Isidoro Armendáriz García
Aguascalientes, Ags.- 6 de marzo de 2019.- (aguzados.com).- A no dudarlo, por sus actos buenos y malos el PRI se convirtió en un partido legendario cuyos militantes, activistas y gobernantes históricos aún disfrutan la gloria ardiente del pasado. Sin embargo, lo que fue el partido simétrico del siglo XX portador de un corazón palpitante y de una portentosa razón vital, hoy los años le cobran venganza, a pesar de los triunfos apoteóticos y su fama de partido omnipotente.
Partido éste, que beneficio a las mayorías desprovistas, pero que permitió también acumulación de riquezas inmensas cuyos depositarios fueron los exponentes de la nueva oligarquía al amparo de la revolución.
En noventa años de lucha, transformación y poder, la revolución institucionalizada se hizo partido de Estado, luego partido único y después partido mayoritario. Ahora es simplemente uno más del régimen de partidos con un marcado burocratismo anacrónico.
La generación de la postrevolución convertida en élite política construyó un modelo vertical de mandato y obediencia sin notables avances en la justicia social. Es decir, toda la fuerza del pueblo obrero y campesino para el partido hegemónico y toda la hegemonía del partido para el gobierno presidencialista sin pesos ni contrapesos.
Así, de la escuela del PRI surgieron muchos de los educandos que hoy integran la cúpula de los nuevos partidos en posiciones de gobierno, incluyendo al Partido Acción Nacional calificado como un instituto añoso.
En el PRI, da gusto saber de la existencia de jóvenes que enaltecen el concepto de revolución como método de lucha para redimir las causas sociales. ¡Quizá! sea demasiado tarde por el agotamiento de sus signos y de su razón vital, aunque, sin duda, la pretensión de un nuevo PRI demanda la participación vehemente de círculos juveniles con sensibilidad social, claridad ideológica, hábitos anticorrosivos y prácticas anti-caciquiles.
En la geopolítica de Aguascalientes todos los partidos tienen un rasgo común: la división interna. Esta división marcará la diferencia entre victoria o derrota de los partidos más fuertes y más competitivos. Por ejemplo:
- a) La división en el PAN se da por la inercia de las antipatías personales y fundamentalmente por la sucesión anticipada del gobierno estatal.
- b) La división en MORENA se da por las grandes diferencias ideológicas entre internos y externos, así como el apetito colectivo para ejercer el poder desde el partido y desde el gobierno.
- c) La división en el PRI tiene su origen en la confrontación histórica entre expresiones políticas perfectamente organizadas aferradas al anclaje del poder. Hoy las nuevas generaciones libres desean construir un nuevo partido sin los grupos totémicos.
- d) La división en los partidos de menor tamaño no es visible, en todo caso enfrentan un problema clave que tiene que ver con la falta de estructuras y la escasez de recursos. Sin embargo cuentan con liderazgos emergentes valiosos.
En síntesis, el PAN desde antes, y MORENA después, son partidos que desde el gobierno no han dejado de estar en el escenario, cautivando y estimulando a sus bases; sin embargo, el PRI ha dejado pasar las grandes oportunidades que en la coyuntura se han presentado ante los desgastes obvios de sus principales rivales.
Aun así, si el PRI aprovecha los cabrilleos de las oposiciones, une a su clase política, evita la huida de sus electores leales, selecciona muy buenos candidatos o candidatas en sus principales plazas (zona metropolitana) y destierra el pensamiento crónico de sus derrotas, podrá superar su condición de partido perdedor. Ese será el mejor regalo en su noventa aniversario.
