- Mientras que unos se preparan para vivir estos días su fervor religioso otros se van a la disipación mundana
Alfonso Morales Castorena
Aguascalientes, Ags., 31 de marzo de 2015.- (aguzados.com).- El Martes Santo continúan las celebraciones de la Semana Santa cristiana, que conforme van acercándose los días principales de culto y de mayor jerarquía en la iglesia católico, de una relevancia sobresaliente en su mundo y los de mayor significado para todo creyente (jueves y viernes), como son la Pasión y Muerte de Jesús de Nazareth, a medida de su proximidad, se forman en la reflexión, la meditación y el recogimiento espiritual, los diversos pasajes de esas fechas memorables para unos y de tragedia, llanto y dolor para otros.
En estos días previos al jueves y viernes santos, la iglesia llama e invita a sus fieles, como si se tratara de una última llamada en la vida terrenal de sus fieles, a acercarnos al sacramento de la confesión con el fin de estar preparados para vivir la Vigilia Pascual y el gran acontecimiento de la Pascua, que es la resurrección del Señor y cuyo significado manifiesta su triunfo sobre la muerte, como Él mismo lo anunciara a sus discípulos.
Pero para ello el cristiano debe estar en gracia de Dios para participar con toda la Iglesia del gran banquete de la Eucaristía en la misa más importante del año, que es el paso de la muerte a la vida, de ahí proviene la palabra Pascua, de acuerdo a los eruditos en el tema.
Pascua quiere decir, señalan, “paso” o “pasar”, celebrar la Pascua no es solo recordar la Pascua de Jesús, sino decidir si queremos o no que haya un paso salvador del Señor por nuestras vidas, como se ha quedado plasmado en las festividades del fin de la cuaresma.
En el evangelio del Martes Santo, ya Jesús anticipa a sus discípulos la traición de Judas Iscariote y las negaciones de Pedro, que en tres ocasiones afirmó no conocer al Mesías con la finalidad de no ser apresado y llevado a juicio, como lo narra San Juan en su texto bíblico, que de acuerdo a la iglesia, dice:
En aquel tiempo Jesús dijo “os aseguro que uno de vosotros me va a entregar. Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber por quién lo decía. Uno de ellos, el que Jesús tanto amaba, estaba reclinado a la mesa junto a su pecho. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía. Entonces él, apoyándose en el peso de Jesús, le preguntó:
¿Señor quién es?
Y Jesús le contestó: Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado. Y untando el pan se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote. Detrás del pan, entró en él Satanás y entonces Jesús le dijo: Lo que tienes que hacer, hazlo enseguida.
Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba la bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres. Judas después de tomar el pan, salió inmediatamente. Era de noche y cuando salió, Jesús dijo:
Ahora es glorificado el Hijo del hombre y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo, pronto lo glorificará.
Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Me buscareis, pero lo que dije a los judíos os lo digo ahora a vosotros. A donde yo voy, vosotros no podéis ir.
Simón Pedro le dijo: ¿Señor a dónde vas? Y Jesús le respondió: A donde yo voy no me puedes acompañar ahora, me acompañarás más tarde. Pedro replicó: Señor ¿por qué no puedo acompañarte ahora? Daré mi vida por ti.
Jesús le contestó: ¿Con que darás tu vida por mí? Te aseguró que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces.
Bajo esa referencia y en opinión de los historiadores religiosos, aun cuando no concuerdan en sus apreciaciones y precisiones, la liturgia cristiana conmemora este día Martes Santo, la traición de Judas y en el papel de éste se centran las reflexiones del Evangelio que se lee en las ceremonias de los católicos, se da lectura al pasaje de las Negaciones de San Pedro, y la Pasión según San Marcos.
Pero otros estudiosos del tema, aseguran de acuerdo a sus investigaciones, que la traición del ambicioso apóstol ocurrió entre las dos o tres de la mañana del viernes, cuando Jesús daba por concluida la oración del huerto, ya preparándose para enfrentar su cruel destino, sin que tal argumento haya sido autentificado por la iglesia católica hasta la fecha.
Esto es en cuanto a la celebración religiosa en sí. Es el día en el que se exalta la imagen de la cruz y por ello muchas de las procesiones que se realizan en este día salen a las calles portando grandes Cristos crucificados.
Son días previos, a los días grandes, a los que se festejan con más fervor, así pues el Martes Santo es uno de los escogidos para las procesiones, que actualmente esa costumbre está en desuso y solo se realiza la llamada procesión del silencio el Viernes Santo.
Para entonces y ya desde los cambios en las liturgias que datan del siglo pasado, la mercadotecnia moderna combinó la religión con sus intereses económicos y convirtió las celebraciones cristianas en temporada de asueto discrecional, que en opinión de los conservadores y sacerdotes de viejo cuño, tradicionalistas en el culto cristiano “pareciera que durante los tres últimos días de la Semana Santa de cada año, revivieran las sacrílegas, abyectas y paganas ciudades de Gomorra y Sodoma”, pese a que tal comparación nada tiene que ver en la actualidad, simplemente es la mercantilización de la fe, afirman los más enterados.
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