Carlos Romo Medina
DEMASIADO TARDE. La acción retardada significa justamente eso, actuar mucho tiempo después de cuando debió haberse hecho, o lo que es lo mismo en lenguaje popular, se quiere tapar el pozo después del niño ahogado. La muestra de los ataques sistemáticos iniciados en días recientes por el delegado del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI), José Manuel García, son muestra evidente de que ante la falta de una oferta política creíble y un discurso desgastado por el paso del tiempo, sencillamente busca mirar la paja en el ojo ajeno.
Y NO SE BUSCA defender a quienes son blanco de los ataques de dicho delegado político con los señalamientos en contra de los gobiernos municipales que no están en manos del tricolor y que se perdieron en las elecciones locales pasadas, pero resulta evidente que los argumentos que esgrime en sus cuestionamientos son tan generales y no presenta pruebas, por lo cual no han hecho mella en la opinión pública. Por ello los alcaldes panistas de Aguascalientes, Jesús María y Calvillo; Antonio Martín del Campo, Antonio Arámbula y Javier Luévano, respectivamente, ni se han molestado en replicar cuestionamiento alguno y han evitado subirse al cuadrilátero con un adversario que está prácticamente noqueado en la lona.
ES DE RECONOCERSE que la tarea que le ha encomendado César Camacho Quiroz, dirigente nacional del tricolor, al delegado García, no es sencilla, sobre todo cuando debe corregirle la plana a un Lupe Ortega Valdivia, “líder” local del priismo (¡claro, después del número uno!) luego del aletargamiento en que está sumido desde hace más de tres años y cuyos síntomas son tan claros como el de un paciente en coma profundo, ya sea inducido por su médico de cabecera o por lo accidentado de su responsabilidad. Está en shock, pues, dirían los expertos en medicina; o, mínimo se pasmó, expresarían los ingenieros en sistemas computacionales.
EN EL FEUDO panista de la capital que comanda Antonio Martín del Campo ya no quieren saber que públicamente se hable de la Línea Verde, obra que selló para la posteridad el gobierno que encabezó Lorena Martínez Rodríguez, pues aparte de sentir “ñáñaras”, se aprecia a leguas que a los nuevos inquilinos del Ayuntamiento les incomoda que se comente algo que ellos comenzaron: querer borrar de la presencia popular una obra que por sus dimensiones físicas y sociales es imposible de esconder. Hasta el letrero con el nombre Línea Verde les estorbó, pues ya lo quitaron. Tal vez quieran rebautizarla como “La Línea Azul”.
QUIENES ASESORARON a Martín del Campo lo hicieron mal. No atinaron a una estrategia inteligente y apostaron por intentar descalificar un programa exitoso con pueriles argumentos. Tienen que recocerlo si no desean que la ciudadanía les cobre la factura en el proceso electoral local dentro poco más de dos años. En los pasillos del Ayuntamiento se escuchan los lamentos de que el tema “se politizó” por entes ajenos a la sede del gobierno local, pero la verdad sea dicha y se debió a que los burócratas que mal aconsejaron al alcalde fueron quienes justamente, sin saberlo por no pensarlo, politizaron un tema que no tenían por qué politizar. La pretensión por esconder la verdad bajo una alfombra política inventada al azar, les reviró como bumerang. Las pretensiones de Martín del Campo por llegar a gobernador podrían quedar empañadas por este hecho.
LAS QUEJAS de los contribuyentes van en aumento conforme disminuye el tiempo y se acerca la fecha límite para presentar la declaración anual de impuestos ante la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), por medio de su vehículo colector, el Sistema de Administración Tributaria (SAT). Lo anterior porque, insisten los quejosos, acceder a la página web del SAT para presentar la declaración anual resulta más difícil que escalar sin equipo y guías el Monte Everest. La preocupación de los contribuyentes estriba en que desde el SAT se han lanzado advertencias de fuertes multas a quienes no cumplan con ese trámite legal.
SI ACUDE A divertirse a la feria Nacional de San Marcos tenga mucho cuidado con la bebida alcohólica que le sirvan, pues por la voracidad y la falta de ética de muchos “empresarios”, en algunos sitios se están sirviendo bebidas adulteradas. Sobra decir que los riesgos a la salud pueden ser muy graves, desde una intoxicación simple hasta perder la vista e incluso la vida.
MUCHOS DE ESTOS rapaces comerciantes argumentarán en su favor que por los altos cobros que aplica el Patronato de la Feria Nacional de San Marcos para que puedan instalar y operar sus negocios, tienen que recurrir a la trampa y al engaño. Esto es independiente de los abusos que empleados realizan en el cobro de las cuentas de consumo, pues cuando el cliente está distraído o pasado de copas, le cargan bebidas adicionales o conceptos desconocidos, sin que el cliente se dé cuenta de ello.
Vinos adulterados. Cuotas elevadísimas del Patronato aunado a la falta de ética de empresarios voraces pone en riesgo la salud de los feriantes. No están lejos del delito de intento de homicidio.
FRASE DEL DIA: Todos los gobiernos, al inaugurarse, "ofrecen garantías a la emisión del pensamiento, y se congratulan de ver en la prensa o cuarto poder del Estado un colaborador inteligente para la magna obra de la regeneración nacional". Otorgan unos pocos meses de respiro y desahogo; pero insensiblemente resbalan por la pendiente del abuso y concluyen por justificar a los anteriores gobiernos. Entonces regresamos a la vida normal: en nuestro régimen político, la legalidad y la justicia figuran como breves interregnos. Manuel González Prada (1844-1918) Escritor, ensayista, poeta, filósofo, político y periodista peruano, considerado el más alto exponente del realismo peruano y autor de "Páginas libres" (1894), "Minúsculas" (1901), "Nuestros indios" (1904), "Horas de Lucha" (1908) y "Baladas peruanas" (1935).
EL BISTURÍ. El ajuste de cuentas entre los sucesos y las declaraciones. Anunciar que se vigila y sanciona a comerciantes que venden vinos adulterados, no pasa de ser una declaración vistosa y hasta amenazante, pero luego de “embarrar” algunas manos, la falta puede soslayarse. Vender bebidas adulteradas podría tipificarse como intento de homicidio. Es cuestión de que las autoridades correspondientes investiguen y, como está de moda, “se pongan las pilas”.
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