían más pequeños.

Los médicos analizaron el genoma de cada uno de los tumores y enviaron los datos a la Universidad de Cambridge, donde el estudiante mexicano Alejandro Jiménez Sánchez cursaba su doctorado.

Las diferencias entre tumores

genoma8feb18-2Alejandro Jiménez, originario de Tlalnepantla, Estado de México, estudió la licenciatura en investigación biomédica básica en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y su interés en bioinformática lo había llevado a hacer una maestría en el Reino Unido. Todavía como estudiante de maestría fue aceptado en la Universidad de Cambridge, así fue como inició el análisis computacional de la información genética y molecular de las muestras de los tumores de Lu R, para investigar por qué, en la misma paciente y en ausencia de tratamiento, unos tumores crecían, mientras otros reducían su tamaño.

“Lo primero que pensamos es que las células de los tumores que estaban creciendo tenían mutaciones diferentes de las de los tumores que no estaban creciendo. Pero no encontramos distintas mutaciones que pudieran explicar la dicotomía de los tumores de la paciente. Después pensamos que aunque fueran las mismas mutaciones, estas pudieran estar repartidas en diferentes proporciones dentro del tumor, tal vez los tumores que estaban desapareciendo tenían una mutación distribuida en un mayor número de sus células (mutación clonal) que los tumores que estaban creciendo, o viceversa, pero tampoco observamos diferencias claras respecto a las mutaciones en los tumores”, explica Alejandro Jiménez.

Pero si la respuesta no estaba en el genoma de las células con cáncer, podía estar en su expresión genética, es decir, en la forma que tienen las células de leer el genoma.

La punta de la madeja

genoma8feb18-3Con la hipótesis de que las células de los tumores que estaban creciendo eran resistentes a la quimioterapia, Alejandro Jiménez buscó si había genes asociados a la resistencia que se estuvieran expresando en los tumores que crecían. No encontró nada o, más bien, casi nada.

Uno de los grupos de genes analizados fue el grupo de transportadores ABC. Estos transportadores son un conjunto de moléculas que se encuentran en las membranas de las células y se encargan de expulsar las sustancias del interior al exterior de las células.

Esta capacidad de expulsar sustancias de su interior es muy conveniente para las células cancerosas, pues gracias a los transportadores ABC logran sacar los fármacos de su interior.

Alejandro Jiménez no encontró diferencias en la expresión de más de 40 genes de transportadores ABC, pero hubo uno que sí resultó distinto, un gen denominado TAP1, que estaba sobreexpresado en los tumores de hígado y abdomen, es decir, las células estaban leyendo con mayor frecuencia este gen en los tumores que estaban disminuyendo de tamaño.

“Lo que nos llamó la atención es que esa era la única molécula, dentro del grupo que analizamos, que está asociada al sistema inmune”.

Era posible que el sistema de defensas de Lu R fuera el que en realidad estuviera haciendo disminuir los tumores cancerosos.

Un ejército propio

Para comenzar a destejer la madeja, Alejandro Jiménez y su asesor Martin Miller decidieron analizar las vías de señalización en los diferentes tumores, es decir, las moléculas mediante las cuales la célula da indicaciones a sus organelos para cumplir una función como la multiplicación celular, la comunicación entre células, la muerte celular o alguna otra.

Lo que encontraron los investigadores fue que en los tumores que estaban disminuyendo de tamaño se expresaban más las vías de señalización asociadas con la activación del sistema inmune. En cambio, en los tumores que crecían había una mayor expresión de vías de señalización que indicaban que las células cancerosas se multiplicaban sin control, como es de esperarse en un proceso canceroso.

Fue entonces cuando Alejandro Jiménez y su asesor tuvieron más seguridad de que el sistema inmune podía ser el elemento que era diferente en los tumores que crecían y en los que disminuían.

Análisis computacional

genoma8feb18-4Alejandro Sánchez se especializa en el análisis de datos biológicos mediante sistemas computacionales, así que no dudó en utilizar modelos y algoritmos para continuar estudiando las características del sistema inmune de los tumores extirpados a Lu R.

Lo que hizo fue predecir qué tipo de células del sistema inmune se encontraban en los tumores, basando su análisis en las moléculas de expresión que tenían las muestras. Los resultados le indicaron que las células que principalmente se habían infiltrado en los tumores eran linfocitos T, un tipo de célula del sistema inmune que puede diferenciar las células propias de las ajenas y ayuda a combatir el ente extraño.

Para validar este resultado, en colaboración con la doctora Alexandra Snyder, en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center en Nueva York, se realizó un estudio de inmunofluorescencia, que ilumina de un color fluorescente las células que se elijan, y encontraron que los tumores que se estaban empequeñeciendo tenían mayor cantidad de linfocitos infiltrados, validando el resultado computacional previo.

La siguiente pregunta para responder era por qué en el hígado y en el abdomen los linfocitos sí estaban reconociendo el cáncer como una amenaza, y en el tumor de ovario, en el de vagina y en el de bazo, no.

Señales de ayuda

Un linfocito puede reconocer células extrañas, como bacterias o parásitos, porque detecta en ellos una molécula que le es extraña. A estas moléculas se les denomina antígenos, pueden estar en la superficie de los elementos invasores y algunos hacen reaccionar el sistema inmune de una forma más agresiva que otros.

genoma8feb18-5Pero las células humanas también pueden presentar antígenos a los linfocitos. Por ejemplo, en el caso de que un parásito, virus o bacteria haya penetrado en el interior de una célula, la célula puede tomar la sección de una proteína, anclarla a un complejo que se encuentra en la superficie de su membrana y así esperar a que un linfocito la detecte y “avisarle” que algo no anda bien con ella. En caso de que el linfocito sí la detecte, puede ser que comience una respuesta inflamatoria y el sistema inmune elimine la célula que tiene el problema.

El complejo mediante el cual las células presentan un antígeno se llama HLA (siglas en inglés para antígenos leucocitarios humanos) y Alejandro Jiménez sospechaba que en los tumores que estaban empequeñeciendo, las células presentaban mediante el complejo HLA antígenos que avisaban al sistema inmune de la presencia del cáncer, así los linfocitos podían atacar las células dañadas. También sospechaba que en los tumores que seguían creciendo, las células no avisaban mediante el complejo HLA y los linfocitos no estaban reconociendo las células cancerosas como una amenaza.

Al hacer un análisis de expresión de genes, encontró que así era, los tumores de hígado y abdomen presentaban muchas más moléculas de expresión para HLA. Y mediante un algoritmo computacional predijo que los antígenos que podrían presentar estos órganos podían hacer reaccionar al sistema inmune de una forma más agresiva.

En términos generales, Alejandro Jiménez pudo observar y analizar cómo diferentes regiones del cuerpo tienen distintos microambientes inmunológicos, y el sistema inmune de Lu R actuaba de forma diferente en cada uno de sus tumores, cosa que se sospechaba pero no se había documentado nunca antes.

El trabajo realizado por Alejandro Jiménez y su equipo de trabajo fue aceptado para su publicación en la revista científica Cell, con el nombre de Heterogeneous Tumor-Immune Microenvironments among Differentially Growing Metastases in an Ovarian Cancer Patient.

Mutaciones que alertan

Cuando surge el cáncer, el sistema de defensas del cuerpo no puede reconocer y atacar las células malignas porque son descendientes de células propias, pero conforme el cáncer va acumulando más y más mutaciones, comienza a generar antígenos que alertan al sistema inmune. En ese momento, el sistema inmune comienza a atacar las células del tumor que reconoce como extrañas, pero no ataca las células cancerosas que no presentan mutaciones de alerta.

Esto ocasiona que mueran unas células del tumor pero sobrevivan otras: las que no han alertado a las defensas del organismo. Estas últimas son las que pueden volver a hacer crecer el tumor, ocasionando que el paciente recaiga.

Fortalecer el ejército propio

genoma8feb18-6Lu R había recibido diferentes tipos de quimioterapias y su tumor no había respondido. Después, en ausencia de tratamiento, cada una de sus metástasis desarrolló un microambiente diferente y su sistema inmune respondió también de manera distinta ante cada uno de ellos. Es complejo predecir cómo responderán los tumores a un tratamiento, incluso si provienen de la misma persona.

“Este es un ejemplo muy claro de lo difícil que es decidir si se le da o no terapia a un paciente, o decidir qué terapia se le da. Nos muestra lo mucho que tenemos que continuar investigando para llegar a ese punto”, opina Alejandro Jiménez.

Pero el caso de Lu R también evidencia las ventajas que puede traer la inmunoterapia a la lucha contra el cáncer. Esta terapia busca restaurar o intensificar el sistema inmune de una persona, para que el propio organismo sea capaz de combatir la enfermedad. Gracias a esto, la inmunoterapia podría surgir como un elemento que ayude a que el sistema inmunológico de los pacientes combata el cáncer al mismo tiempo que las quimioterapias.

Lograr que el sistema inmune de una paciente con cáncer se mantenga vigoroso y ayude en la batalla contra las células malignas sería el mayor logro de la inmunoterapia. La inmunoterapia podría sustituir terapias tradicionales como la quimioterapia (como sucede actualmente en melanoma) o, en su defecto, podría permitir que la quimioterapia y otros fármacos aumenten su efectividad y, por lo tanto, se pudieran emplear dosis menores y reducir los efectos secundarios de los medicamentos.

También disminuiría la posibilidad de que el cáncer resurja y daría una sobrevida a las pacientes que hoy en día no se puede ofrecer, comenta la doctora Dolores Gallardo Rincón, investigadora del Instituto Nacional de Cancerología (Incan) y responsable del Programa Cáncer de Ovario.

La inmunoterapia

La inmunoterapia puede dirigirse a dos objetivos generales: estimular el sistema inmune o inhabilitar las señales que producen las células cancerosas y que evitan que el sistema de defensa del cuerpo actúe. Como explican los investigadores Sarah Adams y Fabian Benencia en su artículo publicado en la revista Future Medicine, los avances en esta terapia se han dado mediante cuatro aproximaciones: vacunas, terapia con células inmunitarias, sustancias moduladoras y sustancias modificadoras de la respuesta inmune.

genoma8feb18-7A diferencia de las vacunas convencionales, las vacunas contra el cáncer tienen como objetivo combatir un tumor ya existente. Se producen a partir de células o sustancias que se extraen del propio tumor y tienen como objetivo ayudar al sistema inmune a que reconozca el cáncer y lo combata. Según el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, la primera vacuna aprobada por el país para el tratamiento del cáncer fue la vacuna Provenge, también llamada sipuleucel-T y APC8015.

El medicamento se elabora con las células del sistema inmunitario de una persona con cáncer de próstata, que se modifican y se reinyectan para lograr que estimulen otras células para combatir el tumor prostático.

El problema con las vacunas es que su elaboración debe ser individual, lo cual requiere una gran cantidad de tiempo y recursos.

La terapia con células inmunitarias se basa en el supuesto de que los pacientes no tienen la capacidad de producir la cantidad necesaria de células que lo defiendan de la enfermedad. Por tanto, el procedimiento consiste en extraer los linfocitos que se han infiltrado y están combatiendo en el tumor para luego reproducirlos en el laboratorio y activarlos mediante diferentes sustancias. Una vez multiplicados, se vuelven a inyectar al paciente.

Otra variante de esta técnica incluye la modificación genética de los linfocitos, para que en la superficie de su membrana expresen una molécula que pueda adherirse al tumor y avise a otras células que es necesario atacarlo.

Las terapias con sustancias moduladoras buscan utilizar proteínas para bloquear la actividad de ciertas moléculas en el tumor que le permiten camuflarse y evadir el sistema inmune. Al inhibir la actividad de estas moléculas, el cuerpo puede comenzar a luchar contra el tumor. El primer medicamento aprobado en Estados Unidos que utilizó esta estrategia fue el ipilimumab o Yervoy, que utiliza un anticuerpo creado en laboratorio para tratar el cáncer de piel.

Por último, las sustancias modificadoras de la respuesta inmune utilizan unas proteínas llamadas citoquinas que estimulan las células del sistema inmune para madurar y reproducirse.

Y aunque la inmunoterapia enfrenta varios retos para su implementación en la clínica, principalmente porque el tamaño y la localización de los tumores, así como el tipo de mutaciones y moléculas que los distinguen son muy heterogéneos; porque las células tumorales tienen la capacidad de desarrollar mecanismos para escapar del sistema inmunológico; y porque las respuestas de defensa de cada individuo son diferentes, los investigadores consideran que llevar los tratamientos inmunológicos a la clínica aumentará la supervivencia de los pacientes y mejorará su calidad de vida.

La inmunoterapia en México

Pero la inmunoterapia aún no es una opción de rutina en México, hace falta todavía una gran cantidad de estudios clínicos y de cambiar la forma en que los oncólogos tratan a las pacientes con cáncer de ovario, explica Dolores Gallardo, por ejemplo, no es común que al detectar a una paciente con cáncer de ovario se le hagan estudios para ver cómo se encuentra su sistema inmunológico.

La inmunoterapia podría ayudar a una paciente recién diagnosticada, con un sistema inmune desgastado, a restablecer su respuesta inmunológica y prepararla para recibir mejor la quimioterapia; o a una paciente que ya recayó, mantener su sistema inmune activo podría permitirle controlar las células madre cancerígenas que hayan podido sobrevivir y así evitar que se expresen, detalla la investigadora del Incan.

“Se necesita dar un gran impulso y desarrollar estas líneas de investigación en cáncer que incluyan el abordaje con inmunoterapia, de otra suerte seguiremos estacionados con los resultados que ya conocemos”.

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