Miércoles, 16 Abril 2025
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PÉRDIDA DE ESFÍNTERES DE ESTADO

 

 

  • Padecemos populismo lingüístico… Lo han sustituido por intolerancia y arrogancia

 

Ignacio Ruelas Olvera

 

Aguascalientes, Ags, 15 de abril de 2025.- (aguzados.com).- Vivimos la era del conocimiento, con ello la acción estelar de lógica, modelos matemáticos, teoría de juegos. Hay pues una atmosfera que señala límites de la información y su manera de comunicarla.

La epistemología crea su propia cartografía en los tejidos de las ciencias, estadística, probabilidad, demoscopía…, ciencias de la toma de decisiones informadas.

Una ruta de desinformación han sido las encuestas político-electorales, las mediciones generalmente reportan mayúsculos errores que devienen de la filosofía popular, “el que paga manda”. “El desconocimiento de datos son el encubrimiento de errores inherentes” … Knowledge and its Limits, Timothy Williamson, Oxford University Press 2002 (en línea), en su epistemología formal utiliza la lógica modal para explorar cómo funcionan estos márgenes y cómo afectan nuestra comprensión del conocimiento y la justificación.

En la contienda política les importa un bledo los datos de la realidad, los márgenes de error amplios y sugeridos son propagandísticos. Una de las falacias es señalar que reconocimiento es sinónimo de intención.

La ausencia de una epistemología formal en el discurso del poder político es causa de que no conmueve de manera seria, solivianta las emociones con indefiniciones que fincan su creencia en una izquierda obsoleta, sin justificación de sus enunciados, con un lenguaje empobrecido que cancela la certeza.

La falta de modelos formales deja fuera posibilidad y necesidad, muestra sus inconsistencias, incoherencias, además errores. Ahora con la Inteligencia Artificial, IA, la supremacía de la economía y las decisiones muestran su decadencia en el razonamiento lógico. Así, nulas razones para decidir cómo actuar el Estado.

El discurso político muestra narcisismo y cansancio, dejan la adquisición, representación y evaluación del conocimiento en modo perdido. Parece que ignoran que la epistemología formal ayuda a diseñar sistemas que representan información de manera estructurada y lógica, permitiendo que las máquinas procesen datos de forma eficiente y coherente. La sustituyen por la tómbola. Necrosan las decisiones autónomas, no permiten algoritmos que evalúan la calidad y relevancia de la información, mejorando la capacidad de los sistemas de IA para tomar decisiones informadas, válidas y justificadas. Las cancelaciones de instituciones de transparencia y rendición de cuentas son muestra objetiva que no hay intenciones de responsabilidades públicas. La sustituyen por “el poder no se comparte” y lo tiene una sola voz, el poder ejecutivo, nadie más.

La narrativa política mexicana enfrenta desafíos profundos.

El epistémico, nadie puede negar la manipulación de la información, construcción de verdades parciales que dificultan el acceso a un conocimiento objetivo.

El discurso de la primera minoría anticipa intereses partidistas sobre la transparencia y la evidencia. Su turbio lenguaje populista siempre desvía la atención nacional de los problemas reales para concentrar al pueblo en atención de nimiedades mediáticas que dividen y en colera a unos contra otros. Amén de inocular desinformación y polarización social.

Sobre todo, carencia de coherencia, que delata la incredibilidad en sus argumentos. Lo más lamentable son las contradicciones en políticas públicas y promesas electorales que no se alinean con la realidad. Lo sustituyen por una némesis política.

El resultado es la falta de calidad en el debate político, la falla de capacidad de la sociedad para tomar decisiones informadas y construir un futuro justo. Las fallas comunicativas en la narrativa política mexicana son un reflejo de problemas estructurales y estratégicos, interpretados de varias maneras, la dificulta en su claridad, lo que termina en una confusión ciudadana.

Padecemos populismo lingüístico, prueba: uso excesivo de frases emotivas y simplistas que conectan emocionalmente con el público, con carencia de sustancia y profundidad, como “pueblo, bienestar, nosotros…” Lo han sustituido por intolerancia y arrogancia.

La sociedad vive un alejamiento con la realidad, la primera minoría gobernante no reflejan verdaderas necesidades y preocupaciones del “pueblo bueno y sabio”, lo que ha creado desconfianza y apatía.

Las contradicciones entre lo que se dice y lo que se hace erosionan la credibilidad en los líderes y las instituciones. La prueba irrefutable es la limitada atmosfera de un diálogo constructivo y soluciones efectivas.

Lo han sustituido por el chocolate del bienestar, agua embotellada del bienestar, gas del bienestar…, palabra compuesta por el sustantivo bien, del latín “bene”, y el verbo estar, “stare”, bienestar, estado en el que una sociedad se encuentra en una condición favorable y estable, con satisfacción de sus necesidades, lo han llevado a la promesa de un desarrollo personal, salud física, mental y calidad de vida, sin embargo, con una enorme problemática social como la violencia…

En el siglo XXI el crecimiento exponencial de la población no le puede dejar todo al Estado, le toca SER regulador, coordinador, mediador, equilibrio de la normatividad…

Han sustituido la acción de Estado por una narrativa de la transformación que poco a poco ha convertido al pueblo laborioso, disruptivo, sensible, culto, emprendedor…, en pasivos entes sociales en espera del bienestar presupuestal que agota la hacienda pública cada segundo.

 

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