Jorge Varona Rodríguez *
¿Qué celebra hoy el PRI?
Hace poco más de 50 años el Presidente del CEN sentenció que si el PRI no marchaba con el pueblo, el pueblo marcharía sin el PRI… Palabras proféticas que se han cumplido: 1988, 1997, 2000 y 2006. En 2012 apenas el 38 por ciento de los electores brindó su apoyo. De 2013 al 2018 fue contundente el repudio al partido olvidó identidad, origen y vocación, habiéndose identificado, inconsecuente, con un modelo de capitalismo voraz que incubó una minoría económica dominante subsidiada permanentemente con salarios bajos, fisco regresivo y leyes a la medida.
¿Qué sigue?
La realidad social y política, hoy, se caracteriza al menos por tres cuestiones cruciales:
1) la creciente división y polarización social como consecuencia, principalmente, de la marginación y exclusión, la degradación del nivel y calidad de vida de la gran mayoría, así como la inseguridad pública y su cauda de las decenas de miles de muertos y desaparecidos. Otra cuota de sangre que paga el pueblo.
Por momentos la rijosidad parece desbordar los extremos de la ley y tiende a romper el orden político. Es patente la abierta pugna en el complejo entramado socio-cultural del país: la lucha ideológica y clasista, intereses encontrados entre unos y otros sectores; forcejeos entre trabajo y capital, paros y huelgas.
Pero no sólo es de tipo clasista, también destacan reclamos de gremios y de comunidades urbanas y rurales; la confrontación entre gobierno nacional –los de antes y el de hoy-- y pueblos indígenas que más que obras de infraestructura, rechazan de plano el capitalismo subordinado y dependiente. Cuestión que lleva la controversia a otro nivel.
¿Cuánto hay de “espontáneo” en la medida que se colmó la paciencia de los de abajo y ven retórica y actitudes de la transición como oportunidad? ¿Cuánto es inducido por quienes tensan la situación para calibrar y aprovechar coyunturas, o incluso desde el poder público?
La inconformidad social no surgió ni detonó el uno de julio. Tampoco emanó de 36 años de “neoliberalismo”. Viene desde décadas atrás, a partir que la Revolución Mexicana fue conculcada desde fuera y traicionada desde dentro. Y decir Revolución Mexicana es decir pueblo de México.
2) Los retos y dilemas del desarrollo económico y social, que debe ser compartido o no es desarrollo.
Es evidente que el capitalismo liberal y la economía de mercado han sido incapaces para resolver, si no es que profundizaron, desigualdad, pobreza y marginación. Deuda secular que tampoco logró abatir el viejo régimen. Corresponde ahora otra visión de la sociedad como proceso integral: economía, cultura, política, naturaleza. Ante todo, seres humanos que exigen condiciones materiales de vida que aseguren el ejercicio de derechos y libertades. Crecer más y mejor, con empleos dignos, justa distribución del ingreso y un ambiente cuidado y protegido. (ECONOMÍAunam, 46. Los retos de México).
3) Nuestro modelo democrático resolvió la alternancia pero no ha cumplido otra esencial función: dar cauce a ambas cuestiones a partir de transparencia, certeza y equidad electoral, para forjar con el consenso del pueblo ciudadano los acuerdos que garanticen claridad en las reglas, las responsabilidades y el ejercicio pleno de los derechos humanos.
Las nuevas generaciones y los jóvenes de espíritu no ven partido alguno que los represente o los motive. Manifiestan ideas y valores que expresan sus necesidades y aspiraciones con la mira puesta en el siglo 21. Sus ideas respecto de democracia, justicia social, participación, representación política y derechos humanos, no corresponde a los paradigmas del siglo 20 ni al liberalismo económico que depreda a la sociedad, como tampoco al confuso populismo que adopta posturas contradictorias, autoritarias e ideológicamente represivas por dogmáticas, las que por definición son antidemocráticas.
Por ello ven hacia otro futuro, que diseñan y perciben con claridad y están decididos a construirlo, con partidos o sin partidos.
Habrá que observar cómo se resuelve o agudiza la conflictividad social, según el rumbo de la dinámica nacional; cómo evolucionan reacomodo de intereses y reconfiguración de élites. Especialmente si al fin llegan al ciudadano de a pie beneficios tangibles en su condición de vida.
En medio de la crispación social y los altibajos en la racionalidad del debate público, el desafío, para el PRI y para cualesquier partido político que se respete, es el de definir de cuál lado social y político se asume. Volver a las raíces, que no es lo mismo que regresar al pasado, sino el de proponer una revolución social del siglo 21. Revolución cultural por democracia, igualdad y justicia social, temas centrales la gama de los derechos humanos, sociales, económicos y culturales.
La derrota político-electoral propició dispersión y balcanización. Por ello es positiva la decisión de convocar a la militancia en la elección del CEN y solicitar al INE organice este proceso interno. Ataja la suspicacia y bloquea (debe impedir) la proliferación de clanes y tribus encabezados por viejos y nuevos caciques. Pero queda pendiente la propuesta ideológica, programática y estratégica. Ésta es indispensable, además de unificar a la militancia, para generar confianza y credibilidad ante un electorado escéptico.
¿Qué propone el PRI en su nonagésimo aniversario al pueblo de México, particularmente a los jóvenes?
* Expresidente del Colegio de Ciencias Políticas de Aguascalientes.