- Jorge Varona Rodríguez
Aguascalientes, Ags.- 1 de abril de 2022.- (aguzados.com).- La irrupción de la sociedad civil y la ampliación de la vida democrática, desde algunos años, son hechos en la vida pública de Aguascalientes.
Sin embargo, persisten imperativos no satisfechos aún, como la demanda de ampliar la participación en la definición y tratamiento de los problemas sociales, económicos y culturales; la exigencia de mayor transparencia en la administración pública; la independencia de la opinión pública no encubra afanes de mercantilización ni manipulación oficial. Continúan siendo, entre otros, los signos de una transición democrática todavía en camino.
En la inteligencia de que la diversidad y hasta contraposición de intereses de cada clase, obliga a la ponderación del poder público al diseñar y poner en práctica políticas públicas. Más aún cuando el poder económico, mediante cabildeos y grupos de presión, es el más avezado para influir y a veces hasta determinar las decisiones gubernamentales.
Además, la incidencia de bandas criminales no sólo en procesos electorales, como ya ha ocurrido en otros estados, lo cual ha sido informado y comentado en medios de comunicación. “… está claramente documentado la participación del crimen organizado en los procesos electorales en las elecciones locales y estatales, ya sea amenazando, asesinando o comprando votos…” (Ana María Salazar/El Financiero/30-3-2022
En este contexto, la elección de titular del Poder Ejecutivo puede significar un parteaguas, no únicamente porque por vez primera la contienda es sólo entre mujeres (bien por Aguascalientes), sino porque se abre la perspectiva de nuevos y mejores enfoques. Seguramente las damas elevarán la dignidad y la humanidad del debate y las propuestas.
En las últimas décadas, nuestro Estado ha vivido grandes transformaciones. En lo económico, la industrialización se consolida como la base de la actividad productiva; la disminución relativa del sector agropecuario en el PIB estatal, pese a la parcial reconversión productiva del campo; la exigencia de mayor especialización técnica en el trabajo.
En lo social, una nueva cultura se desprende de hechos fundamentales: mayor concentración en las áreas urbanas; el área metropolitana Aguascalientes-Jesús María-San Francisco de los Romo en constante expansión; la participación cada vez mayor de la mujer en las actividades productivas y los servicios profesionales y sociales; vinculado a ello la justa y legítima lucha sin concesiones de las mujeres por la equidad en la familia, la política y la economía; la emergencia de una población activa mayoritariamente joven; la diversificación y mayor activismo político y social de las clases medias; así como el reconocimiento a los derechos de identidad y diversidad sexual.
Estos cambios han hecho variar los escenarios de participación; ahora surgen nuevos grupos sociales con múltiples exigencias, algunas novedosas y muchas más rescatadas de la desmemoria y el desdén; en el campo y en las ciudades, aparecen nuevas formas de organización y distintas demandas con exigencias concretas. Los espacios de estos esfuerzos están al margen de partidos y caducos esquemas, otrora adecuados. La arena social y política es construida por los mismos actores ciudadanos y civiles.
La sociedad está dividida no sólo por la desigualdad socioeconómica y cultural, la inequidad en las oportunidades y por la exclusión, sino además porque los ciudadanos, si bien creen en el valor del voto ciudadano, suelen verse desilusionados en sus expectativas.
La “plataforma política” de la coalición PAN-PRI-PRD, la cual apenas se conoce, contiene pronunciamientos muy generales con fraseología y enfoques típicos de una visión conservadora, que cualquiera podría suscribir (inclusive el PRI), pero la opinión pública ignora contenido, compromisos y alcances.
La coalición, se supone, posiblemente transite hacia una alianza de gobierno. No es cuestión de “repartir” cargos, sino, especialmente, cómo integrar y poner en práctica un Plan de Gobierno que, al considerar las prioridades de Aguascalientes, no las partidistas, responda eficazmente a la condición de las realidades que guardan economía, desarrollo social y convivencia política.
Ese es el sentido verdadero de la democracia sustantiva, la cual no se agota en el voto electoral, sino que es punto de partida para nuevos acuerdos y nuevas perspectivas con la sociedad y, en particular, con cada sector, gremio y clase, así como, desde luego, la perspectiva de cada municipio.
No basta la legitimidad de la elección, por muy amplio que sea el número o el porcentaje de sufragios. Puede tenerse la mayoría numérica, pero no la razón. La legitimidad democrático-electoral debe renovarse en el ejercicio democrático del gobierno, día tras día, en hechos antes que palabras. Pluralidad y diversidad tienen guía: derechos humanos y democracia electoral y sustantiva.
Nuevas bases, entonces, para la conciliación y la concordia, (supuestas características tradicionales del pueblo de Aguascalientes que a muchos agrada señalar, aunque no siempre sea cierto), a partir de las cuales se ha modernizado, pero hoy se encuentra parcialmente estancado en lo económico y rebasado por la exclusión social.