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La CNDH usada como Oficialía de Partes; Rosario y su desastre

Ciudad de México.- 16 de mayo de 2021.- (aguzados.com).- El 7 de noviembre de este año se cumplirán dos de los cinco años del periodo de Rosario Piedra Ibarra como presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).

Dos años de un desastroso desempeño que sí podía saberse desde el momento en que sin cumplir los requisitos establecidos para dirigir la Comisión y mediante una votación desaseada en el Senado, el partido en el poder impuso a Rosario Piedra al frente de la CNDH.

Dos años en los que la titular de la Comisión ha figurado más como la encargada de una oficialía de partes al servicio de la Presidencia que como la responsable de promover y respetar los derechos humanos de los ciudadanos en este país.

En este año y medio de gestión de Rosario, la CNDH ha sido señalada de violar derechos laborales de trabajadores que han sido despedidos sin justificación, sin previo aviso o indemnización, algunos, inclusive, fueron echados de sus puestos en la Comisión en medio de la crisis económica y sanitaria que vivimos en esta pandemia.

Una CNDH que un día vulnera derechos de empleados; otro día nombra como su director de Difusión de la Dirección General de Comunicación Social a Arturo Tapia Lugo, quien se identificaba como fotógrafo, periodista independiente y productor en sus redes sociales, que fue captado en video agrediendo verbal y físicamente a empleadas de una tienda de telefonía en un centro comercial; al otro día contrata para que defienda derechos humanos de personas presas a Álvaro Sánchez Valdez, ex jefe de granaderos de Miguel Mancera, mejor conocido como el “Jefe Neptuno”, investigado por la policía por abuso de autoridad, acoso sexual y venta de plazas, entre otros delitos; y otros días designa como directores generales de Visitadurías a personajes que no tienen ninguna experiencia en la defensa de los derechos humanos, como el cargo que le dio a un vendedor de bienes raíces de lujo en el sureste del país. Nombramientos que se han venido abajo gracias a la presión social y que han sido exhibidos en la prensa.

A este hilo de penosos nombramientos súmele que la sede nacional de la CNDH lleva ocho meses tomada por integrantes de colectivos feministas, mujeres violentadas y familiares de víctimas de abuso sexual, desapariciones y homicidios; un nutrido grupo de mujeres que exigen la renuncia de la titular acusándola de incompetente y de mostrar indolencia ante sus reclamos. Conflicto al que no se le ve orilla ni visos de que vaya a terminar pronto; menos si tomamos en cuenta la animadversión que ha mostrado el presidente (quien ha defendido en varias ocasiones el nombramiento de Rosario Piedra como titular de la CNDH) por la lucha feminista y la poca o nula empatía hacia las víctimas que reclaman reparación del daño, verdad y justicia.

Una CNDH que oculta información sobre tortura y asesinatos de migrantes a manos de grupos delincuenciales o de servidores públicos como recientemente lo reveló el portal de noticias Animal Político en un reportaje publicado hace apenas dos meses donde detalla que la Comisión decidió mantener ocultos testimonios que narran torturas, amputaciones, secuestros masivos, extorsiones, violaciones y asesinatos de personas migrantes entre las que habría menores de edad, mujeres, niñas y adolescentes; crímenes perpetrados entre 2019 y 2020, reportes en los que se señalan como responsables a integrantes del crimen organizado, así como a funcionarios estatales o federales, según los propios relatos y denuncias de las víctimas.

Mientras el presidente López Obrador afirma una y otra vez que en su gobierno “ya no se violan derechos humanos de los migrantes”, que al contrario, “los apoyan y velan por ellos”, la CNDH de Rosario Piedra oculta testimonios que detallan violaciones a sus derechos en lo que va de la administración obradorista y amenaza al personal que hizo de conocimiento público dichos documentos.

Han sido dos años de una gestión plagada de irregularidades, de un sometimiento bárbaro al Ejecutivo, de una evidente claudicación a su responsabilidad de velar, promover y proteger los derechos humanos de todos los ciudadanos en este país.

La CNDH de Rosario hace mutis ante las diarias agresiones del presidente hacia la prensa y periodistas críticos de su gobierno, no hay ninguna recomendación de su parte hacia un Mandatario que ataca a los medios de comunicación, que usa el atril presidencial para desacreditar a organizaciones de la sociedad civil o que señala con nombre y apellido a ciudadanos de a pie que disienten de su gobierno y que forman parte, algunos de ellos, del consejo consultivo de dichas ONG. Ante el evidente abuso de poder, la Comisión calla, hace como que la virgen le habla.

Pero la última de la CNDH de Rosario ya rebasó todo límite, en vez de pronunciarse y/o emitir recomendaciones por los ataques documentados por parte de Sanjuana Martínez Montemayor, titular de la agencia de noticias del Estado, hacia periodistas y activistas, decide salir en defensa de la funcionaria y de, ¡háganme el chingado favor!, las políticas de derechos humanos del Presidente, sí, del Presidente de México; primero desdeñando el informe anual sobre DDHH del Departamento de Estado de Estados Unidos, en el cual la directora de Notimex es señalada por violar garantías individuales. Segundo, pidiendo a la Secretaría de Gobernación (SEGOB) que brinde protección inmediata mediante el Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, ya que afirma en su comunicado que la funcionaria al servicio del Estado está siendo “atacada por periodistas, Artículo 19, medios y activistas”.

Hechos que le han valido duros señalamientos y críticas a Rosario Piedra y al órgano que encabeza, ya que no solo ha puesto en evidencia, una vez más, que está al servicio de quien la puso al frente de la CNDH, también ha dejado de manifiesto su ignorancia, por decir lo menos, al pedirle al Estado que active el Mecanismo a favor de una servidora pública cuando el objetivo de dicho protocolo es proteger a ciudadanos de a pie que han sufrido alguna agresión con motivo de su labor como defensores o periodistas, ciudadanos que se han visto vulnerados en sus derechos ante actos de poder, no para una servidora pública que usa su cargo para desacreditar, amenazar y acosar a empleados, periodistas y activistas, no para una funcionaria que rechaza una mediación entre SEGOB y la Secretaría del Trabajo para solucionar la huelga de la agencia de la cual es la titular.

El mundo al revés, pues. En vez de acompañar a las víctimas del Estado, la CNDH de Rosario Piedra, elige apoyar y defender a sus persecutores.

El servilismo de Rosario, su silencio cómplice, su supina ignorancia, su notoria incapacidad para dirigir la Comisión, su indolencia ante las víctimas, sus omisiones, ameritan su remoción inmediata; pero vivimos en un país donde un día 26 personas mueren al caerse el Metro y nadie asume la responsabilidad. Vivimos en un país donde los legisladores avalan nombramientos de personajes que no cumplen los requisitos de elegibilidad e idoneidad solo porque son cuates del presidente en turno. Vivimos en un país donde la negligencia y la corrupción de los tres niveles de gobierno no pasan factura inmediata, nadie renuncia, no hay sanciones, ningún detenido, nada. Vivimos un tiempo donde la mediocridad se aplaude y el conocimiento se repudia y se castiga. Vivimos en un país donde la justicia se simula, se lucra con ella, y últimamente se usa como monedita de cambio para impulsar un “proyecto de nación”.

P.D: La CNDH de Rosario tiene hasta el 17 de mayo para interponer una acción de inconstitucionalidad contra el Padrón Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil que vulnera derechos de ciudadanos al exigir sus datos biométricos. Está por verse si presenta dicho recurso o si decide “no molestar” al presidente actuando con responsabilidad de cara a los ciudadanos cuyos derechos debe proteger y respetar.

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