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ESPECTÁCULO SIN DIÁLOGO

 

 

  • Sus impurezas ideológicas penalizan la libertad, ya no hay presunción de inocencia, en su lugar se erigió la subordinación de mayorías inventadas desde interpretaciones bribonas de la Constitución

 

Ignacio Ruelas Olvera

 

Aguascalientes Ags, 18 de febrero de 2025.- (aguzados.com).- La política es consustancial al diálogo, no es espectáculo, su abrupta cancelación es una preocupación por el sentido de la política y el futuro de la sociedad.

Décadas fueron necesarias para construir un edificio que hospedara el procedimiento electoral, con excelentes resultados, es el caso que la comunidad democrática internacional puso sus ojos en México para abrevar de ese diálogo que logró reglas del juego por etapas, producto de un diálogo político, jurídico, de Estado, para decirlo en pocas palabras.

La conversación es una disciplina que aprendemos en el aula y en la calle, de ella depende el conocimiento de la “Otredad” y la manera de transitar y transformar las culturas.

Gobernantes y líderes son secuestrados por la “posverdad” que rompe con los “interlocutores válidos”, para imponer predicados de “solo mis chicharrones truenan”, su YO siempre AGREDE en su enunciado, mientras el TÚ nunca tendrá la razón.

No admiten el diálogo, por insolencia, por desfachatez de poder. Lo cancelan porque la verdad es lo que menos les importa. La narrativa de esta auto llamada izquierda presume superioridad científica, experiencia en la lucha de clases que los textos de marxismo, mal leídos, les dio en movimientos estudiantiles y sindicatos académicos, según ellos, sus capacidades epistémicas les otorgan una toga despótica, pero cuentan con una anémica ética intelectual, prueba: su público desprecio por la evidencia.

Sus impurezas ideológicas penalizan la libertad, ya no hay presunción de inocencia, en su lugar se erigió la subordinación de mayorías inventadas desde interpretaciones bribonas de la Constitución.

El pueblo, según ellos, legitimó una nueva política que por vía de las emociones capturaron primero a los más débiles, ese “pueblo bueno” les otorgó un cheque en blanco, lo cual es falso, el electorado asignó minorías para dialogar por el bien de la Nación.

No les dio derecho a basurear con denuedo a la clase media, que no han podido desvanecer. Tenemos una política en el que nadie se atreve a dialogar.

Las oposiciones siguen equivocadas, solo discuten sus prebendas, sus franquicias, con votaciones miserables solo cuidan no bajar del 3%. Convirtieron la política en negocio sin inversión de capital y penosos discursos. Los desacuerdos no se resuelven a “oídos sordos”, la política EXIGE razón y ética.

La confusión que tienen los usufructuarios del poder público es que el derecho a la información es una comparecencia cotidiana sinónimo de manipulación.

El debate político se sostiene mediante lenguaje, lógica, interpretación, cultura, con preparación y estudio de los temas a discusión. No hacerlo conduce por caminos equivocados como los que transitó Pinocho con los burros.

No hay razones que desde las tribunas del Estado se basuree indignamente a opositores, a medios de comunicación, en fin, a quienes piensan de manera distinta, que es el rostro verdadero de la política.

El país arde en la mayoría de las ciudades por violencia, crímenes, secuestros, cobro de piso… La narrativa es que son inventos infundados de los “neoliberales” o de “calderetas”, villano favorito.

En efecto, hay personas que “creen a pie juntillas” que esas narrativas son “la neta”. La verdad está en el vértice de todo diálogo, solo es preciso que en política se desarrolle con virtudes de “interlocutores válidos”.

La mentira, la simulación, la enajenación… no son opciones. Parodiando al clásico, “las benditas verdades” amplían las condiciones de vida compartida, deseable; reivindica, legitima, legaliza, el vigor en discusiones habituales.

Narrativas oficiales sin diálogo democrático es una contradicción y un despropósito, contraposiciones en el movimiento que logró el gobierno del País, sin duda. Presumen ideología de izquierda, se comportan como derecha, son auténticos neoliberales con capucha de santa inquisición del poder de la 1ª minoría, su rigidez cancela su presunción de izquierda.

No aceptan mediadores, ni a nadie con capacidad.

Es peligroso cancelar el diálogo, inhabilita pluralidad, diversidad, esperanza, imaginación que es tornado de conocimiento.

El tema corrupción es “ajonjolí de todos los moles”, cotidianamente la denuncian de los opositores, sin pruebas.

Ha sido publicidad para lograr simpatía, lo han logrado.

Desde las tribunas del Estado no es válido, proferir que los empresarios son usureros, ruines…, ellos, liberales, dadivosos.

En corrupción México ocupa el lugar 140 de 180 países, indicador 2024.

Y la realidad, muestra una mala calidad de políticas públicas, lo informan indicadores, serios, CIENTÍFICOS; políticas de ocurrencias con porcentajes muy altos del presupuesto de la nación.

La buena discusión depende de la claridad conceptual.

En el debate se debe partir de que “el otro puede tener razón”.

El valor político es un ejercicio de la calidad del pensamiento, crisol de pluralidad.

Es convocatoria al juego político y muestra indiscutible de que una buena política es urgente en nuestra sociedad, con distinciones conceptuales entre verdad y certeza, creer y conocer, pautas éticas y prácticas, mentira y enajenación…

¡En fin, enriquecer la discusión y la convivencia!

 

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