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VALOR PÚBLICO / De caudillitos y alianzas rotas en el PRI

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David Pérez Calleja

Aguascalientes, Ags, 14 diciembre 2016.- (aguzados.com).- Un viejo lema del Partido Revolucionario Institucional, "Democracia y Justicia Social", suena hoy a demagogia y alguien se pregunta, ¿el romántico ideal de “Democracia” evitará el galopante desempleo y los salarios de hambre en México? Por tal razón vale reflexionar, ¿por qué razón la “Justicia Social” se hizo inoperante e inaplicable en la mayor parte de nuestro territorio? ¿Por qué motivo los “caudillitos” y el PRI como institución política rompen su pacto ideológico con las causas sociales que le dieron origen y abandonan las reivindicaciones populares y al sindicalismo mexicano y a las organizaciones campesinas? Hoy, frente a la alternancia en el poder, ¿cuáles son las causas sociales que defiende el PRI?

Las derrotas electorales del partido tricolor, en gran parte, tienen su origen en la sepultura de las causas populares, obreras, campesinas. Es evidente que el Partido de la Revolución Mexicana, conducido por los “caudillitos” perdió su identidad electoral y extravió a “su clientela”. A cambio, decidió proteger a la perfumada oligarquía gobernante de un grupo neo-burgués urbano, mientras su militancia emigra gradualmente hacia el PAN, PRD, PT, PANAL, PVEM, MC, MORENA, PES y, más recientemente, hacia las candidaturas “independientes”.

Cuando los “caudillitos” heredaron el poder, el Partido se “urbanizó y burocratizó”. Surgió así la “nueva generación”, una sub-especie de dirigentes tricolores adoctrinados en la derecha ideológica y deformados en universidades privadas confesionales y conservadoras, que han intentado, por supuesto sin éxito, arrebatarle el voto de las clases medias urbanas a un Partido Acción Nacional, que nació de ellas.

A partir de la llegada de los “caudillitos”, los fracasos políticos y electorales de los tricolores han sido constantes e intermitentes y diluida su militancia mientras se ha fortalecido su perfumada oligarquía, viciosa e ineficaz, alejada de las bases sociales.

Así las cosas, es una utopía pensar que el PRI pueda alcanzar su ideal de Justicia Social concebido en los años 40 y 50 del siglo pasado. Para desgracia de su “clientela electoral”, los “caudillitos” son socios de los capitalistas industriales (Alemania, Japón, Corea, China) y de los voraces comerciantes mexicanos de los grandes centros urbanos. Los tricolores abandonaron a medianos y pequeños empresarios nacionalistas y las causas sociales originarias; su base social navega entre la pobreza creciente de empleados urbanos, obreros y campesinos indefensos ante la ambición desmedida de los grandes capitalistas.

¿Podrá revitalizarse el PRI en el corto plazo? Realmente no se ve cómo. Tal vez, a mediano plazo, previa renovación del pacto ideológico y de acción política con los sindicatos de trabajadores adheridos o no, a la CTM, CROC, CROM, FSTSE y de otros empleados de la industria del conocimiento y de servicios en zonas urbanas, y con las diversas organizaciones de campesinos, más particularmente, con las familias y las organizaciones de migrantes en los Estados Unidos de América. 

Más o menos desde 1995, el sistema democrático en nuestro país abrió las puertas a la alternancia partidista en los gobiernos municipales, seguidos más tarde por los estatales y finalmente en el 2000, por la Presidencia de la República. Esta “zanahoria” de pluralidad “democrática” en gobierno, ha consolidado un modelo muy corrupto de desarrollo neo-liberal que impone costumbres y conductas sociales imperialistas a nuestro pueblo a cambio de un raquítico financiamiento para el “crecimiento económico”. Mientras tanto, la deuda externa y la dependencia económica crece al ritmo de la pobreza en las ciudades y localidades del país.

Pienso que alguien nos ha engañado con el modelo de alternancia en el gobierno. La alternancia de partidos en el gobierno se ha convertido en un gran efecto distractor. Nuestro actual modelo de democracia, no parece ser capaz de superar el bajo nivel de desarrollo económico, ni brindar un ápice más de “justicia social” a los trabajadores y sus familias. Cambiar de partidos en el Poder no basta para superar la pobreza y la injusticia. La democracia electoral es una zanahoria. Los partidos nacionales no representan ningún cambio en el modelo neo-liberal.

Con cinismo, nuestro régimen se cubre el rostro, engaña con el verbo. Argumenta que la democracia es la panacea para la libertad y dignidad del hombre y el goce de sus derechos humanos; mientras tanto, nuestra República se adentra en una crisis social y su gobierno de oligarcas y “caudillitos” aristócratas reprime al pueblo y se enriquece a costa del erario.

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