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El método de Thaler, Premio Nobel de Economía, para ahorrar

  • Te lleva a descubrir qué es lo que te falta para alcanzar tus metas financieras

Washington, D. C.- 22 marzo de 2020.- (aguzados.com).- Las decisiones sobre las finanzas personales siempre van ligadas a una determinada inseguridad: resulta algo lógico, dado que tener errores puede traducirse en perder el capital con el que tanto esfuerzo ha costado lograr.

Así es justo en este punto en el que la economía conductual actúa, porque si comprendemos por qué el ser humano tiene determinados comportamientos con su dinero, podremos detectar y evitar posibles fallos de interpretación de la realidad de la economía doméstica.

De esta manera, las investigaciones de Richard H. Thaler, Premio Nobel de Economía en 2017, aplicadas al ahorro se basan en un concepto que se puede aplicar desde el punto de vista particular: “solo se necesita un empujón para tomar la decisión correcta en las finanzas personales”.

Es muy probable que te resulte casi una misión imposible ahorrar y que tampoco acabes decantándote por invertir si es que lo consigues. No has de culparte por ello. Existen sesgos cognitivos que hacen que vayas por la senda errónea.

En este sentido, un pequeño empujón no te vendría mal para ahorrar. Simplemente, te bastará para que tus decisiones económicas sean las acertadas. Y es que la llamada economía conductual, es necesaria para detectar los fallos en la percepción económicas que se tiene.

Las decisiones sobre las finanzas personales siempre van ligadas a una determinada inseguridad. Resulta algo lógico, dado que tener errores puede traducirse en perder el capital con el que tanto esfuerzo ha costado lograr. Así, es justo en este punto en el que la economía conductual actúa, porque si comprendemos por qué el ser humano tiene determinados comportamientos con su dinero, podremos detectar y evitar posibles fallos de interpretación de la realidad de la economía doméstica.

Siguiendo este mismo hilo, en la economía actual uno de los máximos exponentes de esta teoría es el célebre economista estadounidense, Richard H. Thaler, que ya había colaborado en los setenta con Kahneman y Tversky, en sus investigaciones en la Universidad de Stanford, hablando sobre este campo.

Con más de 40 años de dedicación e innumerables aportaciones a la economía conductual, se llevó el Premio Nobel de Economía en 2017, cuando trabajaba como profesor de la prestigiosa Escuela de Negocios Booth, de la Universidad de Chicago. De esta manera, sus investigaciones aplicadas al ahorro se basan en un concepto que se puede aplicar desde el punto de vista particular: “solo se necesita un empujón para tomar la decisión correcta en las finanzas personales”.

Cómo conseguir los objetivos

Nudge: improving decisions about Health, Wealth and Happiness, una de las obras fundamentales para el reconocimiento internacional de Thaler, habla del impulso que necesitas para tomar las mejores decisiones en salud, dinero y felicidad.

Esto se basa en que, a lo largo de la vida, las personas se equivocan al decidir sobre salud, finanzas, educación. Por eso, para evitar estos errores trascendentales, Thaler propone que la población reciba un “nudge”, un empujoncito, para “tomar la decisión adecuada”.

Esto sienta sus bases en el paternalismo libertario, donde una entidad superior (el Estado) permite al ciudadano tener una visión más amplia, para que actúe con más conocimiento, “reduciendo así los sesgos cognitivos”, expone Thaler.

Según su libro, el planeta está repleto de “arquitectos” que influyen en las elecciones y tienen la responsabilidad de dar pequeños empujones a las personas en aras de compensar el fallo de percepción humano. Para ello hay que establecer políticas y estrategias que sirvan de ayuda a las personas (con una voluntad viciada, con sesgos cognitivos) a tomar “decisiones correctas, aunque sin hacer interferencia alguna en su libertad para elegir racionalmente”.

De esta manera, únicamente necesitas un leve empujón para escapar de los principales sesgos cognitivos que te impiden ahorrar e invertir: “el sesgo del presente y la aversión a la pérdida”, analiza el premio Nobel de economía.

En este sentido, el cerebro humano es procrastinador por naturaleza. Se priorizan las decisiones que te llevan a adquirir una satisfacción en el más corto plazo. Dicho de otro modo, primero se decide sobre lo que es más sencillo y probable que reporte satisfacción; y se posponen las decisiones más incómodas y difíciles de tomar.

Un ejemplo sería si dispones de mil euros en tu cuenta. Tendrás unas tentaciones para gastar casi incontables. Lo más cómodo es no pensar en el futuro y gastarlos rápidamente en algo que te guste, que te reporte satisfacción en el presente.

Lo difícil es pararse en esa compra, y pensar que esos 1.000 euros, ahorrados e invertidos, te podrían suponer una mayor satisfacción a posteriori, cuando te sirvan para alcanzar algún objetivo de ahorro: un viaje, un coche, complemento para tu pensión de jubilación etc.

Maximizar el ahorro no es dejar el capital inmóvil en la cuenta. Hay períodos, como el actual, en que los tipos de interés tan bajos no permiten rentabilidades fáciles. Actualmente toca luchar contra la inflación, por lo que es importante tener claros los sesgos cognitivos para alcanzar esas metas.

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