- Afecta a las personas que trabajan por la noche y duermen en el día
Janet Cacelín
Ciudad de México, 26 de abril 2016.- (aguzados.com).- Las personas que trabajan en la noche y duermen en el día; las que rotan turnos cada semana, cada mes; o incluso aquellas que laboran 24 horas seguidas sin descanso, son más vulnerables a desarrollar enfermedades físicas y emocionales a corto y largo plazo.
De acuerdo con el director de la Clínica de Trastornos del Sueño de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Ulises Jiménez Correa, los principales síntomas de los trastornos del sueño incluyen insomnio, somnolencia y conllevan implicaciones como enfermedades metabólicas.
El trastorno del sueño por horario de trabajo ya ha sido incluido en la Clasificación Internacional de los Trastornos de Sueño como un trastorno del sueño por alteración del ritmo circadiano (TSRC) por horarios cambiantes de trabajo.
Este TSRC se produce cuando el horario laboral se empalma con el periodo de sueño habitual para el trabajador, desfasando su ciclo sueño-vigilia, respecto a lo que es el periodo de luz y oscuridad. El trastorno se da principalmente en trabajos con guardias nocturnas ocasionales, turnos rotatorios, horario fijo nocturno y aquellos que empiezan muy temprano por las mañanas.
Las consecuencias, más que simple somnolencia
Según explica Jiménez Correa en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, los seres humanos estamos genéticamente diseñados para dormir de noche y estar despiertos de día, pero el hecho de tener iluminación artificial a pesar de la oscuridad, hizo posible que los sistemas de producción se mantuvieran las 24 horas, los 365 días del año; pero también ha sido un factor de riesgo de trastornos del sueño.
Entre los padecimientos más comunes se encuentra el insomnio y el estado de somnolencia durante el periodo de actividad. También se presentan síntomas de irritabilidad y ansiedad, todos desajustes que, de no ser atendidos, conllevan a una serie de enfermedades físicas.
“La más común es la metabólica, problemas de diabetes, hipertensión y sobrepeso, son consecuencias que se van a presentar a mediano o largo plazo porque un desajuste en los horarios al dormir también desequilibra el ritmo de alimentación, la actividad física y provoca alteraciones hormonales”, señaló Jiménez Correa, nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).
Uno de los principales desajustes y que desencadena la mayoría de los problemas metabólicos que se presentan es la alimentación. En palabras del especialista, una persona con este trastorno “desayuna poco cuando termina de trabajar por las mañanas y se va a dormir, pero horas después se levanta con mucha hambre y come más de lo que debería. No obstante, la energía que adquieren no es suficiente como para hacer ejercicio”.
¿Qué se puede hacer?
Una de las principales recomendaciones del doctor Ulises Jiménez Correa es que las personas que comienzan a tener síntomas de insomnio no se automediquen.
“Es muy importante que el paciente acuda a una clínica de trastornos del sueño para que se identifique si solo se trata de un problema secundario al horario de trabajo o si existe alguna otra enfermedad del sueño que esté sumándose al problema”, señaló.
Cuando además de tener un problema de horario laboral también tiene ronquido, apnea de sueño, insomnio o algún otro tipo de complicaciones, los síntomas se potencian y la situación se agudiza.
Otra recomendación es tener una recámara con el ambiente propicio para un sueño reparador. Controlar la iluminación, la temperatura y el ruido para que el tiempo de sueño sea de la mayor calidad posible.
Es importante que la persona no se acueste a dormir con hambre porque se deteriora la calidad del sueño y provocará que el paciente despierte a ingerir alimentos. No obstante, tampoco se debe abusar de la cantidad de comida porque provoca problemas de reflujo y acidez.
Al seguir esta serie de recomendaciones, y si el problema es únicamente relacionado con los horarios de trabajo, entre una o dos semanas los pacientes empiezan a sentir una mejoría. Por el contrario, si una persona padece otro trastorno de sueño u otra enfermedad que no le permita dormir, amerita hacerle un estudio de diagnóstico llamado polisomnografía para orientar un tratamiento específico.
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