Carlos Romo Medina
DESPUÉS DE QUE la horda de ambiciosos se desbordó entre las filas morenistas cuando lanzándose en tropel corrieron a registrarse como precandidatos a la presidencia municipal de la capital aguascalentense, hicieron un ridículo de antología. Es indudable que el más inteligente de todos, por estar ubicado con los pies en la tierra, fue José Ángel González Serna, mejor conocido como “Paquín”, pues no se dejó llevar por el canto de las sirenas y muchos menos por bastardas ambiciones personales y prefirió guardar una prudente distancia de un circo poco más o menos grotesco.
FUE POR DEMÁS público y notorio que todos los “aspirantes” por comandar los destinos del cabildo capitalino carecen de la mínima capacidad para hacer frente a tan enorme responsabilidad. Creyeron que gobernar una capital estatal es un juego para adultos, porque tal vez en su infancia no se divirtieron lo suficiente como para querer participar ahora un juego electoral. Otros que creían tener las credenciales gastaron una importante cantidad de dinero para que al final de cuentas se quedaran cantando “y todo para qué, y todo para qué”.
ARTURO ÁVILA y Gabriel Arellano Espinosa invirtieron tiempo y dinero para que al final de cuentas los mandones de la transformación de cuarta, apodada como cuarta transformación, les estrellaran la puerta en la nariz. Se vale sobar.
MIENTRAS TANTO, no crea que los “ungidos” con el registro como precandidatos ya la tienen ganada, porque todavía pueden pasar muuuchas cosas. ¿Más? Sí, sobre todo cuando ayer por la noche se agregó a los nombres de Manuel de Jesús Bañuelos Hernández, Luis Armando Salazar Mora y María del Carmen Martínez Ávila, el de Eulogio Monreal Ávila mediante una “extraña fe de erratas” emitida por la Comisión Nacional de Elecciones y firmada por Hortensia Sánchez Galván y Felipe Rodríguez Aguirre en su calidad de integrantes de dicha comisión.
SE HACE REFERENCIA a esa fe de erratas como “extraña”, porque se suponía que ese arroz ya se había cocido, pero resultó que tuvieron que hacerle el ajuste de agregar un nombre con mucho “peso” entre los precandidatos, por si acaso. Porque si en la elección interna panista Tere Jiménez le come el mandado a Julio César Medina y es nominada como la candidata del PAN en el proceso electoral de 2 de junio, los morenos echarán la carne al asador con la candidatura del integrante del clan Monreal para tratar de arrebatarle la alcaldía. Ahora, si el Julión de los pobres lograra hacerse de la candidatura albiazul, Bañuelos, Salazar y Martínez que son personajes de muy bajo, pero muy bajo perfil, cualquiera de ellos podría hacer el papel de “punching bag” para que el Julión se alce con una victoria cómoda.
ME EXPLICO. Analizando las cosas con calma y si apasionamientos de ninguna especie, existe un hecho poco conocido: el gobernador Martín Orozco Sandoval lidera al grupo de gobernadores panistas y se especula que con esa sólida posición hizo política en la capital con los morenos para que ese grupo de gobernadores apoyaran incondicionalmente (¿?) los términos de la Guardia Nacional promovida por el titular del Ejecutivo federal, a cambio, por supuesto, de que se le permitiera impulsar a Julio César Medina para alcanzar la alcaldía capitalina y por eso de la presencia de costales de entrenamiento… peeero como no están plenamente seguros de que la militancia panista elija al entenado del gobernador, de última hora decidieron incluir a Eulogio Monreal Ávila para que trate de impedir el triunfo de Tere Jiménez el 2 de junio.
AHORA, SI echamos a volar la imaginación un poco más allá en este mundo sui géneris de la política mexicana, podríase suponer que para que el gobernador Orozco Sandoval pueda ser correspondido plenamente por los morenos, de última hora cabría suponer que el candidato de Morena fuera el paciente “Paquín”, quien ha aguantado que lo bajaran tres veces de candidaturas panistas: la de la alcaldía en 2016, la de del Senado en 2018 y la de la alcaldía en 2019. No hay que perder de vista esta kafkiana posibilidad.