- De que se puede se puede, nunca se rajen; con todo, alentó a los estudiantes de UVM
- El deporte, fundamental en la vida del laureado escritor y guionista de cine.
Ciudad de México.- 22 de octubre de 2020.- (aguzados.com).- En todas las profesiones, más que el talento, lo que cuenta es el rigor, la disciplina, el empuje, afirmó el laureado escritor, guionista y director de cine mexicano, Guillermo Arriaga.
“Escribir, dirigir, actuar, la mayor parte de las profesiones muy poco tienen que ver con el talento, tienen que ver con el rigor y con la disciplina y lo he descubierto a lo largo de 32 años de dar clases a jóvenes estudiantes. Cuenta más el empuje que el talento, cuenta más la decisión que el talento”, expresó durante la Conferencia Magistral Talento o Rigor, presentada en el marco del ciclo UVM Talks.
Arriaga, nacido en la ciudad de México, alguna vez habitante de la Unidad Modelo en Iztapalapa, desde niño –y aún en su vida adulta- sufrió los efectos del conocido trastorno por déficit de atención. Le costaba trabajo entender la lógica, algo que incluso hoy le sucede, según relató.
Con solo una materia aprobada en la primaria, al término de su educación inicial ya lo habían convencido que no servía para escribir, ya lo habían convencido que no servía para el deporte. Sin embargo, en la secundaria y la preparatoria, las clases de Teatro y de Deporte trajeron enseñanzas que marcaron un giro definitivo en su vida.
“El teatro no solamente me ayudó a entender las estructuras dramáticas, sino que me ayudó a entender que podía escribir. Desde esos momentos, empecé a darme cuenta de dos elementos muy importantes en el deporte: la confianza en uno mismo y la disciplina; son cuestiones fundamentales que aprendí en la secundaria y la preparatoria y que luego llevé a lo largo de mi vida”.
“La base de mi carrera está fundamentada en el riesgo, la confianza en mí mismo, el rigor y la disciplina”, expresó.
El más reciente reconocimiento a Guillermo Arriaga es el Premio Alfaguara 2020, por su novela Salvar el fuego -de la que refirió concilia dos mundos: la violencia y el sosiego-; su primer libro fue Retorno 201 y debutó como novelista con Escuadrón Guillotina. Alcanzó la fama internacional tras su trabajo en filmes como Amores Perros (2000), 21 gramos (2003), Babel (2006) y Los tres entierros de Melquiades Estrada (2005).
Siendo joven, coqueteando con la idea de ir a las Olimpiadas y con 83 kilos y 1.88 de estatura, Arriaga comenzó a entrenar box, pero le sobrevino un dolor en el pecho que fue diagnosticado como una infección en el pericardio. “Me fui a la cama 3 meses, no había mucho que pudiera hacer, al baño sólo podía ir una vez al día, no podía hablar más de cinco minutos con una persona”, recordó.
Relató que esa noche, cuando tuvo que reposar por dicha enfermedad, miró sus manos, y al pensar en la posibilidad de que se transformaran en manos sin vida, decidió escribir. “Dije: tengo que dejar algo, que vaya más allá de mi vida y empecé a escribir. Yo siempre quise ser escritor, desde niño quería ser escritor, por alguna razón se me empezó a olvidar, pero esa infección en el corazón me devolvió el ímpetu de escribir y empecé a escribir… y no me detuve”.
Guillermo Arriaga, quien durante la conferencia compartió que hace años ayudó a UVM a desarrollar sus planes de la carrera de Comunicación, pidió a los estudiantes confiar en sí mismos y no optar por aquella recomendación que invita a “cumplir sueños”. “No se trata de ser soñadores, se trata de tener metas, de ir una por una y no detenerse, es mejor trazarse metas que sueños, porque los sueños pueden sonar a poco factibles y las metas se cumplen”.
Al repasar detalles de su trayectoria, el guionista compartió que escribió A cielo abierto, como parte de una trilogía fílmica que planeaba dirigir, y que se habría complementado con dos obras más llamadas Perro Negro, Perro Blanco (que se convirtió en Amores Perros) y con Tarde rota (Que se convirtió en 21 gramos).
“Mi idea era dirigir esas tres películas, pero conocí a Alejandro González Iñárritu, él quería que yo escribiera una comedia romántica, le dije que yo no escribía comedias románticas y que yo estaba escribiendo una película que yo mismo quería dirigir que se llamaba Perro Negro, Perro Blanco y de ahí derivó a Amores Perros”, relató.
Esta cinta, surgió de tres sucesos importantes en la vida de Arriaga, quien procura que la mayor parte de su trabajo tenga como fuente la vida, mucho más que otras obras. Lo primero, fue un accidente que sufrió junto con un grupo de amigos el 26 de diciembre de 1985, cuando viajaba por carretera en la Huasteca Potosina. Cayeron a un barranco, todo dio vueltas y él, que era obsesivo con el uso del cinturón de seguridad y en ese preciso momento no lo llevaba por una decisión inesperada y sencilla, fue el único que resultó herido. Lo sucedido, dijo, le hizo pensar en el pasado, el presente y el futuro del accidente.
“Y me empecé a obsesionar con el pasado del accidente, el presente del accidente y el futuro del accidente, y esa es la estructura de Amores Perros”, explicó.
El segundo elemento que influyó en aquella obra, fueron las peleas de perros que sucedían donde vivía y el inesperado triunfo de su perro “Coffee” sobre el campeón de la colonia. “Mi perro tomó de la tráquea al perro que era el campeón, se la arranca y lo mata; esa escena propulsa la historia de Amores Perros”. El tercer elemento que intervino, fue su propósito de llevar el espíritu, la estructura de la novela al cine.
Guillermo Arriaga recuerda que, cuando platicaba la película a sus hermanos, a sus amigos, le decían: “¿A quién le va a interesar ver una película de peleas de perros?”.
¿Qué resultó? Amores Perros se convirtió en un fenómeno y ha sido una de las películas más premiadas en la historia del cine. “Fuimos nominados al Oscar como Mejor Película Extranjera, después de 40 o 60 años de no estar nominados, no recuerdo cuánto tiempo; ganamos la Semana Internacional de la Crítica, y empecé a recibir llamadas de actores, actrices, productores muy famosos, y yo me empecé a sorprenderme de aquel éxito de Amores Perros, es una película arriesgada, está contada en tres historias interconectadas”.
Vino 21 gramos, en la que actuaron Sean Penn, Naomi Watts y Benicio del Toro; Sean Penn ganó la categoría de Mejor Actor en el Festival de Cine de Venecia, mientras que Watts y Del Toro fueron nominados al Oscar. A invitación de Tommy Lee Jones –quien quería dirigir una película escrita por el mexicano- surgió Los tres entierros de Melquiades Estrada, con la que compitieron en el Festival de Cannes “y con orgullo puedo decir que fui el primer mexicano en ganar la categoría de Mejor Escritor en español; Tommy Lee Jones ganó Mejor Actor”.
Posteriormente, Iñárritu y Arriaga hicieron Babel, que se grabó en Marruecos, Estados Unidos, Japón y México, y estuvo nominada a varios premios Oscar; Guillermo Arriaga como Mejor Escritor; estuvo también nominado a los Globos de Oro y compitió en el Festival de Cannes. En Babel actuaron Brad Pitt, Cate Blanchett, Rinko Kikuchi y Gael García.
Arriaga dijo haber aprendido que los mexicanos tienen mucho que aportar, pues brindan una visión que sólo los mexicanos tienen. Reiteró ante la comunidad UVM el valor del deporte y las habilidades que su práctica pueden desarrollar en una persona. Poniendo como ejemplo a otros dos mexicanos que crecieron en la Unidad Modelo de Iztapalapa y alcanzaron el éxito, habló de Alfredo Tena, quien llegó a ser capitán de la Selección Mexicana de futbol y de su hermano, Luis Fernando Tena, uno de los entrenadores más exitosos del balompié mexicano.
“Recuerden: metas, disciplina, rigor, empuje, motivación y confianza, es en lo que deben creer; si les dicen ‘no, es muy difícil’, créansela que sí se puede. Véanme a mí, un joven egresado de la Unidad Modelo en Iztapalapa pudo; obviamente, los estudiantes van a poder. Los hermanos Tena lo demostraron, el técnico más exitoso del balompié nacional, el más destacado y el capitán de la selección nacional, también egresados de la Unidad Modelo. De que se puede se puede, nunca se rajen, con todo”, concluyó.