- Miguel Jorge
Washington, D. C.- 25 de noviembre de 2019.- (aguzados.com).- En la Estación de Investigación Casey de la Antártida se encuentra un dispositivo muy especial. Durante el próximo mes se probará su resistencia en anticipación de una futura misión a un mundo oceánico helado, probablemente Europa. Su nombre: BRUIE, un rover acuático.
Se trata de un vehículo con ruedas diseñado para conducir boca abajo sobre capas de hielo, y como han explicado estos días los investigadores, las pruebas que se llevarán a cabo se centrarán en las áreas de interfaz, donde la capa de hielo se encuentra con el agua.
Y es que estas áreas son importantes porque en mundos como Europa pueden tener una química muy dinámica, en parte porque las impurezas disueltas son rechazadas por un frente de hielo que avanza. Además, los investigadores también pueden aprender de la topografía de la parte inferior del hielo, incluida la forma en que se forma. Y el hielo puede actuar como una trampa para gases, ya sea de procesos biológicos o geológicos.
Tal y como explica Kevin Hand, científico principal de JPL en el proyecto BRUIE:
Los océanos lunares en nuestro Sistema Solar - Europa, Encelado y otros - son probablemente el mejor lugar para buscar vida. Los robots sumergibles tendrán que desempeñar un papel en su exploración. Las capas de hielo que cubren estos océanos distantes sirven como una ventana hacia los océanos de abajo, y la química del hielo podría ayudar a alimentar la vida dentro de esos océanos. Aquí en la Tierra, el hielo que cubre nuestros océanos polares cumple una función similar, y nuestro equipo es particularmente interesado en lo que está sucediendo donde el agua se encuentra con el hielo.
Cuentan los investigadores que BRUIE utiliza la flotabilidad para permanecer anclado contra el hielo además de ser impermeable a la mayoría de las corrientes. También puede apagarse de manera segura, encendiéndose solo cuando necesita tomar una medida, de modo que puede pasar meses observando la falta de agua o el ambiente del hielo.
En cuanto a sus características, el rover tiene un metro de largo y está equipado con dos ruedas. Se mueve por debajo del hielo, tiene cámaras, luces y equipos de comunicación. También puede llevar algunos instrumentos científicos, que se añadirían más adelante si las pruebas iniciales van bien. Según ha explicado Dan Berisford, ingeniero mecánico que trabaja en el proyecto:
No sabemos cómo se verá la vida en Europa o Encelado, si es que hay. Una vez que lleguemos allí solo sabemos cómo detectar vida similar a la de la Tierra. Por tanto, es posible que microbios muy diferentes sean difíciles de reconocer.
Se sabe que en Europa el océano está enterrado debajo de una enorme capa de hielo que podría tener hasta 30 kilómetros de espesor. Por eso durante las pruebas antárticas perforarán agujeros en el hielo e insertarán al rover.
El objetivo de la prueba es lograr que BRUIE sobreviva bajo el hielo durante meses seguidos. El equipo también desarrollará la capacidad del vehículo para operar sin una cuerda y explorar a mayores profundidades. Y aunque no hay fecha para una misión todavía, aquí en la Tierra ya estamos preparando al vehículo que podría ir en busca de vida en Europa.