- “Es una guerra en la que todo se vale, y casi siempre lo que más se vale es lo más sucio”, Luis Spota
Francisco Javier García Zapata
Aguascalientes, Ags, 31 de marzo de 2023.- (aguzados.com).- Creo que muy pocas veces se le había visto a Andrés Manuel López Obrador una carcajada tan amplia y estrepitosa como la que soltó el pasado día 28 en su mañanera, y que de inmediato se reprodujo copiosamente en las redes sociales.
Suena bien eso de "prohibido prohibir", pero es que esa carcajada (https://n9.cl/n88op), a propósito de no sé qué, vino apenas unos instantes después de los tres minutos que López Obrador le dedicó en una primera reacción al tema que hoy inunda, o más bien incendia, los noticieros de todo el mundo: el de los migrantes muertos en una estación migratoria de Ciudad Juárez. Adicionalmente, luego culpó a los medios de no condolerse de la desgracia, y los acusó de hacer amarillismo con el propósito de descalificar a su gobierno.
Está en todo su derecho de reírse de la manera que quiera y cuando lo desee, aunque ciertamente hay momentos en que el respeto, la discreción y la mesura deben prevalecer, sobre todo a esos niveles. Dice el refrán que "la risa es la que calienta", y no por sí misma, sino porque refleja insensibilidad.
En fin, a pesar de que a esta hora ya se agotaron todos los calificativos de denuesto y de adulación, parece que el doloroso acontecimiento tendrá un lugar relevante en los titulares noticiosos, en las conciencias y en las conversaciones por varios días más... hasta que una nueva desgracia se presente (¡Cruz, Cruz!, ojalá que no).
Seguramente a más de alguno de mi generación este tipo de percances lo lleva a recordar la serie literaria de Luis Spota "La costumbre del poder", y específicamente (si mi memoria almacenó correctamente la información), el libro "Palabras mayores", segundo de los volúmenes que conforman la saga.
En la novela de Luis Spota el presidente Aurelio Gómez-Anda (que pareciera un retrato de Ruiz Cortines), desata tempranamente los monstruos de la sucesión, y enciende las esperanzas de varios de sus ministros (todavía las mujeres no tenían tanta presencia), quienes se enfrentan en una sostenida y sórdida batalla
En dicha novela, un periodista advierte a quien a la postre es el precandidato ganador: “Decimos que éste es un juego político y decimos mal, Víctor. Es una guerra en la que todo se vale, y casi siempre lo que más se vale es lo más sucio”.
Y sí, en "Palabras mayores" los aspirantes se dan con todo: hay un episodio en el que un precandidato orquesta una masacre estudiantil en la capital con tal de descarrilar al regente, su rival en la carrera; igualmente, se produce un secuestro, cuya víctima es violentada sexualmente como un mensaje para su patrón, también precandidato, y así otras situaciones más que a final de cuentas no tienen consecuencias legales.
En muy desafortunadas coincidencias hemos visto en los meses recientes desde percances en el metro, explosiones de ductos, filtraciones de información, masacres aquí y allá, hasta llegar al incendio de este centro de reclusión de migrantes. Ése sí un "dantesco incendio", como suelen decir los reporteros de la nota roja.
Todo ello seguro trae al presente los libros de Spota (1925-1985), y a tratar de adivinar en qué se inspiraría el también periodista, ahora un tanto revalorado, para escribir numerosas novelas. Habrá que reconocer su muy exuberante imaginación, lo cual es motivo de tranquilidad pues lo enconado de las batallas sucesorias sólo se da en las páginas de "La costumbre del poder" de aquellos tiempos; las corcholatas no serían capaces de ningún acto maligno, pues "no son iguales", y sobre todo por que "ya no hay impunidad" porque "ya no es como antes".
SOLO EN MÉXICO
A propósito de competencias y de elusión de responsabilidades, hay un anuncio que forma parte de la campaña por el cuidado de la salud, y contra el consumo de comida chatarra, invitando a la población guiarse por los sellos impresos en los envases y envolturas de los productos. Loable intención; lo curioso es que, al menos los anuncios radiofónicos son rubricados por la Secretaría de Gobernación, y no la de Salud. Algún "acuerdo intersecretarial" habrá, es de suponerse.