Sábado, 23 Noviembre 2024
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Cocina Política / Compadre ¡No marches!

 

Socorro Ramírez O

El que marcha, ¿es un marchado? Si la marcha no es numerosa, ¿es marchita? Cuando algo no va bien, es adecuado pensar ¿ya marché? Estas y otras sesudas reflexiones, dan vueltas en mi mente, queridas y queridos, desde el pasado domingo trece de noviembre: día de LA MARCHA; de la publicitada marcha en defensa del Instituto Nacional Electoral fue llamada como la marcha “El INE no se toca”.

¿El IFE no se toca? La ciudadanización del Consejo General del Instituto Federal Electoral es un orgullo para esta cocina, queridas y queridos; pues en el año de 1996, fungía yo como diputada federal por el PRI, partido en el que ya no milito. Eran esos los tiempos políticos del “colosismo”, de los resabios de la Corriente Crítica y la Corriente Democrática que nos inspiraban a los veinteañeros para luchar desde dentro del poder mismo, por la apertura democrática; por un PRI incluyente, representativo y comprometido socialmente.

Justo en esa legislatura, de la que formé parte, la LXVI; cocinamos una gran reforma electoral que desprendiera la organización y vigilancia de las elecciones en México del poder ejecutivo, para responsabilizar a un órgano autónomo. Diseñamos un consejo integrado por ciudadanos con gran prestigio social para dirigir los procesos electorales federales y creamos el primer colegiado cien por cien ciudadano con José Woldenberg Karakowsky al frente. ¡Para qué les cuento! Mis lectores. Los propios compañeros priistas nos querían crucificar por lo que consideraron un golpe de timón en la permanencia del partido en el poder político en México (lo que de hecho resultaría premonitorio).

Si en esa época, los priistas duros tuviesen un slogan representativo de su postura, seguro sería “el IFE no se toca”, pero sí se tocó y fue para bien, como más tarde quedaría demostrado.

Nada es para siempre. En 1946, 51, 73, 77, 87, 90, 93-94 y 1996 se llevaron a cabo importantes reformas al sistema electoral mexicano. Lo propio ocurrió en 2007 y 2014.

Como corresponde al desarrollo de las sociedades, de cuando en cuando es necesario revisar las normas e instituciones que tutelan diferentes bienes sociales. Sin duda uno de los bienes más preciados para la moderna sociedad mexicana es el de relevar los poderes públicos de manera pacífica y democrática, mediante elecciones libres e informadas; así como instituciones y normas que brinden certeza, confiabilidad.

¡No, señor presidente! La iniciativa presidencial para renovar el sistema electoral actual despertó gran alarma social. La agitación que suscitó un gran debate nacional por una parte, fue la propuesta presidencial que contempla mecanismos de recomposición del poder legislativo e incluye modificaciones a los instrumentos de representación directa, y, por otro lado, modifica sustancialmente la organización electoral y la impartición de justicia electoral.

Además, los partidos políticos PAN, PRI y PRD, en alianza con líderes empresariales poderosos y con organizaciones sociales identificadas con la clase media y alta; presentaron un frente unido contrario a la iniciativa electoral presidencial y asumieron una postura de rechazo absoluto a cualquier posibilidad de diálogo con los partidos afines al presidente de México.

¿A quiénes beneficia la conservación del statu quo electoral? ¿Cumple socialmente la representación parlamentaria en México? ¿Debemos seguir pagando los impensables costos de la desconfianza electoral? Son preguntas que surgen inevitables ante la realidad de nuestra sociedad que no termina de superar las secuelas en salud y economía de la pandemia Covid-19 y que no sabe hasta dónde llegarán los efectos financieros y comerciales de la invasión rusa a Ucrania.

¡No marchen, compadres! La sociedad mexicana seria y libre de compromisos políticos, debe exigir a los dos bandos: el de los marchistas y el de los reformistas que cesen sus mutuas hostilidades; que se abran a la posibilidad de diagnosticar nuestro sistema electoral y de renovar lo que se deba mejorar; de eliminar viejos esquemas y ajustarlos a las nuevas realidades.

Conservar a toda costa privilegios no es el camino, como tampoco lo es eliminar de tajo lo que funciona.

¡No seas manchado! Dicen los jóvenes a quien pasa de largo ante lo obvio, a quien abusa de su posición en detrimento de otros. ¡No manchen! Digamos a los actores de este atorón en la necesaria reforma electoral. Presionemos para que haya una escucha mutua y se logren las alianzas necesarias para enfrentar los nuevos y adversos tiempos globales.

 ¡Nos vemos en la próxima! Recuerde que en esta su cocina, se come, se lee y se conversa de todo, particularmente de política.

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