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Categoría: opinion

• Mario Granados Roldán

Aguascalientes, Ags.- 5 de mayo de 2020.- (aguzados.com).- El Día del Niño se festejó de manera inusual el reciente 30 de abril. A toro pasado, para conmemorarlo,  reproduzco la desdichada historia de hoy, publicada originalmente en La Jornada Aguascalientes (+) del 7 de agosto de 2013. El protagonista lleva a cuestas su vida ingrata; alejada de regalos, piñatas, abrazos y besos; cercana al México de carne y hueso, a la miseria humana de funcionarios prepotentes y gobernantes arrogantes.

28 de julio de 2013.

Estoico, sostiene su pesada cruz.

Nació hace más de tres mil días. Tiene diez años. En Romerillo, San Juan Chamula, Chiapas. La comunidad está formada por treinta familias. Se localiza a  10 kilómetros al nororiente del turístico San Cristóbal de las Casas.

Su corta edad no le impide asumir orgullosamente el papel de jefe de una familia integrada por su madre Andrea Díaz Pérez, de 27 años, y tres hermanos Daniel Marcela y Ángel, de 8, 3 y un año de edad, respectivamente.

Su padre migró hace poco a Estados Unidos

Vive en un cuarto de adobe de escasos ocho metros cuadrados. Recubierto de cemento. Piso firme. Techo de lámina. Se construyó hace más de una década en la ladera a donde se llega por sinuoso y resbaladizo camino, a veces de barro. Le rodean milpas y árboles.

Junto a la morada deteriorada por el inexorable tiempo se ubica la construcción de palos y láminas que resguarda a las escasas gallinas y a los pocos guajolotes, y a la infaltable leña para cocinar. Atrás está la parcela donde se siembra maíz, frijol y árboles frutales. Escaso es el patrimonio familiar. Misérrimos bienes que no sirven para remediar los ancestrales males.

Forma parte de los Sisi (sí estudia, sí trabaja). Muy de mañana camina 40 minutos para llegar a la escuela Josefa Ortiz de Domínguez. En las tardes labora en el campo. Acarrea leña al hogar. Juega cuando el tiempo y las fuerzas le alcanzan.

No tiene televisión. Menos computadora. Tampoco usa Blackberry. Nada sabe de mensajitos. Está libre del autismo generado por la posmodernidad.

El pequeño tzotzil saltó a la fama en malditas circunstancias. Del anonimato pasó a la mediática presencia. Del video grabado por Carlos Jiménez, camarógrafo del canal TVX de Villahermosa, se encaminó a la televisión internacional. Del municipio del Centro, Villahermosa, Tabasco, a más allá de las fronteras.

Feliciano forma parte de la geografía siempre olvidada por el PRI, PAN, PRD, PC (hoy MC), PVEM, partidos que han gobernado Chiapas sin que honren sus lemas demagógicos: “Democracia y Justicia Social”, “Patria Ordenada y Generosa”, “Patria para Todos”, “Nuevo rumbo para la Nación” y  el “Amor, Justicia y Libertad”.

El Chamulita, menor de edad, fue humillado por la prepotencia. Cacheteado por la barbarie. Agredido por la intolerancia. Ofendido por el poder. Lastimado por la miseria humana. Su único pecado es el de formar parte de ese pedazo de patria donde 7 de cada 10 habitantes son pobres extremos.

La necesidad le obligó a salir de su casa en calidad de bracero para hacer frente a las necesidades apremiantes y a las carencias jamás atendidas por los ineptos gobernadores en turno. De Chiapas llegó a Tabasco con el propósito de probar suerte en el comercio de dulces y cigarros, de los productos guardados en la canasta de la esperanza.

Ganarse 100 pesos diarios para comprar sus útiles y ayudar a la desposeída familia, era parte de su legítima aspiración, quizás no tan modesta como los 800 pesos bimestrales (13 pesos diarios) que le entrega a su madre el programa Oportunidades; o a lo mejor no tan ambiciosa como las percepciones de un senador, también mexicano, que recibe el salario mensual de 121 mil 700 pesos (4 mil pesos diarios), libre de impuestos, más los seguros de vida y de gastos médicos mayores.

Pero la lucha diaria de Feliciano se vio interrumpida. El prepotente inspector municipal, Juan Diego (lástima de nombre) López, obligó al indefenso Chamulita a tirar al piso la mercancía ofertada. Indefenso se arrodilló. Impotente lloró. Recargó su cara en el suelo, en el sucio pañuelo que recibió las lágrimas de la salada desdicha, porque el esbirro le “incautó” la mercancía y su deseo de ser un mexicano comprometido con su país.

Mientras el escándalo ocurría. La solidaridad aparecía. Y el gobernador de Chiapas se desaparecía. Seguramente el joven Manuel Velasco estaba preparando con Anahí su fastuosa boda, que nada se parecerá a la pobreza extrema de los niños indígenas, empezando por Feliciano, que no festeja el 30 de abril, Día del Niño.

(La información del Feliciano y su familia fueron tomados de la nota publicada en Reforma (28/07/13) por el reportero Edgar Hernández).

Porque alguien tiene que escribirlo: El domingo se festeja el 10 de mayo, Día de las Madres; con mucho orgullo puedo decir que yo tuve una madre muy padre. Muchas felicidades Ma’.

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