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Notas acerca de las ideas políticas XVIII

  • El pensamiento moderno (2)
  • Descartes y Spinoza

 Jorge Varona Rodríguez

Aguascalientes, Ags.- 19 de junio de 2022.- (aguzados.com).- Con Descartes, a partir de los principios de la física, la filosofía empieza a dejar de ser especulativa y volverse práctica, “muy útil para la vida”, mediante el “dominio de la naturaleza” [idea que en el fondo proviene desde el Renacimiento: la posibilidad de que el hombre construya el reino feliz en la tierra]. Luego Francis Bacon (1561-1626), considerado por Marx como “progenitor”, del materialismo inglés (con gran influencia en Hobbes, Locke y los filósofos materialistas franceses del siglo 18), especula acerca del “reino del hombre” (De la dignificación y progreso de la ciencia. Y Nueva Atlántida, obra póstuma), en el cual se puede “inventar una infinidad de artificios” que nos harán gozar “sin ningún dolor, de los frutos de la tierra y de todos los bienes que en ella se encuentran”. Con ello quedará anulada “la caída en el paraíso” y negará la verdad del “fruto del árbol del bien y del mal”.

Pero este afán convertido en el motor del progreso, devenido en mercantilización de todo objeto de la naturaleza y de toda relación social, está llevando a la humanidad y al planeta al borde del desastre, la sexta extinción masiva: el antropoceno. Para otros pensadores contemporáneos debería catalogarse como capitaloceno. Sin embargo, con ironía “Giorgio Ruffolo dijo: ‘Sí, el capitalismo tiene los siglos contados’”. (Citado por José Blanco. La Jornada/24-5-2022)

Volvamos con Descartes, quien rompe en definitiva con la teología, y señala que no es el camino al cielo lo que necesita el hombre sino la medicina, la salud del cuerpo, ya que “la salud es, sin duda, el primer bien y el fundamento de todos los otros bienes de esta vida” (citado por Kennigton). Las condiciones políticas promueven y facilitan el intercambio de experimentos para el bien de los hombres que siempre han buscado “la satisfacción de sus necesidades, comodidades, salud y larga vida, y esta visión –drásticamente disminuida—del bien común, es la norma de la virtud”, según explica Kennigton. Empero, ello depende de las relaciones filosofía-ciencia-sociedad, antes que de las relaciones políticas entre ciudadanos y de éstos con el soberano.  

Baruch (Benito) Spinoza (1632-1677), contemporáneo de Descartes, aduce que “las matemáticas podían conducir a la perfección de la vida humana … recurre a los principios euclidianos para forjar el sistema de su filosofía.” No obstante ser filósofo y teólogo a su manera, antes que teórico de la política, sus dictados acerca de la ética y la libertad pueden ser incluidos en la historia de las ideas políticas.

Pretendió “acabar con la dualidad cartesiana, porque supuso en la realidad, dos distintos reinos, inexplicablemente coordinados”. Asentó sus bases en la defensa de la tolerancia religiosa e ideológica dentro del Estado, “la cual tiene como fin, la realización de la justicia y la protección de sus individuos contra las pasiones que tratan de agobiar los postulados de la razón”. Así, en Spinoza, la libertad está ligada ampliamente al conocimiento: “el objetivo de la filosofía es únicamente la verdad”. La religión y la fe se ocupan de la piedad (Tratado teológico-político). [Para Platón, la verdad derivada del conocimiento debe llevar a la justicia].

Al abordar cuestiones sociales y políticas “trató de reducir los derechos a fuerzas naturales y demostrar que el gobierno fuerte tiene que ser, a la larga, buen gobierno”. Desarrolla su filosofía bajo un esquema racional y materialista, consecuente con su tiempo, el del “progreso de la burguesía neerlandesa” (Touchard). Sus alusiones a la divinidad, lejos del misticismo, asumen una postura panteísta, distanciado de la acepción judeo-cristiana. (Dios es la unidad del conjunto del universo).

“En política, Spinoza sigue la dirección y la doctrina de Hobbes … con tanta fidelidad y de tal forma, que, poniéndose en contradicción consigo mismo, o sea con su doctrina acerca de la libertad absoluta del pensamiento y la palabra, establece un monopolio tan tiránico como irracional en favor de los poderes civiles en materias religiosas … [incluso]  Spinoza somete a la voluntad de los depositarios del poder todo lo referente al culto, a las prácticas de la religión, y hasta la interpretación de la Escritura”. (Zeferino González. Filosofía de Spinoza)

En su Tratado político, afirma que “los hombres, en efecto, no nacen civilizados, sino que se hacen. … De ahí que, si en una sociedad impera más la malicia y se comenten más pecados que en otra, no cabe duda de que ello proviene de que dicha sociedad no ha velado debidamente por la concordia ni ha instituido con prudencia suficiente sus derechos”.

Para diversos autores, Spinoza es “Ancestro directo de Marx” (Althusser), ya que su pensamiento es un anticipo del materialismo histórico de Marx (Spinoza y el colonialismo. Sebastián Torres), Se inscribe en “el momento en que la próspera Holanda ingresa a la historia del capitalismo colonial y esclavista”. Época del “imperialismo colonial, uno de los momentos fundamentales del proceso de acumulación capitalista”: el contraste entre el “hombre de los escudos”, [el conquistador] y del “trabajador desnudo de todo medio de producción” [El dominado]. (Althusser)

Spinoza, por encima de sus contradicciones, puede ser visto como “pensador moderno de la democracia, modo no sólo libre sino igualitario de la república”. Sin embargo, en cuanto a las relaciones entre Estados “está presente un hobbesianismo transformado, y por extensión sobre el imperialismo”. Es contemporáneo del poderío capitalista de Holanda. Por ello, “el colonialismo y particularmente el holandés, se encuentra directamente bajo la esfera económica, [sin embargo, esta] cuestión que ocupa un lugar secundario o fragmentario en sus escritos”. No aborda la correlación economía-política, aunque apunta una crítica al “individualismo posesivo”.

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