- Mario Granados Roldán
Aguascalientes, Ags.- 14 de septiembre de 2022.- (aguzados.com).- Al conocer los resultados de la elección para gobernadora de Aguascalientes, el primer círculo de la candidata del PAN alzaba la voz, despotricaba, mentaban madres, ponía el dedo flamígero en la testa de Lorena Martínez Rodríguez, quien se comprometió a entregar 100 mil votos del PRI a la Alianza (PAN-PRI-PRD), para sumar los potentes 300 mil que habían estimado los estrategas de la candidata con la intención de modelar su aspiración a la Presidencia de la República en el 2024, pero la exalcaldesa capitalina tricolor falló y el proyecto se guardó en el archivero de la divinas ilusiones.
La suerte de Martínez Rodríguez y su grupo de recomendados para ingresar a la administración de María Teresa Jiménez Esquivel sellaron su suerte el mismísimo domingo 5 de junio, al ponerse en marcha la Operación Machete operada por un experto en esos menesteres, el diputado panista Enrique García López (alias Kike Galo), quien declaró que “PRI y el PRD se deben activar y ponerse las pilas, pues corren el riesgo de perder el registro para el próximo proceso electoral de 2024”.
Más adelante, el 8 de julio, García López les propinó otro machetazo al exigirle al PRI que aclarara las acusaciones de corrupción endilgadas a su líder nacional, Alejandro (M)Alito Moreno, para no afectar la reputación de la Alianza en las siguientes elecciones federales.
Por su parte, la consejera estatal del PAN, Nancy Jeanette Gutiérrez Ruvalcaba, desprovista de femeninos modales, señaló que en el PRI de Martínez Rodríguez “creen que, por haberse ido a tomar fotos a los cruceros, con una bandera, ya con eso es suficiente para aspirar a espacios dentro del nuevo gobierno y las cosas no son así”.
El tiempo corrió y el mes patrio les gustó a los dirigentes Marko Cortés Mendoza (PAN) y Alejandro Moreno Cárdenas (PRI) para jugar a las estatuas de sal porque (M)Alito incumplió los acuerdos legislativos pactados en 2020. Se echó a los brazos del gobierno morenista. Defendió la permanencia del ejército en las calles del país hasta el 2028. Y salvó su pellejo de la guadaña oficialista que le persigue por supuestos actos de corrupción durante su reinado en el estado de Campeche.
La pausa es aprovechada por el presidente del PAN Aguascalientes, Javier Luévano Núñez, Chicahual de Calvillo, para satisfacer los instintos carnívoros del ala radical del panismo aldeano que históricamente devora de un bocado a los tricolores, además de espantar a Martínez Rodríguez y su Cofradía del Hueso —compuesta por 90 personajes—, al puntualizar que el reparto de cargos para los tricolores en la próxima administración estatal “va a esperar hasta conocer el destino final de la iniciativa del PRI”.
“Los panistas no necesitamos a los priístas”, escribió a manera de epitafio el machetero García López, el lejano 4 de diciembre de 2020.
Porque alguien tiene que escribirlo: Mientras la guerra del PAN contra el Morena escala a toda velocidad, la gobernadora electa panista, María Teresa Jiménez Esquivel, se hizo acompañar de la diputada federal morenista de Aguascalientes, Salma Luévano Luna, para sostener la semana reciente una reunión de trabajo con el director general de la Comisión Nacional del Agua, Germán Arturo Martínez Santoyo, a fin de “idear una agenda que permita consolidar proyectos y políticas públicas encaminados a preservar y usar de forma eficiente el recurso hídrico”.
La presencia de Luévano Luna, combativa militante de Morena, cimbró la estructura del grupo representativo de Aguascalientes en la Cámara de Diputados, integrado por Noel Mata Atilano, Mónica Becerra Moreno y Paulo Martínez López, al no haber sido convocados a la visita con el funcionario del presidente López Obrador.
Quizás los asesores de la gobernadora electa consideraron que las y los diputados desairados se veían más bonitos adentro del ropero de la abuela, pero cuidado, desamor con indiferencia se paga.
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