- David Pérez Calleja
Aguascalientes, Ags.- 28 de noviembre de 2022.- (aguzados.com).- Quisiera ser como el grano que cae en la buena tierra y dar mucho fruto.
Camaradas, para cumplir con la misión encomendada, subí este día hasta la Terraza Majestic del oriente perimetral de la Plaza de la Patria y con altura de miras les describo un escenario que me ha maravillado. He sido testigo presencial del ciclo interminable de la historia y cumplimiento del gran misterio de los siglos; del eterno milagro de una humanidad esclavizada por la necesidad y el hambre y del sacrificio de su libertad y libre albedrío a cambio de un miserable trozo de pan.
“Y nos obedecerán, muy contentos. Reza El Inquisidor.
Y nosotros decidiremos en todo y por todo; y ellos acatarán alegres nuestras sentencias, pues les ahorrarán el cruel trabajo de elegir y de determinarse libremente.
Y las ovejas se reunirán de nuevo, el rebaño volverá a la obediencia, y ya nada le dividirá ni lo dispersará.
Nosotros, les daremos a los hombres, una felicidad en armonía con su débil naturaleza, una felicidad compuesta de pan y humildad.
Les probaremos que son débiles como niños.
Nos temerán y nos admirarán.
Les asustará nuestra cólera.
Les convenceremos de que no serán verdaderamente libres, sino cuando nos hayan confiado su libertad.
Más que el pan en sí, lo que les satisfará es que nosotros se lo demos.
Y nos adorarán como a bienhechores.
¡Comprenderán, al cabo, el valor de la sumisión!
En palabras de Fedor Dostoiewski, reunidas un Siglo atrás, miramos al Gran Inquisidor aplicando las lecciones aprendidas, al Iluminado que guía a los esclavos de pan. Al desfile del Éxodo, la irrefutable prueba del pensamiento irrebatible del Ilustrado mesías del Pueblo que ofrece poder y gloria.
Es inocultable la alegría de una rebanada de Pueblo organizado desde el Poder que desfila y arrastra sus cadenas tras las notas marciales interpretadas por la orquesta del Inquisidor y con danza reprime la democracia y en coro canta que la Libertad es incompatible con la Justicia.
Es un trozo de la humanidad que, gozando del libre albedrío, ese que describe genialmente Dostoiewski, ha sido sometida y comiendo el pan del Inquisidor, vive en la miseria, temerosa de asumir la responsabilidad que representa el ejercicio de su Libertad.
Allí habita el dilema del fracaso de la democracia.
¡Por la Libertad, así como por la honra se puede y se debe aventurar en la vida!
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