- La hidratación y nutrición son factores importantes para el desarrollo y resolución de este daño
Ciudad de México, 22 de octubre de 2019.- (aguzados.com).- El uso de inmunonutrientes, como L-arginina, zinc o antioxidantes, contribuye a sanar heridas en aquellos pacientes que sufren de lesiones en la piel por permanecer en reposo prolongado, ya que la nutrición es un factor muy importante para que sanen, afirmó el médico docente de la Universidad del Valle de México UVM), Campus San Rafael, Sergio Zúñiga Sánchez.
Agregó que “hoy en día existen suplementos que contienen los denominados inmunonutrientes, como la L-arginina, zinc o antioxidantes, los que se ha visto, promueven el cierre de la herida en lo que se conoce actualmente como Inmunonutrición”, dijo.
Aquellos pacientes que presentan estas lesiones, deben consumir alimentos ricos en proteínas de alto valor biológico como huevo, carne roja o pollo, ya que también son importantes para el cierre de la herida, sin olvidar un adecuado aporte de grasas y carbohidratos.
Zúñiga Sánchez explicó que la inmunonutrición es la ciencia que se encarga de estudiar la relación entre los nutrientes y la inmunidad de nuestro cuerpo. Es decir, los objetivos de la inmunonutrición son, entre otros, conocer y estudiar los marcadores inmunológicos asociados al estado nutricional, entender cómo distintos compuestos presentes en los alimentos influyen en la respuesta inmune que desarrolla el cuerpo frente a virus, bacterias, alérgenos, toxinas, células malignas, etc. Y, en términos generales, estudiar los factores vinculados a la nutrición que influyen en el sistema inmunitario.
Añadió que sin lugar a dudas, estas lesiones o daños en la piel conducen a una alta morbi-mortalidad del paciente, es decir, que aumentan el riesgo de morir, “estas pueden concluir con la amputación, pérdida del tejido por necrosis o incluso su desenlace fatal con sepsis (complicación potencialmente mortal de una infección) por infección generalizada.
Evidentemente hay que tratar la enfermedad de base y las comorbilidades, la evidencia indica que para evitar las complicaciones y sanar la úlcera es indispensable dar soporte nutricional adecuado al paciente y fijar objetivos respecto a la hidratación, la movilización del paciente y manejo médico de las heridas.
Explicó que las úlceras son una lesión o daño localizado en la piel y el tejido blando subyacente sobre una prominencia ósea, o relacionado con un dispositivo médico u otro. Detalló que el término correcto para nombrar estas lesiones es “daño por presión”. La NPUAP (Panel Consultivo Nacional de Úlceras por Presión), clasifica en distintas etapas esta complicación y precisa si el daño incide en la piel o incluso en planos profundos como músculo, tendones o huesos.
Dijo que quienes presentan este daño en la piel son pacientes que se encuentran hospitalizados varios días, encamados, en terapia intensiva o bien, los que se encuentran en su domicilio y no tienen suficiente movimiento. En particular, añadió, es un problema grave de salud para el adulto mayor, asociado a incontinencia urinaria, inmovilidad y desnutrición.
“Los distintos estudios han descrito alteraciones en el microambiente del sitio afectado, los tejidos se perjudican de manera local por la presión ejercida dando lugar a una alteración en la perfusión sanguínea, sin olvidar que el estado de hidratación y nutrición son factores importantes tanto para el desarrollo como para la resolución de este daño; además, se deben tomar en cuenta las comorbilidades como son la diabetes, hipertensión, obesidad y tabaquismo, ya que estas también condicionan o agravan esta condición clínica”, comentó.
Uno de los síntomas más importantes de ulceración en la piel o “daño por presión”, es el dolor en el sitio afectado, que puede ser desde leve hasta muy intenso. Por otro lado, existe una disminución de la calidad de vida, un aumento en la mortalidad, una mayor estancia hospitalaria, mayor reingreso hospitalario y sobre todo mayor carga económica tanto para el paciente como para el sistema de salud, afirmó.
En relación a los cuidados de estas heridas, indicó que se aconseja el aseo general del paciente cada 24 horas, lavar la piel con agua tibia, enjuagar y realizar un secado meticuloso sin fricción, utilizar jabones con bajo potencial irritativo.
“Mantener la piel del paciente en todo momento limpia y seca, además, examinar el estado de la piel a diario, evaluar las zonas más susceptibles de ulceración como son la región del hueso sacro, los talones y codos.
Zúñiga Sánchez es catedrático de la UVM y UNITEC. Obtuvo la beca Armstrong y el apoyo sectorial del CONACYT para el desarrollo de investigación en el área de oncología y neuropatía experimental.