Ciudad de México.- 1 de marzo de 2019.- (aguzados.com).- La tarde del 24 de diciembre de 2018 una noticia sacudió los medios de comunicación en México: el helicóptero en el que viajaban la gobernadora de Puebla, Martha Érika Alonso, y el senador, Rafael Moreno Valle, se desplomó y ocasionó la muerte de ambos.
Este acontecimiento se suma a otros donde políticos reconocidos han perdido la vida de manera similar, tal es el caso de los ex secretarios de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, quien falleció en 2008, al caerse el avión en el que viajaba, y José Francisco Blake Mora, quien murió al desplomarse su helicóptero en 2011.
El miércoles de esta semana, la SCT anunció que las grabaciones entre la torre de control y el helicóptero se mantendrían resguardadas por cinco años. Posteriormente y en conferencia de prensa, el presidente corrigió dicha decisión e instruyó a su secretario para dar a conocer las grabaciones. El día de ayer se hicieron públicas dichas grabaciones. No parecen aportar mayores elementos para explicar el incidente.
El líder del PAN, Marko Cortés, en días anteriores hizo declaraciones polémicas que ameritaron la respuesta del presidente; el líder del PAN sugirió que el incidente en cuestión “había sido provocado” y cuestionó la falta de información por parte del gobierno federal, describiéndola como un “silencio sospechoso”.
Más allá de las investigaciones oficiales, resulta importante conocer la opinión de la ciudadanía sobre estos eventos, así como su punto de vista respecto de si se trató de accidentes o de acciones provocadas; ello ayuda a identificar qué tanto pueden permear las teorías conspiracionistas o bien qué tanto se cree que fueron hechos que no se podían prever.
El fallecimiento del ex secretario de Gobernación, Blake Mora, fue el evento más conocido de los tres antes mencionados. Nueve de cada 10 personas se enteraron de éste. Le sigue en niveles de atención la muerte de la gobernadora de Puebla, Martha Érika, y del senador Moreno Valle con 80 por ciento de las menciones. En tercer sitio se encuentra la muerte de Camilo Mouriño, la cual fue conocida por 71 por ciento de los mexicanos.
La muerte de Martha Érika Alonso y Rafael Moreno Valle generó un alto porcentaje de personas que se enteraron de lo ocurrido. La encuesta de Parametría se realizó a solo un mes de que ocurriera el desplome del helicóptero en el que viajaban; también es relevante considerar en la lectura que se trata de figuras locales y no nacionales, como los secretarios de Gobernación que fallecieron en las mismas circunstancias, lo que hace aún más relevante el porcentaje de quienes dieron seguimiento al caso.
Llama la atención que poco más de la mitad de la población (53%) considere que la muerte de la gobernadora de Puebla, Martha Érika Alonso, y el ex gobernador, Rafael Moreno Valle, fue provocada. En contraste, tres de cada 10 dijeron que se trataba de un accidente y 18 por ciento no supo qué contestar al cuestionamiento.
De los tres eventos, el de Puebla es en el que más personas dijeron que se trata de algo provocado, con 53% de menciones. Quienes creen que el avión donde viajaba el ex secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, fue derribado llegó a 46%. Los que indicaron que la muerte del ex secretario de Gobernación, Blake Mora, fue algo intencional llegó a 40%.
Las personas que contestaron que la muerte de la gobernadora de Puebla, Martha Érika Alonso, y el ex gobernador, Rafael Moreno Valle, fue provocada creen que ellos mismos lo hicieron o que no están muertos, así lo afirmó 20%. Otro 19% dijo que quien lo hizo fueron sus adversarios políticos. El 15% refirió que el gobierno fue quien lo planeó. Con menos menciones aparecen sus enemigos (9%) y su propio partido (6%). Un importante 27% no supo qué contestar sobre la autoría de este evento.
Una forma de interpretar estos porcentajes se puede vincular, sin duda, al vacío de información. Ante la falta de una explicación que dé certeza al público, el ciudadano crea sus propias hipótesis. En general, es difícil para la ciudadanía enfrentar eventos públicos de tal magnitud sin información cierta. Los vacíos de información sugieren algunos teóricos de la comunicación, no duran mucho tiempo. Suelen llenarse con la información más inmediata, esté validada o no.
Es decir, el público no se preocupa tanto por la calidad de información, sino por cubrir el vacío que le dé alguna certidumbre. En general, todos los eventos en los que fallecen figuras públicas sean de la clase política o de cualquier otro grupo social asociado con un estatus social valorado (por ejemplo, deportistas o artistas) generan una sensación de vulnerabilidad en el público. De allí la necesidad urgente de darle un sentido o una interpretación al evento.
La experiencia a partir de eventos similares anteriores es que las investigaciones suelen durar mucho más tiempo de lo que el ciudadano puede tolerar. Por ello la lectura del público antecede el reporte de los hechos validados.
Una consecuencia natural de este proceso es la falta de confianza del público en sus instituciones. Esperemos que este sea un incidente aislado y no afecte de manera sustancial la confianza en la vida, sobre todo ahora que, por lo menos entre la gente, hay tan altas expectativas de su gobierno.