- Mario Granados Roldán
Aguascalientes, Ags.- 23 de agosto de 2022.- (aguzados.com).- La cuadrilla de comisionados designados por la gobernadora electa, María Teresa Jiménez Esquivel, acudieron al palacio mayor, el 16 de agosto, para la sacrosanta entrega y recepción de la administración estatal. Rubén Camarillo Ortega, Alfredo Martín Cervantes García, Guillermo de la Torre Sifuentes, Florentino Reyes Berlié y Ricardo Alba Obregón dejaron de entonar el We are the Champions en la Plaza de la Patria. Se santiguaron antes de ingresar por la puerta de los sustos, el monumental portón de madera de palacio. Con la categoría de visitantes comunes y silvestres subieron por la escalinata de los casi treinta escalones para llegar a la planta alta donde está el biombo de la autoridad. Los cinco caballeros llegaron cargados de aspiraciones y ambiciones, de filias y fobias, de presente y pasado, no sé si glorioso o tormentoso.
Algunos desbocados, como Reyes Berlié, revisaron oficinas. Midieron espacios. Tocaron la madera de los escritorios. Observaron la calidad del sillón de alto respaldo. Se dieron una vuelta por las salas de juntas. Revisaron las veredas de la antigua casona.
Otros, como de Alba Obregón y el mismísimo Reyes Berlié empezaron a ser llamados con el mote de los Huérfanos de LARF (Luis Armando Reynoso Femat), por su origen estelar en el servicio público estatal.
De Alba Obregón, exsecretario de Planeación en el gobierno de LARF, caminó despacio. Pensativo. Dubitativo. Recordaba aquel 1 de agosto de 2013 —gobernaba Carlos Lozano de la Torre—, que fue detenido por los agentes ministeriales por la fraudulenta venta de terrenos del Gobierno del Estado y quebranto por 17 millones de pesos. La orden de aprehensión fue girada por el Juzgado Primero de lo Penal, considerando una averiguación previa por peculado y ejercicio indebido de la función pública.
A los iluminatis lo esperaba otro grupo, también de cinco caballeros, los maltrechos secretarios de Gobierno, de Finanzas, de Administración, el Contralor y el jefe de Gabinete, designados por el gobernador Martín Orozco Sandoval, que tuvieron el privilegio de subir por el elevador privado cantando Las Golondrinas, al fin, su calidad de anfitriones les permitió ese y otros pequeños lances.
Educados de pies a cabeza, salientes y entrantes se saludaron. Se abrazaron. Se dieron las clásicas dos palmadas en la espalda, como suelen hacerlo los políticos y los aprendices de éstos.
Los diez nombrados, integrantes del Club de Tobi, fueron invitados por el ujier para ingresar al salón Gobernadores, que en la puerta de caoba colgaba el letrero de “No se admiten mujeres”.
La decisión del gobernador y la gobernadora de no designar al menos a dos colaboradoras en calidad de asesoras de la transición de la administración estatal, demostró su escaso interés hacia las mujeres que dulcifican la vida. La embellecen. Le dan el toque de suavidad. Porque el carácter las distingue. El sentimiento les aflora. Se superan ante la adversidad. Se engrandecen frente a la injusticia. Con su presencia aparece la tranquilidad. Con su ausencia llega el desastre.
Olvidaron que su rol en la sociedad les permite tener una correcta visión de la realidad. No se hacen bolas. Suman responsabilidades y multiplican atenciones en calidad de jefas de familia, madres y trabajadoras, en algo así como verdadero triple play del planeta Tierra.
Queda claro, pues, que por mi raza hablaran las damas. Llegó el momento de clausurar el Club de Tobi. El próximo 15 de septiembre las mujeres deberán dar el grito de independencia sin esa perversa consigna, rancia y machista, de que las mujeres bailarán con la escoba y el trapeador sin que se quemen los frijoles y se acumule la basura en casa.
Porque alguien tiene que escribirlo: En su Facebook el gobernador Martín Orozco Sandoval publicó la fotografía de la reunión del Club de Tobi, celebrada el 16 de agosto, acompañado de la gobernadora electa, María Teresa Jiménez Esquivel, y los colaboradores de ambos.
Como podrá notarse en la mesa de trabajo del salón Gobernadores, la austeridad republicana y la pobreza franciscana impidieron ofrecerles a los funcionarios entrantes agua y galletas de animalitos del Agropecuario, por lo menos.
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