- Los economistas advierten que el PIB de México tardará tres años en volver a los niveles anteriores a la pandemia e incluso entonces las tasas de crecimiento seguirán siendo modestas
Ciudad de México.- 25 de noviembre de 2020.- (aguzados.com).- ¿Por qué la economía mexicana no crece cómo debería? Las razones no tienen nada que ver con el coronavirus: de hecho, los expertos esperan que, cuando por fin pase la crisis, el PIB suba entre 2% y 3% para los años 2022 y 2023, es decir, a tasas que desde mitades del sexenio pasado han sido insuficientes para dinamizar la generación de empleos y erradicar la pobreza y la informalidad.
Los motivos de este “estancamiento” son la poca inversión pública, los menores ingresos petroleros, la depreciación del peso frente al dólar y los recortes al presupuesto de los gobiernos, que no están estimulando la economía.
En el corto plazo, sin embargo, el COVID-19 sí es el principal freno a la actividad. Para finales de 2020, la calificadora de crédito HR Ratings prevé que la economía decrezca un -8.8%, y para 2021 se recupere 4.6%.
“Un crecimiento de alrededor de 4% posterior a una caída tan fuerte no es muy alentador; sin embargo, la percepción de una tasa de crecimiento superior a 4% en general es positiva, pero esto es equívoco. De hecho, nuestro pronóstico implica un crecimiento mensual promedio de la actividad económica de 0.18%, lo que resulta en que, para el cuarto trimestre de 2021, el PIB apenas se ubique en 2.4% anual por encima del cuarto trimestre del cuarto trimestre de 2020”, refirió la calificadora de riesgo en un análisis.
De acuerdo con Félix Boni, director de Análisis en HR Ratings, los niveles previos a la pandemia, después de un crecimiento de 12% en el tercer trimestre de 2020, regresarán entre finales de 2022 e inicios de 2023, un escenario no muy alentador, considerando que previo a la pandemia, la economía venía creciendo a ritmo moderado desde mitad del sexenio pasado, e incluso registró caídas en 2019.
“Es fácil tener una recuperación inicial cuando estás muy bajo, la cuestión es cuánto tiempo va a durar esa tasa de recuperación”, dijo Boni.
“Estaba repartiendo un poco en mis pronósticos la recuperación entre 2021 y 2022, pero si esto se acelera estaríamos viendo menor crecimiento en 2022 a lo más cercano a la historia que teníamos antes del COVID-19”, refirió por su parte Marco Oviedo, jefe de Research para América Latina de Barclays.
Oviedo indicó que los ritmos del crecimiento de México previos al COVID-19 se esperan considerando el efecto AMLO o el del aeropuerto que detonó la desconfianza para la inversión (lo cual quedará a prueba pasando parte de la recuperación de COVID-19 en 2021), también el hecho de que la inversión pública ha sido muy baja, y el sector petrolero ha venido cayendo.
Para 2022, la Encuesta de Expectativas del Sector Privado del Banco de México refiere una proyección promedio para la economía de 2.3% anual, nivel cercano al 2.63% registrado en 2016 y al 2.11% registrado en 2017.
“La economía ya estaba cayendo antes desde el cuarto trimestre de 2019. México tiene problemas estructurales, uno de ellos fue en la primera mitad de la administración de Enrique Peña Nieto cuando los ingresos petroleros cayeron, esta fuente de recursos se secó y para reponer el gobierno ajustó procesos para aumentar su recaudación por cobro de impuestos; recibes menos dinero del extranjero y para compensar sacas más dinero de tu economía”, comentó el directivo de HR Ratings.
Para las finanzas públicas esto fue una decisión correcta, pero sí afectó el crecimiento en la segunda parte de la administración de Peña Nieto, el cambio de tendencia en el petróleo provocó depreciación del peso, y por ende en la inflación, y ésta en la necesidad de subir la tasa de referencia de interés, hasta ahora el gobierno está muy restringido por esos problemas y el nivel de deuda, además de que actualmente la inflación subyacente no cede, explicó Boni.
En 2014 los ingresos petroleros generaban el 30.7 de todos los ingresos presupuestarios, en 2015 bajó a 19.8%, en 2019 representó el 17.7%, detallan cifras de Hacienda.
Cuando cayeron los precios del petróleo, el gobierno inició con una serie de recortes al presupuesto, el primero fue en 2015 dado a conocer por el entonces secretario de Hacienda, Luis Videgaray, y en el que se cancelaron los proyectos del Tren Transpeninsular y el tren México-Querétaro. Desde 2015 y hasta la fecha, la administración federal anuncia recortes al presupuesto público cada año.
Pese al cambio de gobierno en 2018, esta política de austeridad ha evolucionado hasta convertirse en la “pobreza franciscana” lo que ha afectado principalmente al gasto público para el desarrollo de infraestructura, y que es clave para incentivar la inversión privada y dinamizar la generación de empleos.
Cifras de la secretaría de Hacienda detallan que el gasto de inversión en 2017 y 2018 fue el más bajo desde 2007 con respecto al PIB; al registrar 2.8% del PIB en ambos años, en 2019 este nivel fue menor al representar 2.3% del PIB nacional.