Carmen Báez
México, D.F., 2 de diciembre 2015.- (aguzados.com).- Investigadores del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) llevan a cabo un estudio en pacientes con obesidad, con el objetivo de conocer el impacto en las alteraciones hematológicas inducidas por el ejercicio y su atenuación como medida de seguridad en la prescripción de ejercicio como intervención terapéutica.
Andrea Pegueros Pérez, maestra en Ciencias Químicas y jefa del Laboratorio: Farmacología del Ejercicio en el INR, explicó para la Agencia Informativa Conacyt que antes de realizar recomendaciones de ejercicio a personas con obesidad es necesario tener en cuenta ciertas consideraciones. De acuerdo con la especialista, diversos estudios señalan que las personas sin obesidad tienen un tiempo de recuperación muy oportuno posterior a una actividad física, no así aquellas con una acumulación excesiva de grasa en el cuerpo.
“Cuando se promueve la actividad física en personas con obesidad es importante observar si esta podría desencadenar algún riesgo (…) Se sabe que la recuperación posterior al ejercicio produce un efecto de inflamación y una modificación importante sobre la función de los eritrocitos o también llamados glóbulos rojos, células que transportan oxígeno y otros nutrientes al organismo, principalmente al músculo”, explicó la especialista.
Con este antecedente, los investigadores Salvador Sánchez Serrano y Pegueros Pérez evaluaron el efecto de las vitaminas E y C sobre los cambios posteriores que se presentan al hacer un esfuerzo físico sobre la función de las células eritrocitarias en individuos con obesidad, quienes fueron distribuidos en dos grupos de tratamiento con las vitaminas antes mencionadas y comparando los resultados con los obtenidos en un grupo de individuos sin obesidad (sanos).
Los grupos fueron sometidos de forma inicial a una prueba de esfuerzo aeróbica antes y después del tratamiento. Durante ese tiempo se tomaron muestras de sangre para determinar cómo se comportaban los eritrocitos y la determinación de las vitaminas en suero y en sangre antes y después del tratamiento.
El tratamiento con vitaminas antioxidantes durante y después del ejercicio redujo la respuesta inflamatoria (inflamación) en sujetos con obesidad y favoreció la estabilidad de la membrana eritrocitaria, similar a la que presentaron los controles no obesos.
En conclusión, el tratamiento conjunto de estas vitaminas puede contribuir a reducir las alteraciones hematológicas, así como a disminuir los factores relacionados con el riesgo cardiovascular durante las primeras etapas de un programa de ejercicio aeróbico como parte de la intervención terapéutica de sujetos con obesidad.
“Si administramos vitaminas E y C en sujetos con obesidad, esto favorecerá que la membrana eritrocitaria sea más estable, de tal forma que posterior a un ejercicio agudo exista una menor destrucción de eritrocitos y las condiciones de transporte de oxígeno no se vean comprometidas; si las alteraciones que se observan en la reología y función de los eritrocitos, además de la respuesta inflamatoria (elevación de leucocitos), no retornan a condiciones normales posterior a un esfuerzo agudo, puede haber una contribución importante a elevar los factores relacionados", señaló la investigadora.
Dentro de los criterios de admisión a los servicios del Centro Nacional de Investigación y Atención en Medicina del Deporte, se encuentra atender a todas aquellas personas con obesidad que deseen iniciar un programa de actividad física como parte de su tratamiento para el control del peso; a partir de la orientación que reciben se les recomienda el consumo de antioxidantes durante las primeras etapas de su actividad.
“Lo importante es que generemos un consenso más grande que repercuta en los profesionales de salud con interés en recomendar y prescribir ejercicio; principalmente en el área médica y de nutrición no es adecuado decir a las personas que realicen ejercicio durante 30 minutos, sino que se debe estudiar al sujeto, observarlo y hacer algunas recomendaciones personalizadas sobre cómo debe ejercitarse, conocer los riesgos que tiene derivados de su padecimiento, y a partir de eso hacer una prescripción de ejercicio seguro para el paciente con un plan de alimentación adecuado a su condición ”, agregó.
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