Andrés Waldraff
Aguascalientes, Ags, 26 agosto 2015.- (aguzados.com).- Las malas noticias sobre seguridad informática no cesan. El capítulo de esta semana incluye suicidios, familias rotas y chistes por doquier. Todo gracias al robo de los datos personales de los usuarios de Ashley Madison, un sitio especializado en formar relaciones adúlteras. Pero este escándalo es apenas uno de los tantos casos de hackeo que vemos día a día.
La realidad que tenemos que aceptar es que la seguridad completa no existe. Y la tecnología no garantiza nada. Inicialmente porque el código nunca llega a la perfección, razón por la cual cualquier dispositivo o programa siempre tendrá alguna vulnerabilidad. Y también por el factor de la vulnerabilidad humana. Las personas siempre podemos ser engañadas o manipuladas mediante ingeniería social. El resultado es que no hay nada 100% seguro, mucho menos en tecnología.
Pero valga también aclarar que el panorama no es apocalíptico tampoco. Hay muchas formas de minimizar el impacto de las vulnerabilidades. Dicen los expertos que el mayor problema de seguridad ocurre en la interfaz entre la tecnología y el usuario. Para ponerlo en términos simples, el mayor problema son los passwords y claves o la manera como se identifica un usuario. Así que hay muchos innovadores trabajando en nuevas formas de identificación.
En la actualidad, el mayor foco de interés está en la biometría. Biometría se refiere a usar ciertas características humanas únicas, que permiten identificar a un individuo con un alto nivel de certeza. El factor biométrico más conocido son las huellas digitales. Pero hay otros, incluso más precisos que le huella, como el reconocimiento facial o auditivo, las huellas ópticas o el ADN.
La adopción de la biometría tiene barreras naturales. La primera ha sido el costo de la tecnología requerida para capturar los datos biométricos. Hablo específicamente de los sensores necesarios para capturar los datos. Pero ese es un problema que se ha ido solucionando en la medida en que cada vez más usuarios tienen acceso a la tecnología.
La segunda, y posiblemente la mayor barrera, es el costo de capturar y guardar los datos biométricos. ¿Cómo lograr que las personas registren sus datos biométricos y los usen? Ya Apple y otros fabricantes, nos han mostrado como podría funcionar un sistema de estas características con casos como el Touch ID. La gran pregunta entonces es: ¿cuándo vamos a tener esta tecnología funcionando de manera universal?
Pienso que no estamos muy lejos. La dependencia inicial de los sensores está siendo derribada rápidamente por los dispositivos móviles y vestibles. En la medida en que esa información exista y sea utilizada, más y más aplicaciones que lo exploten irán apareciendo. El factor motivador de uso será la diferenciación de la propuesta de valor, por medio de la seguridad percibida por los usuarios.
El freno podría ser la discusión más profunda acerca de privacidad y uso de la información biométrica. Es claro que las personas prefieren el anonimato. Pero el anonimato es justamente lo que nos ha creado todos estos problemas en primera instancia. Necesitamos encontrar un equilibrio que solo se puede dar si las personas están dispuestas a administrar sus datos correctamente y las empresas están dispuestas a tratar los datos de manera honesta, ética y responsable.
Publicado originalmente en
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