Armando Bonilla
México, D.F., 2 de diciembre 2015.- (aguzados.com).- El cambio climático significa uno de los temas prioritarios en la agenda ambiental de prácticamente todos los países del orbe. Uno de los frentes más activos para entenderlo y a su vez generar medidas y acciones que ayuden a revertirlo, es el científico.
En ese contexto, la Agencia Informativa Conacyt charló en exclusiva con la investigadora Leticia Ponce de León García, responsable del Laboratorio de Ecofisiología Vegetal del Departamento de Biología de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa (UAM-I).
La doctora, quien es bióloga egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y que también cuenta con un posgrado en Ecología por la Universidad de París, explicó que desde su campo de trabajo actualmente se estudia el efecto del cambio climático en zonas áridas, particularmente en el ciclo reproductivo de cactáceas.
Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿Cuáles son las líneas de investigación en torno al cambio climático que se encuentran activas en su laboratorio?
Leticia Ponce de León García (LPLG).- En nuestro caso estamos trabajando algunos aspectos del efecto del cambio climático en plantas de zonas áridas. Particularmente trabajamos con el ciclo reproductivo de las plantas, en cactáceas y en bancos de semillas de cactáceas de la zona centro del país.
AIC: ¿Por qué es importante medir los efectos del cambio climático en este tipo de plantas?
LPLG: Generar este tipo de conocimiento es importante porque sienta las bases para prevenir y generar respuestas de estas formaciones vegetales a los cambios en el medio ambiente que podrían ocurrir como consecuencia del cambio climático.
Los matorrales xerófilos tienen una historia muy antigua y son muy importantes porque se trata de formaciones vegetales que evitan la pérdida de suelos por desertificación, es decir, la degradación ecológica en la que el suelo fértil pierde potencial productivo.
AIC: ¿Cuál es el grado de avance de esta línea de investigación?
Primero es importante precisar que nuestros trabajos están, en este momento, mucho más orientados a los aspectos ecológicos sobre bancos de semillas y el efecto del cambio climático en los bancos de semillas de matorrales xerófilos en zonas áridas.
Asimismo, que nuestros estudios se han visto enriquecidos gracias a algunas investigaciones enfocadas hacia variabilidad genética a través de análisis molecular en semillas y en plantas y también a otro tipo de estudios fisiológicos relacionados con el tema.
De tal suerte que hemos logrado generar una importante cantidad de conocimiento sobre cómo se comportan estas plantas y los bancos de semillas ante el cambio climático.
AIC: ¿Cuáles son los resultados más significativos de los proyectos que siguen esta línea de investigación?
LPLG: En este momento tenemos dos artículos recientes publicados, uno en 2015 en torno a una especie de enorme importancia en el matorral xerófilo que es la Escontria chiotilla.
La contribución importante del artículo es el conocimiento que aporta en torno a la especie, la cual es comestible, cuenta con grandes propiedades nutricionales y que tiene un papel relevante en la dinámica de conservación y de estructura de los materiales xerófilos.
Asimismo, contamos con un artículo sometido sobre el efecto de condiciones climáticas en semillas de especies de cactáceas enterradas en el suelo del matorral xerófilo durante los últimos siete años.
AIC: ¿Cuáles han sido los principales efectos del cambio climático en las familias de cactáceas estudiadas y en el banco de semillas?
LPLG: Es importante recordar que, previo al inicio de estos trabajos, los estudios de estas plantas y sobre todo los estudios del impacto del cambio climático del banco de semillas realizados in situ eran muy escasos.
Sobre este punto, solo se tenían datos de la longevidad de las semillas almacenadas en laboratorio, pero no se tenían datos propiamente de estudios in situ, y aún los trabajos son escasos en esa temática porque solamente abarcan uno o dos años, máximo tres.
Nuestra contribución, la cual está en arbitraje, es el estudio realizado a siete años y aunque no es mucho todavía, se da una perspectiva diferente en torno al tema, es decir, cambia las hipótesis lanzadas con los estudios de corta duración.
AIC: ¿Cuáles eran esas hipótesis y hacia dónde apuntan ahora los nuevos planteamientos?
LPLG: Una de las hipótesis era que la longevidad de semillas en condiciones de almacenamiento es mucho más larga y hacía previsiones demasiado optimistas en torno a la conservación de semillas en condiciones naturales.
No obstante, la realidad es diferente ya que en condiciones naturales y tomando en cuenta las condiciones ambientales actuales, las predicciones de la longevidad de semillas deben recortarse mucho en comparación con las realizadas con base en estudios previos al nuestro.
Sin el afán de ser alarmistas, lo que estamos tratando de hacer con estos estudios es acumular argumentos que nos ayuden a determinar de manera más precisa la longevidad de las semillas que podríamos esperar si se mantuvieran las condiciones climáticas que hemos registrado durante los últimos siete años.
En consecuencia, podríamos pensar que otras familias de especies menos adaptadas a las zonas áridas podrían tener reacciones menos positivas ante el cambio climático, es decir, muestren mucho mayor fragilidad.
AIC: ¿Cuál es el siguiente paso en esta línea de investigación, qué es lo que sigue ahora?
LPLG: El siguiente paso, en el cual ya estamos trabajando, consiste en las causas que pudieran afectar directamente la longevidad de las semillas. Hasta ahora, nuestros experimentos en torno a la longevidad de las semillas no tenían el componente específico de verificar si es el agua, la temperatura o el aumento de microorganismos lo que reduce la longevidad de semillas.
La siguiente etapa entonces consiste en precisar un poco el efecto de estos factores que pudieran estar influyendo en la reducción de la longevidad de las semillas del banco.
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