Carlos Romo Medina
EXISTE UN FENÓMENO curioso en algunos políticos que como personas se comportan de una manera que podría considerarse como “normal” -como cualquier hijo de vecino-, pero a la hora en que se visten en el traje o se ponen el disfraz de político, se transforman en personajes que nos revelan una personalidad completamente ajena y hasta distinta a su esencia humana “tradicional”.
ES PÚBLICO y notorio que la mayoría de ellos en este proceso electoral han recurrido a la farsa para comportarse como seres chistosos. Unos pretenden mostrarse como parte de la plebe. Otros como solidarios con la cultura popular al recurrir a bailes ridículos y hasta grotescos. Y los menos creativos y más limitados esgrimen argumentos groseros para tratar de granjearse el respaldo electoral.
TAMBIÉN ESTÁN los que pretenden vender espejitos al hacer promesas alejadas de la realidad que vive el país en los aspectos sociales, económicos y políticos, asegurando que tienen en sus manos la panacea para resolver de un plumazo los graves problemas que aquejan a los habitantes de un distrito o un municipio. Han desviado la mirada para solapar y callar ante ya sabes quién, quien prometió el oro y el moro, pero sus deplorables resultados son de sobra conocidos.
CON DICHAS PROMESAS tienden a verter humo exponiendo presumiblemente soluciones que no lo son, pues se quedan en el discurso demagógico sin llegar al fondo de los problemas. En Aguascalientes tenemos dos casos por demás ilustrativos de lo señalado líneas arriba.
EXISTEN DOS FIGURAS públicas que escalaron, uno a gobernador y alcalde de la capital y el otro solamente a presidente municipal. Con más ambición personal que vocación de servicio ambos buscan acceder por segunda ocasión a tomar las riendas de dicho municipio capitalino. El primero es Luis Armando Reynoso Femat que alejado del mínimo decoro político abandonó la cobija panista para colocarse como candidato de Fuerza por México, un partido (¿?) que no coincide con la doctrina albiceleste y que además tiene la agravante de ser un abyecto apéndice de la mal llamada cuarta transformación. De la sobriedad que una vez tuvo, Reynoso Femat prefirió irremediablemente formar parte del chiste y de la farsa.
DE GABRIEL ARELLANO Espinosa podemos contar una peculiar historia que nos narra la forma accidental por la cual ganó como candidato (entonces del PRI) la elección de la presidencia municipal de Aguascalientes en el lejano 2007, hace ya 14 años. El contexto de esa historia -no habrá que olvidarlo- fue el siguiente y que nos revela la inmensa capacidad de perversión política que ambos poseen.
EL GOBERNADOR era Luis Armando Reynoso Femat quien tenía un feroz enfrentamiento con otros grupos al interior del PAN, entre ellos el que comenzó a tejer su entonces amigo Martín Orozco Sandoval (¡cuántas coincidencias!) con quien Reynoso Femat integró la fórmula electoral en el 2004 como candidato a alcalde de la capital. El otro grupo, el más fuerte, era el que comandaba Arturo González Estrada quien se coló como el candidato del PAN a la presidencia municipal en el 2007. Ahí comenzó la función de lucha libre en la que Reynoso Femat gestó la revancha para impedir el triunfo de Arturo González. Entonces, “el gober” le retiró todas las canica$ al panismo que no “le pertenecía” y de manera por demás perversa apoyó por debajo del agua al candidato de Convergencia (hoy MC) a la alcaldía, Armando López Campa, quien fiel a su formación priista accedió dócilmente a servir de pelele del entonces gobernador para restarle votos a Acción Nacional. Y no fue para menos. La recompen$a valió la pena. Esa “genial” jugada permitió que de “rebote” Gabriel Arellano Espinosa ganara con el voto duro del PRI que entonces era más robusto y así venciera a su rival panista Arturo González (cariñosamente muchos le llaman Artero).
Y QUIÉN imaginaría que 14 años después ambos personajes, Reynoso y Arellano Espinosa, volverían a coincidir en otra faena político-electoral, pero ahora como adversarios que pertenecen a sus distintos partidos políticos de origen “ideológico”. Por supuesto que los tiempos son otros, pero quienes se quedaron “arriba”, en el pasado, son esos que no son capaces de admitir que su tiempo ya pasó y que las oportunidades les pertenecen a las nuevas generaciones.
DOBLE CARBONATO. Gabriel Arellano se benefició de esa pugna al interior del PAN que protagonizó Reynoso ganando la elección en 2007 y ahora quiere repetir la hazaña bajo el contexto del 2021, y supone que va a ganar al pretender aprovecharse de la nueva confrontación que existe al interior del PAN. Hasta los niños de pecho están enterados de que el gobernador Martín Orozco Sandoval quiere provocar la derrota de Leonardo Montañez Castro, porque con ello debilita a Teresa Jiménez, a quien le hará la guerra de la misma manera en que su homólogo de Chihuahua, Javier Corral lo hace con Maru Campos en esa entidad norteña.
PARA “FACILITAR” la derrota de Montañez Castro y permitirle a Arellano Espinosa lograr un segundo “milagro”, el gobernador Orozco Sandoval no nada más les está rezando al santo más milagroso, sino que según versiones que se escuchan en los corrillos de la polaca local, la campaña del “Grabiel” ha recibido una generosa aportación anónima (por debajo del agua) de 20 millones de pesos. Trascendió que en 2016 cuando Gabriel Arellano fue candidato a gobernador por la vía independiente, recibió otro generoso donativo anónimo de 40 millones de pesos. No hay que olvidar que había interesados en evitar a toda costa el triunfo de Lorena Martínez, pero esa vez por fortuna el milagro no ocurrió. Parece que el “Grabiel” ya encontró el caminito para vivir plácidamente, al igual que los “dueños” de los partidos chatarra como el verde y el dizque de los trabajadores. Ese es el chiste y la farsa.
EN SUS PROPIAS PALABRAS
Existe profunda inequidad en el financiamiento público a los nuevos partidos. Es una práctica “insana” pagar a los representantes de casilla. David Pérez Calleja, candidato a diputado federal por el III Distrito Federal Electoral de Aguascalientes.
LA FRASE DEL DÍA
Nunca convencerás a un ratón de que un gato negro trae buena suerte. Graham Greene (1904-1991). Novelista británico.
EL BISTURÍ. El ajuste de cuentas entre los sucesos y las declaraciones.
Después del chiste y la farsa insisten en volver a hacer daño. Chiste mal contado. Farsa, sainete, comedia, simulación mal actuada. ¿Y todo para qué… y todo para qué? Siguen sin madurar, sin aceptar que llegaron a la edad adulta. Son como niños y no lo saben. Habrá que regalarles una sonaja. O de perdida un chupón para que sigan gozando de su niñez.
COLOFÓN
¡Y volver, volver, volver! ¿A qué? ¿Para qué? Nunca segundas partes fueron mejores.