- Mario Granados Roldán
Aguascalientes, Ags.- 11 de mayo de 2022.- (aguzados.com).- Considerando que las transferencias adicionales de la federación a los estados vienen cayendo entre el 16% y el 92%, desde el 2018; que la mayor parte del presupuesto estatal está comprometido para el gasto, la salud y la educación; que durante la administración de Martín Orozco Sandoval “los recursos estuvieron muy escasos”, según la queja del gobernador; y que por todo lo anterior no hay dinero para financiar o subsidiar nuevos proyectos; es admirable el esfuerzo de las cinco candidatas a gobernar el estado del Aguascalientes, para confeccionar las propuestas que vienen siendo algo así como la Quinta Sinfonía del maestro Beethoven interpretada por las Pandoras. El parroquial cuento del hada madrina. El viejo recetario de postres que regalaba Nestlé. El mitológico canto de las sirenas. O el aldeano Vademécum de políticas públicas. Pero bueno, se promete en verso. Se gobierna en prosa. Y se edifica con presupuesto constante y sonante.
Más allá de los cuestionamientos de algunos especialistas porque las propuestas están inacabadas, desarticuladas, alejadas de la realidad, ninguna candidata añadió a cada proyecto el monto de la inversión, las fechas de inicio y conclusión de la obra o programa, el número de beneficiarios y la cobertura territorial, considerando que su reinado será de cinco años, y el 1 de septiembre del año próximo iniciará el proceso para elegir Presidente de la República. Senadores. Diputados Federales. Diputados Locales. Alcaldes. Regidores. Síndicos, en la hoguera electoral donde la atención de los gobernantes estará centrada en las campañas para rendirles buenas cuentas y mejores números a sus partidos políticos.
Las cinco damitas tampoco informan de dónde, cómo y cuándo, van a recibir los miles de millones de pesos para cumplir los compromisos, a menos que al contribuyente le claven, en estos tiempos de crisis económica, la daga de los impuestos y derechos, corregidos y aumentados, como ya lo vislumbró, por lo pronto, la candidata de la Alianza por México, al anunciar que “se establecerá en la Ley de Presupuesto, Gasto Público y Responsabilidad Hacendaria del Estado el uso del Impuesto por la Prestación de Servicios de Hospedaje, para la generación de obra pública turística y modernización de la ya existente” (El Heraldo de Aguascalientes, 06/05/2022).
El mejor ejemplo de que Prometer no empobrece, es Francisco Paco Dávila García, el frívolo secretario de Turismo del gobernador del PAN, Luis Armando Reynoso Femat, quien se comprometió a transformar el río San Pedro en el veneciano Gran Canal, donde las góndolas y vaporettos serían manejadas por los cafres del volante para ponerle emoción al recorrido de los turistas extranjeros que, según el exgerente del Club Bellavista, visitarían por millones nuestro terruño, pero no fue así.
En 1986, Joseph Napolitan, padre de la consultoría política, recomendaba al candidato con grandes posibilidades de ganar que “no se deben hacer promesas exageradas… es mejor ser modesto en lo que se promete, y fijarse metas que se puedan alcanzar razonablemente. También a veces las promesas son tan exageradas que suenan a falso y erosionan la credibilidad del candidato”.
Prometer. Ofrecer. Firmar compromisos. Es la cara bonita pero peligrosa de cualquier campaña. La deshonra de la palabra —acompañada por miles de excusas y millones de pretextos—, no debe tener aroma de mujer.
Porque alguien tiene que escribirlo: Con mucho orgullo puedo afirmar que tuve una madre a toda madre: muy querida, admirada y recordada todos los días de mi existencia.
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