- Mario Granados Roldán
Aguascalientes, Ags.- 1 de agosto de 2022.- (aguzados.com).- Los estudiosos del idioma español, utilizado en los pueblos originarios de Mesoamérica, coinciden que el uso de diminutivo se debe a una posible influencia del Náhuatl, al utilizar diversos vocablos de esta cultura.
Contrario a la afición de los caballeros de usar las “malas palabras”, la pequeñez predomina en el segmento femenino y se aplica para dar énfasis a la materia. Afecto, Desprecio, Familiaridad. Y superioridad, como es el caso del maestro Pancho Reatas, que me dio clases en la Preparatoria de Petróleos del IACT (1970-72), siempre dispuesto a llamar a sus alumnos “muchachitos”, para recordar que el mandón en la fiesta educativa era el letrado.
No me puedo imaginar, ni siquiera como posibilidad “apreciativa”, el referirme a mi dilecto amigo, el maestro Enrique Rodríguez Varela, como El Chamuquito Varela para darle unas palmaditas de reconocimiento a su dilatada trayectoria en los caminos de la docencia universitaria. El periodismo de opinión. La investigación histórica. El labradío de la cultura. La autoría de libros. Y la elegante mordacidad de sus mensajes en las redes sociales; hoy y siempre es y será El Chamuco Rodríguez Varela.
Otro caso es el meloso aviso de la esposa cuando la depre o el consumismo atacan: “Ahorita vengo vidita, no me tardo nadita, voy al centro comercial hacer unas compritas…” y la sufrida mujer regresa a la casa, cuatro horas después, con quince bolsas retacadas de trapos, zapatos y accesorios para presumirle al marido.
Es de antología la clásica solicitud etílica a los meseros de los restaurantes ubicados en la avenida Colosio, para ordenarle “otrooo güisquito, plis”, después de almacenar en el rotoplas de su humanidad media botella consumida.
La pequeñez es en la narración de Enrique El Perro Bermúdez, cuando se refiere al tirititito —en lugar de tirito— de los incapaces jugadores de futbol.
El abuso llega a su clímax en el socorrido matrimonio de diminutivos con y adjetivos y adverbios, por ejemplo, “Ahorita voy…”, muy utilizado para mandar a la fregada el presente y acogerse al futuro, tan incierto, tan corto, tan largo, como un segundo, varios minutos, o quizás algunas horas.
Y bueno, la joya de la corona son los hipocorísticos aplicados a los nombres para designarlos de forma cariñosa, familiar o eufemística, pero también abreviada o infantil, como son los casos de Tita, Mau, Chabela, Toño, Lupe, Alvarito; el uso se vuelve incompresible, ridículo, cuando le hablamos a Quique, un tipo de casi dos metros de estatura y noventa kilos de peso.
El leguaje forma parte del estado de ánimo. Es el semblante en carne viva. La radiografía de la educación. El sacramento de la comunicación. El avión del pensamiento. La fuerza de la lluvia. El extinguidor del fuego Y las alas de la instantánea noticia.
Porque alguien tiene que escribirlo: Salvo algún imprevisto, Delfina Gómez Álvarez sería la candidata de Morena al gobierno del Estado de México. La salida de la mexiquense del gabinete presidencial abre la posibilidad para que una talentosa educadora y abogada aguascalentense ocupe la titularidad de la Secretaría de Educación Pública: Nora Ruvalcaba Gámez.
El arrope de la casta divina del gobierno federal. La amistad genuina y alianza ancestral con el presidente López Obrador. Pudieran ubicarla en el despacho que ocupó otro aguascalentense, Otto Granados, en 2017-2018.
Para que posibilidad se vaya delineando —sustentada, además en su fuerza política—, la nacida en Pabellón de Arteaga debería ocupar dos lugares en la estratósfera del Movimiento: uno es el Congreso Nacional de Morena, máxima autoridad del partido; otro en el Consejo Nacional, compuesto por 300 morenistas privilegiados que elegirán a los integrantes de la dirigencia —excepto presidencia y secretaria general—, y legitimarán las principales de la cúpula partidaria en 2023 y 2024.
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