Carlos Romo Medina
SON AVIESOS, falsos, embusteros y desvergonzados. Caminan por la vida como sí ésta les debiera. Se consideran imbatibles y son irrefrenables a la hora de saciar sus bajos instintos de poder y riqueza. Los costos a pagar no importan. Total, la factura sólo incluye nimiedades como el prestigio y la honorabilidad. En contraparte, existe plena garantía de que los atropellos serán juzgados y señalados únicamente en los medios públicos, pero a cambio en el contubernio se podrá disponer de la impunidad como la llave de entrada al goce de lo mal habido.
ES UNA PENA, pero pocos políticos o gobernantes se salvan de estos señalamientos. Lamentablemente los personajes con trayectoria política positiva son una mínima parte, son la excepción. La inmensa mayoría está hundida en el fango de la corrupción y el cinismo y se han vuelto la norma. Es el mundo al revés porque así se los ha permitido la sociedad, pero ya la hartaron.
EL PROBLEMA CON la desconfianza ciudadana es que no solamente incluye a los partidos políticos o a los integrantes de la mal llamada “clase política”, sino que es una postura generalizada hacia todos los sectores y liderazgos, ya sea empresarial, eclesiástico, cívico o social. Ya no se diga en cuerpos policiacos, instancias de procuración o impartición de justicia. Es la pérdida de referentes culturales o ideológicos, pero sobre todo la creencia –o certeza— de que falsean, simulan o manipulan.
EN EL CASO de partidos, “políticos” y candidatos es que son fácilmente identificables en lo individual y, en la coyuntura de emitir un sufragio que también es un juicio es más evidente y propicio el desprecio popular. Situación alimentada por el sainete de imputaciones y choteos entre unos y otros, buscando a ver quién cae primero o quien aguanta hasta lo último. ¿Quién es más cínico?: todos ellos prefieren la práctica de la autoimposición, el dedazo y el reclutamiento de los desechos de los contrincantes, lo que mejor les convenga a sus intereses.
EN TODO CASO, la cuestión de fondo es que la democracia que estamos todavía ensayando, de por si maltrecha, se debilita aún más, y con ella la república y la posibilidad de que los mexicanos podamos ponernos de acuerdo en lo esencial que es México.
ESE DESDÉN y ese escepticismo ciudadano finalmente no hacen sino facilitar el camino a los merolicos, a las promesas que no son compromisos, propuestas que sólo son ilusiones, en un escenario en que cualesquiera de las opciones no es sino más de lo mismo, con diferencias sólo de matices tecnocráticos o demagógicos. Ya sabes quién propone repartir dinero a los pobres, con lo cual provocará una crisis. Pero eso sí, respetará a los ricos y a los políticos “buenos”. Los otros dos, Meade y Anaya, quieren seguir repartiendo prebendas, privilegios y contratos a los ricos, con lo cual han generado crisis y lo seguirán haciendo. Pero eso sí, prometen “seguir combatiendo” la pobreza, pero no resolver la desigualdad. De este modo, en lo absoluto cambiará el estado de cosas.
PERSISTIRÁ LA REALIDAD impuesta por los poderes económicos de fuera, principalmente, y de dentro. Es evidente quien quiera que llegue a la Silla tan cortejada, carecerá de la capacidad para enfrentárseles ni por la vía institucional ni por la vía de la insurrección. Queda claro que se trata de ambiciones impúdicas por el poder político. Su pregonada vocación de servicio no es sino un grosero disfraz para servirse.
NADIE PROPONE, con excepción de María de Jesús Patricio Martínez del Consejo Nacional Indigenista, un cambio radical de sistema y de modelo de economía, de nación y de sociedad. Pero muy pocos la escuchan y su mensaje no llega todavía al grueso de la población desposeída.
DESDE LUEGO, la desconfianza ciudadana está más que justificada en un país en el cual la democracia ha sido secuestrada por la plutocracia y la soberanía popular ha sido suplantada por la soberanía de la propiedad privada. Cuando el uno por ciento es propietario del 50 por ciento de la riqueza. Esta súper concentración de la riqueza no es sino reflejo de la corrupción tanto en el medio público como en el privado, entre “clase política” y “clase empresarial”. Así, en una “sociedad corrupta la soberanía se manifiesta en la producción de basura moral, de degradación estética” (M. La torre).
CIERTAMENTE la democracia requiere de libertad pero se nutre de igualdad. Por ello se requiere algo más que desconfianza. Mucho más. Las ocurrencias van y vienen como si nada. Los contendientes se acusan mutuamente de lo mismo: no tienen ni idea de cómo resolver el estado de cosas descompuesto por ellos mismos. Las recetas o los remedios que prescriben equivalen a pretender curar el cáncer con un simple analgésico.
LOS PARTIDOS y los “políticos” insisten en imponer los mismos métodos retrógrados y antidemocráticos para “elegir” a sus candidatos. Ya sabes quién, como dueño absoluto de “su” franquicia política, dirigió su dedito hacia él mismo para auto nombrarse candidato a la Presidencia de la República. Anaya utilizó la estrategia de los “dados cargados” en la dirigencia nacional del PAN para imponerse, despejándose camino y de paso fragmentando a su partido, además de mezclarse con adversarios ideológicos que no embonan ni con pegamento kafkiano. Meade fue el beneficiario con la “rifa del tigre”, pues a leguas se nota que ni quería comprar boleto, pero fue impuesto por quienes creen que les podrá cuidar las espaldas y al mismo tiempo por otros que suponen seguirán colgados bajo el candelero del poder.
PARA RATIFICAR su vocación antidemocrática, en el caso de Aguascalientes el PRI sigue fortaleciendo su adorable método del dedazo y su adicción por “posicionar” a juniores que sin mérito alguno, más que ser hijos de papi, pretenden representar a una sociedad que los repudia. Y ambos partidos “fuertes” en la entidad, PRI y PAN, siguen aferrados por presentar en la mayoría de los casos a las mismas caras de siempre, así como impulsar en sus “carreras políticas”, a amistades cercanas con las que se tienen afectos que no pueden ver la luz del día. Dios guarde la hora.
EN SUS PROPIAS PALABRAS:
No estoy pensando en vendettas políticas. Creo que la profesión de la política es una profesión que necesita ser respetada y honrada. A nadie conviene que se hable mal de la política, quienes estamos interesados en participar desde lo administrativo o lo político para el servicio del estado o del país. Soy una persona que busca más la paz y quien tiene la oportunidad de conocerme lo puede saber, soy una persona que duerme tranquila, duermo bien, no soy una persona rencorosa. El rencor trae muchas cosas malas hasta para la salud. José Carlos Lozano Rivera, hijo del exgobernador Carlos Lozano de la Torre y aspirante a la diputación federal por el distrito federal 02 de Aguascalientes.
FRASE DEL DÍA:
Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto. Jean-François Paul de Gondi (1613-1643). Cardenal de Retz, primer arzobispo de París.
EL BISTURÍ. El ajuste de cuentas entre los sucesos y las declaraciones.
Desgraciadamente esa plutocracia se ha empeñado en cerrar los ojos y taparse los oídos sin considerar que no solamente ellos ponen en riesgo sus intereses personales y familiares, sino que (y esto me parece lo más grave) también ponen en riesgo (aún más) el débil ejercicio del poder y del gobierno. El cinismo más allá de cualquier límite y la obstinación por encima del sentido común y la inteligencia que colocan al País y a la República en una posición en extremo frágil.
COLOFÓN.
Falta la claridad de una visión política, social y económica por la que atraviesa este País para sacarlo del atolladero.
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