Pangnirtung, Canadá, 23 de diciembre 2015.- (aguzados.com).- Está a punto de acabarse el año, pero el 2015 aún tiene que pegar algún que otro petardazo, al menos en lo que a arte se refiere.
El fotógrafo canadiense Michael Davies trabaja en la comunidad de Pangnirtung, en la parte norte de Canadá, justo a 20kms al sur de donde comienza el Círculo Polar Ártico.
Imaginemos la estampa: abrigado hasta las cejas porque estamos hablando de temperaturas de hasta -40ºC. ¡Sí, 40 grados bajo cero!
Barajando esos números, está claro que ahí fuera todo es hielo, y si no lo es, lo será en un abrir y cerrar de ojos.
Pensando en esto, el fotógrafo reclutó a su amigo Markus y los dos hicieron un curioso experimento visual: lanzar a ese aire gélido un poco de té caliente. El resultado es increíble. El líquido se convierte en sólido nada más tocar la atmósfera, y el hielo deja su rastro dibujado en el aire.
Un espectáculo visual impagable que el fotógrafo ha podido captar en el momento preciso, como si el tiempo parase de golpe.
Pero detrás de un momento así, hay una planificación minuciosa, no es pura casualidad: fueron en coche hasta las montañas para buscar el punto más frío y con más luz, esperaron a que el viento se calmase, a que se pusiera el sol para que se incluyera en el medio, justo en el hueco que deja el rastro de hielo en el aire, etcétera.
Toda una obra de ingeniería (e ingenio) que nos recuerda que del frío salen auténticas maravillas.
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