- A nadie quedará duda que, por ahora, la división de poderes en México resulta una farsa
David Pérez Calleja
Aguascalientes, Ags, 07 de diciembre de 2022.- (aguzados.com).- El pasado 6 de diciembre de 2022, el jefe máximo del régimen de la cuarta transformación desde su Palacio Nacional dictó instrucciones para que, ante la imposibilidad de imponerle al país una inconstitucional Reforma Electoral, previamente rechazada en la Cámara de Diputados (votaron 269 a favor, 1 abstención, y 225 en contra), sus leales legisladores federales procedieran, al vapor, a votar y aprobar el llamado plan “B”, que al modo de una nueva “chicanada jurídica” intentará alcanzar los mismos fines de la rechazada Reforma, pero ahora con la anuencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
El presidente de la República acude, una vez más, a intentar someter a la SCJN que aparece débil y doblegada por un Poder Ejecutivo que, con la omisión temporal o la inmediata mayoría de votos de ministros leales, servilmente convaliden lo que ayer, por mayoría simple, aprobó la Cámara de Diputados: un irrisorio Plan B. Sí la SCJN termina por validar el contenido del Plan B, a nadie quedará duda que, por ahora, la división de poderes en México resulta una farsa: el Poder Legislativo y el Poder Judicial carecen de autonomía constitucional.
Pero esta realidad o apariencia, no resulta extraña para nadie. En México los sucesivos gobiernos del PRI y del PAN, actuaron de manera muy similar.
El sistema político mexicano está diseñado para respaldar un régimen popular que padece el síndrome del SAPO. El actual presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, es un prepotente gobernante más en turno. Antes, llegaron a Palacio Nacional otros Soberbios, Arrogantes Prepotentes y Obstinados gobernantes tan o más populares que AMLO. Gracias al síndrome del SAPO a los gobiernos de México se le han calificado como dictadura perfecta o presidencia imperial, pue resulta evidente que en el Palacio Nacional habita una monarquía constitucional, hoy representada por el reinado del cash.
Vale decir que, presumiendo nuestra frágil democracia, la voluntad del pPueblo de México también valida la tiranía. El pueblo intercambia su voluntad por un trozo de pan y un sorbo de agua. Es un pueblo “noble” que idolatra al monarca y se muestra adicto a la servidumbre o hasta esclavitud de las mentes a consecuencia de su ingrata pobreza y hambre.
Los diputados a la LXV Legislatura del Congreso de la Unión que votaron el Plan B, posiblemente no lo hicieron con la libertad de la conciencia sino con la necesidad que el hambre exige. Tal vez, esos legisladores vendieron su voluntad a cambio de más canonjías y privilegios, y quizás lo mismo harán algunos senadores, gobernadores, ministros de la Corte, magistrados y hasta consejeros del INE.
Durante el régimen de la cuarta transformación corre peligro la permanencia de órganos constitucionalmente autónomos que equilibran áreas vitales para la democracia de la vida nacional: ese propósito ha fracasado rotundamente. Se ha fortalecido en México al Poder Ejecutivo, al gerente, al mandatario que dicta las leyes, las valida y las aplica con la rendición de los otros poderes ante el poder imperial.
La pandemia del Covid-19 enlutó a miles de familias en todo el país, pero resulta una pequeñez ante el daño que causa a la Nación el grave padecimiento del Síndrome del SAPO que desde el Palacio Nacional siembra odio y muerte.
Lo dije siempre, el poder enferma hasta la médula. Es mi opinión.
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