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Vale al Paraíso / Crónica de una derrota anunciada (I/II)

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Mario Granados Roldán

Aguascalientes, Ags, 24 de junio 2015.- (aguzados.com).- Tal y como lo anticipe el miércoles 11 de marzo, el PAN derrotó al PRI por marcador de 2 a 1; y estuvo a 0.41%, en el Distrito I, de llevarse el 3 a 0, lo que en el béisbol hubiera significado la penosa blanqueada.

Los resultados de 2015 confirman la supremacía panista en los encuentros electorales para diputados federales en Aguascalientes, partir de 1997 que cuenta con tres distritos. De las últimas 21 elecciones, el azul ha ganado 15 y el rojos 6. En algunos años (2000 y 2006) hasta zapato le ha puesto el albiceleste a su odiado rival tricolor.

El pasado miércoles 3 de junio, a días del domingo de elecciones, señalé que no veía catalizadores —candidatos atractivos, campañas exitosas, propuestas decorosas, operadores políticos modernos y dirigencia estatal profesional—, que pudieran cambiar la tendencia histórica. Y así ocurrió.

Pero además, los márgenes porcentuales se ampliaron a favor del PAN de la penúltima elección federal (2012) a la última (2015), al pasar de 0.14% a 0.42% en el Distrito II y de 7.62% a 8.36% en el Distrito III. En el Distrito I el PRI triunfó por apenas 436 votos y la disminución de sufragios fue alarmante: 5.24%, al transitar de 5.65% a sólo 0.41%.

En la suma total de votos en la entidad, el PAN aventajó al PRI por 8.307 sufragios, que representó el 2.58%, con una participación ciudadana de 37.12, muy inferior a la media nacional de 47.72. La alternancia no fue tema. Tampoco la catafixia. Los dos principales partidos conservaron sus respectivas parcelas.

Destaca la participación de los anulistas en el municipio de Aguascalientes: el Distrito III se situó en el primer lugar con 8.0%, seguido por Distrito II con 7.36%; el Distrito I ocupó el último lugar con 5.17%. Esta fuerza política, sin cuantiosos recursos entregados por el vapulado contribuyente, se llevó a sus alforjas el 6.82, porcentaje estatal superior a los registrados individualmente por el PVEM, PT, MC, Morena, Humanista, Encuentro Social y candidatos no registrados.

La diputada prianista Lourdes Dávila Castañeda, secretaria general del tricolor, al refutar el comentario radiofónico de Otto Granados, afirmó con vehemencia que el PRI ganaría en Aguascalientes los tres distritos. Hasta encuestas tenía, dijo en marzo de este año, aunque no las mostró. Vale al Paraíso recordar.

La política electoral obliga a construir victorias desde las primarias, desde los procesos internos. El triunfo en las urnas da héroes, en la derrota da villanos.

En el Distrito I Gregorio Zamarripa Delgado sorprendió a propios y extraños. O por lo menos a mí. Vencer al ex gobernador de Aguascalientes, Luis Armando Reynoso Femat, en la persona de su hijo político, Gerardo Salas Díaz; sobreponerse a los supuestos problemas familiares y a la campaña negra derivada de estos infortunios; aguantar vara cuando se quemó, o le quemaron, su palapa en Jesús María, Aguascalientes; y enderezar el camino de una campaña iniciada sin la elemental brújula, le permitió levantar la cosecha del mejor (y único) fruto para el PRI.

Además de la falta de compromiso del candidato Salas Díaz y de la muy disminuida capacidad de LARF en la operación política al interior del estado, Goyito le debe el triunfo a varios alcaldes de su propia formación, o a los de otros partidos, que abonaron a la causa por acción u omisión, empezando por la alcaldesa priista de San Pancho de las Carnitas, Margarita Gallegos Soto, que aplastó al PAN (42.13% contra 16.89%), a los alcaldes tricolores de Cosio y  Tepezalá, al del PT en El Llano, y al del PANAL en Pabellón de Arteaga, donde Nueva Alianza cayó al cuarto lugar de la tabla en ese municipio.

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El alcalde Toño Arámbula López, de Jesús María, sacó a relucir la disciplina, también la institucionalidad. Sanó la herida causada por la derrota en el proceso interno panista, donde LARF le desplumó a su gallo de oro, Ponchito Jurado, y ganó ampliamente en su municipalidad: 40.42% contra 28.61% del PRI. Todavía se recuerda aquella comida, en el Chaplin, de LARF, Arámbula, Jurado y Gerardo Salas Díaz, para negociar la candidatura de este último. La reunión estuvo rociada por buenos vinos y relucientes argumentos a favor de ambos suspirantes. Al final se impuso el ex gobernador Reynoso.

Goyito Zamarripa Delgado, con la diputación federal ganada a ley, se convierte en aspirante a la gubernatura de Aguascalientes por el PRI. Además del firme color y blanca sonrisa, destaca en su físico la “V” de la victoria. Permanece invicto en las tres guerras que ha participado de 2007 a 2015. Debe considerarse como un mortal insecticida para los candidatos del PAN: en 2007 le ganó a Oscar Ernesto Rodríguez Martínez, la Presidencia Municipal de Jesús María; en 2010 a J. Guadalupe Valtierra Pérez, la diputación local del Distrito VII, y en 2015 a Gerardo Salas Díaz la diputación federal del Distrito II.

Y por si fuera poco, es hijo político de Roberto Padilla Domínguez, secretario técnico del gabinete presidencial. El funcionario de alto rango despacha en Los Pinos. Le reporta directamente a su jefe inmediato, Aurelio Nuño, jefe de la Oficina de la Presidencia de la República.

El reactor principal que impulsó la candidatura del jesusmariense fue Padilla Domínguez, quien antes fungió como secretario particular adjunto del entonces gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto.

Con las tres victorias a cuestas, la evidente competitividad y las cartas credenciales de su papá político, Zamarripa Delgado no necesita de destapes restauranteros o tanques de oxigeno mediático. Su precandidatura es tan natural como el agua del río. Que gane la cuarta batalla constitucional es otro asunto a revisar con detenimiento.

En el Distrito III, uno de los más panistas del país, Jorge López Martín se alzó con holgada victoria. Para el priista José de Jesús Ríos Alba es su segunda derrota consecutiva. En 2013 fue coordinador general de la campaña del malogrado candidato a alcalde capitalino Paco Chávez Rangel.

Lo que la naturaleza no da, la política no presta para el alto rendimiento del pediatra Ríos Alba.

Porque alguien debe de escribirlo: Yo tuve un padre a toda madre. Don Claudio me todo en abundancia, empezando por su amor, ejemplo y dedicación.

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 Familia Granados Roldán

 

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