- Mario Granados Roldán
Aguascalientes, Ags.- 21 de junio de 2022.- (aguzados.com).- Javier Luévano Núñez, presidente del PAN Aguascalientes —mejor conocido como el Chicahual de Calvillo—, se metió al mercado de la soberbia para sentenciar que su candidata “siempre impulsó y se propuso ser la gobernadora electa más votada en la historia y sin duda los números reflejan por mucho esta parte”, sin considerar la narrativa histórica de los resultados finales, a partir de 1936.
Pero Otto Granados, en su texto Las preguntas de la elección, ofrece otros datos al revisar “el descenso generalizado en la votación de los partidos tradicionales. Por ejemplo, si el PAN hubiera competido en solitario la votación de su candidata (42.97%) habría sido la más baja en los últimos 24 años: Felipe González logró 52.4%, Luis Reynoso, 55.4% y Martín Orozco, 43.8%. En ese supuesto, la distancia con la candidata de Morena se habría reducido a 9.4%” (El Heraldo de Aguascalientes, 07/05/2022).
La baja preferencia hacia la diputada federal con licencia se registró a pesar de que Lista Nominal de Electores creció 15.81% para el proceso 2021-2022.
Otro dato que deberían considerar los vendedores de humo es que de las ultimas cinco elecciones para gobernador (de 1992 a 2022), el candidato que obtuvo el porcentaje más alto fue el priista Otto Granados Roldán (1992) con el 72.02%, y una participación de 67%.
Treparse a la nariz del Cerro del Muerto para presumir que Granados Roldán, de acuerdo al 72.02% registrado en la preferencia electoral, “es el más votado en la historia de Aguascalientes” sería una verdadera inmoralidad, porque el escribano no tiene en este momento los resultados publicados en el Periódico Oficial de los entonces candidatos victoriosos, a partir de 1936, con Juan G. Alberto Alvarado Lavallande.
Dada la tórrida batalla a librarse en el proceso presidencial 2023-2024, por el sólido avance territorial de Morena, el PAN debería guardar la soberbia. Sacar del armario la humildad. Y analizar los números rojos del resultado, como es el asombroso caso del diputado reelegido Enrique García López (Quique Galo), uno de los amigos más cercanos a la Gobernadora electa, quien recomendó “al PRI y al PRD activarse y ponerse las pilas, pues corren el riesgo de perder el registro para el próximo proceso electoral”, perooo vio derrumbar su imperio en el distrito XIV, al oriente de la ciudad, donde en solitario Morena derrotó al PAN.
Los insuflados deberían aceptar que al Dinosaurio Azul se nota la avanzada tercera edad, de acuerdo a tres datos importantes: seis años después, la cosecha partidaria de votos disminuyó 1%; su techo se ubica en 200 mil sufragios, de acuerdo a los resultados de las elecciones de 2016 y 2022; y 835 mil 733, de un millón 035 mil 733 de inscritos en la LNE, no votaron por el PAN este año.
Los síntomas de la vejez empezaron a presentarse en la elección municipal del domingo 2 de junio de 2019 —día en que la hoy Gobernadora electa logró la reelección de alcaldesa—, a juzgar por los resultados obtenidos en el municipio de Aguascalientes: donde se registró un abstencionismo histórico de 61.1% y el PAN triunfó con el 17.5% del total de inscritos en la LNE.
Los jovencitos azules dedicados a gobernar. Deberían escribir despacio y con buena letra la política. Pero no es así. Están más dedicados a falsear datos históricos de Aguascalientes. Vender humo mediático. Construir personalizadas campañas publicitarias. Que asumir la responsabilidad de manera honrada e inteligente. Capaz de resolver con seriedad y puntualidad las necesidades apremiantes de la comunidad.
El gobernador Martín Orozco Sandoval reconoce el declive de Acción Nacional, —asociado a la notoria ausencia del electorado en las urnas—, porque dejaron de persuadir al ciudadano sin militancia partidaria: “Ya no es tema de ganar. Cada día nos cuesta más ofrecerle a la ciudadanía una idea clara del PAN”.
Aguascalientes no empezó a construirse hace cinco años, como insisten los querubines triunfadores. Honremos la historia. Respetemos el legado de los pioneros del terruño.
Porque alguien tiene que escribirlo: Hasta la próxima.
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