- La onda de calor que vivimos en todo el territorio nacional tendrá una repercusión en las reservas de agua con las que contamos
*Luis A. Romero-Cano
Guadalajara, Jal, 28 de junio de 2023.- (aguzados.com).- Seguramente, al igual que yo en este momento estás mirando por la ventana a “un montón de sombrerudos tirando fiesta”, mientras esperas ver las primeras lluvias del verano con la esperanza de que disminuya el calor que se ha sentido en las últimas semanas.
Al respecto, hay buenas noticias, según informa la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) en los últimos días de junio se esperan vientos fuertes, así como lluvias y chubascos vespertinos. Sí, llegarán, pero mientras esperamos tomemos un tiempo para platicar sobre algunas preguntas frecuentes que hemos tenido durante esta ola de calor.
¿Qué es una onda de calor?
Es el tema de moda, seguramente con los memes que han circulado ya lo has comprendido. Es un fenómeno meteorológico caracterizado por un período prolongado de altas temperaturas en comparación con los valores normales de una determinada región y época del año.
Por ejemplo, en Jalisco en las últimas semanas hemos tenido temperaturas superiores a 38 grados centígrados, en algunas zonas incluso hemos llegado a 45 grados. Estas condiciones han persistido por varios días, por lo que se han declarado tres olas de calor en lo que va del año.
Sus efectos han sido más severos en la metrópoli debido al que las áreas urbanizadas retienen y liberan calor con mayor intensidad que las áreas rurales. Es por esto por lo que la sensación térmica en la ciudad ha sido abrumadora. Es importante destacar que estas olas de calor suelen estar acompañadas de condiciones atmosféricas estables, alta presión y poca o ninguna precipitación. Lo cual me lleva a otra pregunta recurrente.
La ola de calor que estamos experimentando, ¿puede afectar las reservas de agua?
La respuesta es sí, y de diversas maneras. A nivel local, con temperaturas más altas, la tasa de evaporación del agua en lagos, ríos y embalses tiende a aumentar. Esto significa que el agua se evapora más rápido de lo habitual, lo que reduce las reservas de agua disponibles.
Es por esto por lo que estamos esperando lluvias fuertes por consecuencia de la evaporación de los últimos días. El problema mayor surge en las olas de calor prolongadas, ya que la falta de precipitación puede contribuir a la sequía. Cuando hay una escasez de lluvia, los cuerpos de agua se reducen y pueden agotarse rápidamente.
A nivel internacional, en regiones donde hay glaciares, las altas temperaturas pueden acelerar el derretimiento de hielo y nieve. Esto puede aumentar temporalmente el flujo de agua en ríos y arroyos, pero a largo plazo puede agotar las reservas de agua a medida que los glaciares se reducen.
Así también el aumento de las temperaturas del agua debido a las olas de calor puede afectar negativamente a los ecosistemas acuáticos. Muchas especies acuáticas dependen de temperaturas específicas para su supervivencia y reproducción. Si las temperaturas del agua superan su rango óptimo, pueden producirse daños en los ecosistemas acuáticos, lo que a su vez puede afectar la disponibilidad de agua.
Finalmente, ¿qué impactos tiene la ola de calor en la población?
Desafortunadamente, las olas de calor llegan a tener impactos negativos en la salud humana, especialmente en grupos vulnerables como los ancianos, los niños, las personas con enfermedades crónicas y aquellos que trabajan al aire libre.
También pueden afectar la agricultura y la ganadería, causando estrés térmico en los cultivos y el ganado, así como aumentar la demanda de agua y energía para el enfriamiento. Por lo que es importante tomar medidas de precaución durante este tiempo, como mantenerse hidratado, buscar lugares frescos o con aire acondicionado, evitar la exposición directa al sol durante las horas más calurosas del día y seguir las recomendaciones de las autoridades sanitarias y meteorológicas.
Por todo esto, no nos queda más que seguir mirando la ventana, de preferencia con alguna bebida hidratante, mientras cantamos ¡45 grados! O mejor ¡Qué llueva! ¡Qué llueva!
*Luis A. Romero-Cano, profesor-investigador asociado del Decanato de Diseño, Ciencia y Tecnología de la UAG