Carlos Romo Medina
LA SALIDA de Gustavo Granados Corzo de las filas del Partido Revolucionario Institucional (PRI) pareciera ser inocua para el antiguo ex partido aplanadora que hacía añicos a sus oponentes. Es más, podría considerarse que dicha dimisión no le hace mella a la debilitada maquinaria priista, que día tras día va perdiendo gas. Hasta habrá quienes al interior del tricolor puedan desternillarse de risa y por qué no, tomarla con indiferencia y burla.
NO RESULTA NOVEDOSO que la soberbia que se ha practicado históricamente y de forma cotidiana por la cúpula nacional priista desdeñe la salida de sus filas de uno más de sus militantes, a no ser, ¡claro!, porque el contexto político electoral en todo el país ha cambiado drásticamente y su dirigente nacional, Alejandro Moreno, parece no estar enterado.
EN EL PRI siguen sin entender que no entienden que su fractura en el año de 1987 se debió, en argumentos de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, porque abandonó el PRI tras considerar que el partido se había alejado de los principios que le dieron origen en la Revolución mexicana, y al considerar también que la imposición del presidente de la República en el nombramiento de quien sería candidato presidencial no debía ser aceptada.
IGUALMENTE Andrés Manuel López Obrador en 1988 se unió a la Corriente Democrática, una facción del PRI que se opuso al tradicional método de selección de la candidatura presidencial, ante la eventual candidatura de Carlos Salinas de Gortari para las elecciones de 1988 y la nueva política económica neoliberal adoptada por el gobierno de Miguel de la Madrid; dicho movimiento se posicionó a favor de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, exgobernador de Michoacán y fundador de la facción junto a Porfirio Muñoz Ledo.
TODA ESTA historia viene a cuento porque a pesar de que la soberbia priista de sus dirigentes condujo a ese partido a perder el poder en el año 2000, para recuperarlo en el 2012 y volverlo a perder en el 2018, la lección sigue sin ser aprendida. Alejandro Moreno pactó, por debajo de la mesa, con el propio López Obrador para que el PRI esté convertido en un partido satélite de Morena, de ahí el surgimiento del PRIMOR y de las esperanzas de “Alito” (mejor conocido como “Amlito”) para que en el 2024 su compadre José Murat pueda ser el candidato del “PRIMOR” a la presidencia de la República. Seguramente han de querer su agua de limón.
DESPUÉS DE ESTE resumen histórico que nos da contexto, resulta evidente que el escenario electoral para el PRI el año próximo está todavía más complicado de lo que parece, porque en el ámbito nacional “Amlito” aprobará la lista de los candidatos a diputados federales por el tricolor y ante esa realidad, se puede anticipar que enlistarán a amigos, incondicionales y compadres que les sirvan de “punching bag” a los siervos de la “nación amlista”.
EN EL TERRENO local, el PRI ha sido dejado bajo el control de un antiquísimo integrante de la nomenklatura priista y frustrado candidato al gobierno de Aguascalientes: Augusto Gómez Villanueva, quien tiene las escondidas ambiciones por llevar a la candidatura a la alcaldía capitalina a su vástago, Juan Manuel Gómez Morales.
SÍ, AQUEL FUNCIONARIO de Desarrollo Social en la administración de Carlos Lozano de la Torre, que fue reprendido, avergonzado y exhibido por su jefe ante su incapacidad operativa frente a la entonces titular (de ingrata memoria) de la Sedesol federal, Rosario Robles Berlanga. Gómez Morales antes fue diputado local en el primer trienio del gobierno de Lozano de la Torre y actualmente desempeña (oootra vez) un gris papel como diputado local. Su único mérito, ser hijo de papi. No es difícil comprender la inminente derrota priista en el 2021.
LOS VIEJOS MÉTODOS priistas de la imposición, el dedazo, el compadrazgo y el apadrinamiento de súbditos incondicionales ha sido adoptado por Morena, pues su líder “moral”, López Obrador, es reacio a abandonar su escuela política forjada en el tricolor. EN ESTE complicado escenario electoral, no nada más para el PRI, también para la oposición en su conjunto, puede determinarse (hipotéticamente) una estrategia electoral para que la oposición en su conjunto pueda remar contra la corriente y ganar a los emisarios subyugados bajo las órdenes de su redentor.
¿CUÁL SERÍA esa estrategia? En el caso de las candidaturas locales a diputados y alcaldes los partidos que se consideren opositores al desastroso régimen federal que está ahogando a México, podrán acordar candidaturas únicas de la oposición sin llegar a la coalición. ¿Cómo hacerlo sin coalición formal, sin violar la ley y hacer expedito el procedimiento? Los partidos opositores a Morena, PAN, PRI, PRD, MC, de común acuerdo definirían qué personaje está mejor aceptado en equis distrito o alcaldía y se registraría ÚNICAMENTE ese candidato, trabajando los cuatro partidos con su militancia partidista para hacerlo ganar. Es decir, evitar la atomización del voto con tantos candidatos, solo así le darían fortaleza y mayores probabilidades de vencer al candidato presentado por Morena. Entre menos opciones en la boleta, mayor porcentaje de votación para el candidato opositor.
POR SUPUESTO TENDRÍA que llevarse a cabo un análisis serio, responsable y despojado de envidias individuales o grupales al interior de cada partido opositor, para definir al candidato. Si este mecanismo se replica en las demás entidades federativas, la oposición puede mantener la mayoría en las legislaturas locales, pues no hay que olvidar que en el caso de que Morena lograra la mayoría en la Cámara de Diputados en el Congreso de la Unión, el último filtro para avalar o rechazar las modificaciones constitucionales deben pasar por la aprobación de esas legislaturas estatales. Se requieren 17 legislaturas en manos de la opsición.
CON ESTE MÉTODO podría evitarse que en el supuesto de que Morena, por no decir que López Obrador, se apodere nuevamente de la mayoría calificada en el Congreso de la Unión (con la ayuda de “Amlito”), las legislaturas locales podrían evitar que el presidente acabe por apoderarse del último reducto para ejercer un dominio absoluto sobre la República. No es una cuestión menor. Las candidaturas a alcaldes son por planillas de Cabildo, y los cuatro partidos podrían tener posiciones políticas y de gobierno, lo que podría equilibrar en cierto modo su participación la vida pública. En el caso de los estados en donde se renueven las gubernaturas, aplicar el mismo principio y comprometerse a conformar un equipo de gobierno plural en el que participen todos los actores de la oposición.
LA IDEA PROPUESTA pareciera ser descabellada en tanto no haya unidad en el propósito de detener la embestida destructiva del actual régimen. Con unidad, entendimiento y solidaridad entre las partes, podría lograrse. Habría que intentarlo.
ENTONCES, LA SALIDA del PRI de Gustavo Granados Corzo y otros personajes, en realidad no puede verlos de soslayo el sagrado olimpo tricolor. La factura de la fractura habrá de ser liquidada.
EN SUS PROPIAS PALABRAS.
El momento actual de México requiere de un compromiso mayor y una determinación real para ser y hacer oposición verdadera ante Morena y el presidente de México. Gustavo Granados Corzo, político y ex militante del PRI.
LA FRASE DEL DÍA.
Es difícil decir quién hace el mayor daño: los enemigos con sus peores intenciones o los amigos con las mejores. Edward George Bulwer-Lytton (1803-1873). Escritor inglés.
EL BISTURÍ. El ajuste de cuentas entre los sucesos y las declaraciones.
La sociedad está cansada de ver un desfile de políticos egoístas, codiciosos, deshonestos y traidores a sus demandas. Pocos son los que podrán quedar al margen de esa percepción generalizada. Mientras tanto, la mayoría de la mal llamada clase política sigue dinamitando el futuro del país. Una pequeña parte del pueblo “bueno y sabio” continúa deslumbrada con espejitos y espejismos de un mejor futuro. Por ello, la conformación de un bloque opositor debe despojarse de esos tradicionales vicios y actuar como verdadera oposición y no como comparsas, pues en caso contrario, México continuará condenado a ver morir y llorar a sus hijos abandonados ante la falta de empatía y la corrupción de esa minoría rapaz que, con otras siglas y colores, aún se mantiene en el poder.
COLOFÓN.
Chango viejo no aprende maroma nueva.
