- Ignacio Ruelas Olvera
Aguascalientes, Ags.- 30 de agosto de 2022.- (aguzados.com).- El espacio y el tiempo son dos conceptos que permitieron a la humanidad poner orden en lo simultáneo y en lo sucesivo, en ese mérito, el sujeto entiende el mundo que lo rodea y hace relación con lo cósico. Empero, es preciso darles nuevos contenidos en base a la atmosfera digital persistente de este primer cuarto del siglo XXI. Llegó la hora de trascender lo objetivo y subjetivo, es preciso adicionar lo “trayectivo”, los recorridos entre el que conoce y lo conocido, lo que unen, desunen, comunican, atienden…, no solo de cantidad, cualidad, relación, modalidad, sino las ideas más allá de las categorías, poner en la pizarra epistémica lo meta-objetivo en la compresión del sujeto. Con ello nacen nuevos conceptos que ponderan lo virtual, un nuevo ente que crea realidades inéditas que efectúa la velocidad de la luz, en esta actualidad de la realidad el espacio es más que simultaneidad, el tiempo rebasa lo sucesivo para lograr su mundialidad, además de reorganizar sus formas diferenciadas. Tiempo y espacio son epicentro de la ciencia, técnica, tecnología, una definición acorde al positivismo que debemos superar.
La autoridad hoy es el instante, vamos en la vorágine sin calcular efectos. Espacio y tiempo son alma de “la sociedad red” donde se empalman lo público y lo privado. Carecemos de una pedagogía de la virtualidad. La cantidad de datos, de información compartida en la red no tiene esfínteres morales ni éticos. La inclusión y la exclusión juegan un papel irresponsable en los universos digitales que deberán abrevar de lo analógico, ambos en el uso comprometido y solidario de la comunicación a 300,000 kilómetros por segundo, el cosmos digital, un nuevo pensamiento que transforma las nociones de espacio y de tiempo. La instantaneidad se apodera de la escena de las comunicaciones, en consecuencia, de la aceleración de rutinas y subrutinas cibernéticas en el mercado de la velocidad de la luz (conste, no es neoliberal…).
La dialéctica de los conceptos tiempo y espacio siguen evolucionando de conformidad a los alcances del pensamiento. Sujeto y objeto han tenido invasiones uno al otro para lograr conocimiento a partir del SER, construcciones ontológicas; también subjetividades constitutivas de entidades ónticas, entornos no desvelados del ser por vía sensible. Un algoritmo en que conviven cosas e ideas, valores y virtudes, reflexiones de 1º y de 2º grados, objetos físicos y objetos eidéticos, fenómenos y nóumenos. Esta relación sigue encontrando un mundo cada día más complejo, consecuentemente problemas de nuevo cuño, la explicación es simple, la ciencia casi nunca describe la realidad al 100 por ciento, siempre son fragmentos.
La historia científica nos muestra sus episodios, la narrativa de la manzana en caída libre de Newton fue maná del espacio y tiempo. La teoría de la relatividad dio un nuevo giro, una hipótesis de la gravedad que sustituyó a la idea newtoniana para objetos que se mueven a velocidades próximas a la velocidad de la luz, mostró un desfallecimiento de la gravitación que engendra “agujeros negros”, concentraciones de masa en altísima densidad que su fuerza de gravedad atrapa incluso la luz. Energía = masa x la velocidad de la luz al cuadrado, [E=mc²], E es energía, m es masa (espacio), c velocidad de la luz (300.000 km/s) al cuadrado (tiempo). Vivimos un mundo fenomenológico en la que el papel estelar lo tienen el tiempo y el espacio.
Enseña Paul Virilio que “La gran transformación en el siglo XXI en relación con las tecnologías de la comunicación ha sido la de la virtualización de la experiencia.” A la realidad dimensional se le adiciona la realidad virtual, sin la que ya no podemos estar en el mundo, hemos superado lo irreal, la explicación es simple: la velocidad trata a la visión como eje, sigo con Virilio: “Lo que se ofrece a la vista obedece a la mediación de fenómenos de aceleración y desaceleración en todo identificables con las intensidades de la iluminación” (Virilio, 1998, p. 18). Las pantallas muestran ahora la verdad, verdad que nuestra vía sensible no alcanza a mirar. El tiempo y el espacio en mudanza. Lo instantáneo, el movimiento posibilita el sentido del mundo de la vida. Hemos permitido la coexistencia de la realidad física con la realidad virtual, “un botón basta de muestra…” el espacio público en antaño hospedó mítines, juegos, “días de campo” …, interlocuciones en el espacio físico; en hogaño las pantallas muestra un espacio público virtual en la que las interlocuciones válidas son posibles y más fructíferas en sus impactos si se sabe compartir significados.
La realidad virtual activa el ritmo vital. Los trayectos enriquecen la teoría del conocimiento. Lo instantáneo demanda pedagogía, pues acarrea impaciencia e intolerancia, inmediatez de información y respuestas.
Falta disponibilidad de infraestructura; Alfabetización digital y en Internet, comprender cómo funciona el sistema y cómo hacer uso responsable y consciente.