Carlos Romo Medina
LOS INTEGRANTES de todos los partidos políticos han perdido la brújula desde hace mucho tiempo, pero esta situación no es producto de la ignorancia o el descuido, porque su naturaleza perversa y cínica les permite prever escenarios a conveniencia para satisfacer sus propios intereses personales de poder y dinero.
ESTA CIRCUNSTANCIA les ha llevado a ejercer con abuso de poder las encomiendas propias del servicio público, lo que de manera indudable también les ha acarreado un total y absoluto desprestigio en su quehacer cotidiano, pero principalmente hacia su persona.
NO RESULTA EXTRAÑA la falta de confianza que la población les profesa y ésta no ha sido obra de la casualidad, toda vez que ese fenómeno no se ha creado por generación espontánea. Ellos mismos se han encargado de instaurar el desencanto popular. La ira y el repudio colectivo que contagian a través de la indiferencia y de su herramienta de autodefensa y ataque favorita: la impudicia.
LA PRESENTE INCREDULIDAD que la sociedad guarda sobre todos los partidos políticos y por ende de sus cúpulas, no es gratuita. No importa si ellos en el gratificante espejo de las vanidades se consideran políticos profesionales y expertos, porque al mismo tiempo no desean reconocer que padecen ceguera para reconocerse como improvisados, bisoños, saltimbanquis, títeres, advenedizos, temerarios, o de plano incapaces.
TAL PARECE QUE por ósmosis se ha transmitido a la militancia un mensaje de que está devaluada, que es útil solamente para los aviesos propósitos de los líderes, pero completamente inútil y un estorbo para ser tomada en cuenta a la hora de tomar las decisiones importantes que representan la renovación de sus propósitos o la reorientación y adaptación de su ideología a la natural dinámica de la evolución social. Esa es tarea exclusiva que se guarda para sí la élite.
EN EL CASO del PRI se llegó al extremo de cancelar el requisito de ser miembro activo, para dar sustento nuevamente a la designación superior del gran dedo electoral, con el grave añadido de imponer a un intruso. Reapareció el antidemocrático y deleznable “dedazo” que durante un tiempo se simuló superado. Los militantes que fervorosamente aportaron sus cuotas se preguntan: ¿para qué sirven?, ¿para dar paso a advenedizos que nunca han aportado un céntimo a las arcas partidarias?
EN EL CASO del PAN, un puñado de políticos taimados tomó por asalto la dirigencia nacional y prácticamente secuestró a ese partido para imponer a su antojo a un imberbe político surgido de la nada, pero con mucha hambre de ambición y poder. Montaron una farsa con un presunto proceso democrático interno para elegir a su candidato presidencial. Como resultado, nadie les creyó, el partido se les ha fragmentado, pero dejaron que su entonces líder se impusiera. Un ejemplo más de simulada democracia partidista.
EN EL CASO de MORENA fue evidente que el procedimiento utilizado para “nombrar” a su “precandidato” a la presidencia se realizó sobre los refinados métodos de cualquier dictadura del siglo XX. Se creó como la “iglesia” política para sacar al demonio del poder presidencial, derrocar a la mafia del poder y de paso purificar, redimir y absolver a los “pecadores” que se han arrepentido de haber saqueado al país desde el “bando” contrario. Para ello el gran pastor es el único que tiene el “don divino” de la redención y el perdón.
EN LOS TIEMPOS preelectorales en los que se insertan las campañas políticas, quienes pretenden mantenerse en el poder y aquellos que buscan treparse en él, invariablemente ofrecen el oro y el moro. Se desgañitan hasta el paroxismo prometiendo que, “ahora sí”, las deplorables condiciones económicas, sociales y culturales de la población se van a mejorar. Que el futuro será mejor que el pasado. Cada uno tiene las mejores ofertas de gobierno y los demás son los malos de la película porque solo buscan enriquecerse a costa del explotado pueblo. Irónicamente la población desearía regresar a aquellas épocas en las que, como decían los abuelos, amarraban a los perros con longaniza. Por desgracia, ahora los perros ya no se satisfacen únicamente con longaniza, se tragan la carnicería con todo y carnicero.
EJEMPLOS DE PROMESAS vacías, absurdas y hasta imposibles de realizarse abundan en el espectro político-electoral. Que se note que por imaginación no paran con tal de alcanzar sus propósitos para adormecer a la plebe.
“YA SABES QUIÉN” se atrevió irresponsable y demagógicamente a ofrecer amnistía a los narcotraficantes. Por supuesto que el simple hecho de mencionarlo es una barbaridad, pero además omitió que en el hipotético caso de que llegara el momento de cumplir con esa promesa de campaña se tendría que modificar el marco jurídico correspondiente. ¿Considera que tendrá la mayoría en el Congreso para conseguirlo? ¿La amnistía incluye el secuestro, el homicidio, la extorsión? ¿Las víctimas y/o sus familiares le aplaudirán y le agradecerán de rodillas ante su altar de perdón y redención? La Constitución no permite la reelección, ¿puede ser presidente constitucional quien ya fue presidente “legítimo?
“EL ADVENEDIZO” promete acabar con los pobres, pero no menciona un solo detalle de como impedir la impunidad y aplicar la ley como debe ser. En el colmo del cinismo cuestiona el proceder del gobernador de Chihuahua, pero omite mencionar a los exgobernadores del partido que le brindó “asilo político” que saquearon a manos llenas las entidades que tomaron por asalto en lugar de administrarlas y gobernarlas.
“EL JOVEN MARAVILLA” también promete combatir a la corrupción del sistema priista, al mismo tiempo de autoimponerse como el candidato del panismo y de un frente inventado en el absurdo ideológico, pasando por encima de otros correligionarios. Seguramente eso no es un acto de corrupción.
LOS EJEMPLOS de falsas promesas que no se cumplirán son tan abundantes que podríamos consignarlos en un grueso libro. La sociedad sabe perfectamente cuáles son. En el caso de los candidatos “independientes”, la realidad nubla a la ilusión, puesto que prácticamente se mueven en las mismas arenas movedizas de incumplir lo prometido.
ES FATALISTA el escenario electoral de este 2018, porque sencillamente quien acceda al poder no podrá cumplir el mínimo de los ofrecimientos comprometidos y el hartazgo y la decepción popular seguirá presente. No se debe perder de vista que no existen las recetas mágicas para salvar o curar a este País de un cáncer de corrupción que los políticos se encargaron de propalar y agravar.
EN SUS PROPIAS PALABRAS:
Ha habido distorsiones a lo que realmente yo comprometí en 2015; a inicios de año, justamente dije que se habían acabado los gasolinazos, estos incrementos que mensualmente se daban, y no hubo ningún incremento durante 2015, no hubo gasolinazos. Pero también debo decir, nunca comprometí que no fuera a incrementarse la gasolina, lo que sí comprometí es que habríamos de tener reducción en las tarifas de luz eléctrica, en las tarifas telefónicas, como ha ocurrido, y recientemente anunciamos reducción, también, en las tarifas del gas LP. Enrique Peña Nieto, presidente de México.
FRASE DEL DÍA:
No que me hayas mentido, que ya no pueda creerte, eso me aterra. Friedrich Nietzsche (1844-1900). Filósofo alemán.
EL BISTURÍ. El ajuste de cuentas entre los sucesos y las declaraciones.
Hay que saber que cualquier mensaje, promesa o declaración que provenga de los labios de un político significa exactamente lo contrario de lo dicho. El ejemplo típico “Con la reforma energética bajarán los precios de la gasolina, la energía eléctrica y el gas”. La realidad señala que estamos pagando mucho más.
COLOFÓN.
Falta de pudor y mínima ética política para brincar de un partido a otro. La ideología y los principios no importan, de lo que se trata es de seguir colgados de la ubre pública.
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