Carlos Romo Medina
SORPRENDE LA GRAN “vocación” que muestran los integrantes de la llamada clase política por enfrentarse entre si para buscar “servir” a la sociedad desde un cargo de elección popular. Si el ahínco y la ambición que manifiestan antes de ser elegidos la conservaran y trasladaran al momento de acceder al poder, el estado y el país serían líderes mundiales por encima de los llamados países del primer mundo.
LA TRISTE REALIDAD mexicana ha demostrado en la mayoría de los casos que quienes pugnan afanosamente por llegar a ejercer el poder lo utilizan para cualquier propósito, menos para cumplir con esa presunta vocación de servir a la comunidad. En cada periodo electoral las escenas y el discurso de la lucha electoral vuelven a repetirse en esencia, con la variable que cambian algunos actores políticos (a veces no todos porque se reciclan otros) y ese discurso se ajusta al contexto cada vez más depauperado por la creciente pobreza e injusticia social, pero que en lo fundamental obedece a una regla de oro no escrita: detentar el poder político y económico absoluto, al mismo tiempo de acabar con la pobreza de los suyos y de los más allegados.
POR CONSECUENCIA se ha machacado en incontables ocasiones que la historia política mundial del ser humano es cíclica. En el presente, en México, esa regla tácita se hace presente al demostrarse en los hechos vividos hasta ahora que el presidente Andrés Manuel López Obrador está retomando una serie de medidas ya utilizadas en el pasado para consolidar su poder al frente del Ejecutivo federal.
PERO ANTES, es necesario hacer una escala en el pasado para evocar cuando Carlos Salinas Gortari utilizó en su momento cuatro elementos para, primero “legitimar” su cuestionado triunfo en los comicios del lejano 1988 desactivando así su impopularidad y en seguida consolidar un inmenso poder para llevar a cabo las reformas que si bien no atendían y resolvían las necesidades del país, sí le brindarían a él y a los suyos la oportunidad de establecer una especie de “maximato” en la vida política, social y económica de México.
LOS CUATRO ELEMENTOS o las cuatro “patas” en las que Carlos Salinas de Gortari sentó la base de su política inició en primer lugar con la creación del malogrado Programa Nacional de Solidaridad (Pronasol), mecanismo mediante el cual otorgó la caridad (migajas) a los pobres para poder controlarlos y manipularlos; en segundo término, al “eliminar” del camino al entonces líder sindical de Petróleos Mexicanos (Pemex) Joaquín Hernández Galicia, pudo allanarse el camino para tomar el control total de esa empresa estratégica paraestatal. El resultado fue el actual “líder” petrolero Carlos Romero Deschamps hasta ahora ha servido abyectamente a esos propósitos.
COMO TERCER PASO defenestró al dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Carlos Jonguitud Barrios, imponiendo en su lugar a Elba Esther Gordillo Morales para tener el control del magisterio que aglutina el sindicato más grande de Latinoamérica. Y la cuarta “pata” se basó en someter a los gobernadores que no pertenecían a su “clan”, primero mediante la destitución de algunos (remember Fausto Zapata) al mismo tiempo de aplicar una política de amedrentamiento.
LA CUARTA TRANSFORMACIÓN “casualmente” también tiene cuatro “patas”. Es por demás evidente que los “nuevos” programas de limosnas sociales implementados mediante los padrones que están elaborando desde cero buscan los mismos propósitos del desaparecido Pronasol: controlar y manipular al pueblo sabio. El combate al “huachicol” permitirá a los dueños de la denominada “cuarta transformación” apoderarse al ciento por ciento de Pemex, por lo que de paso los días de Carlos Romero Deschamps están contados. El sufrimiento del desabasto fue gratis y para “sensibilizar” a la población de una escasez de combustibles.
SI BIEN EL SNTE está desgastado, no así Elba Esther Gordillo Morales quien tiene fuertes nexos políticos con Andrés Manuel López Obrador, por lo que de momento el presidente ha echado mano de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) para que le hagan el trabajo sucio (aprovechando el historial violento de ese grupo sindicalista) y de esa manera asumir el control absoluto del magisterio. Ya se verá que el yerno y nieto de Gordillo Morales podrán, sin contratiempo alguno, fundar el nuevo partido que desea la “maestra” para servir plenamente la voluntad de ya sabes quién.
EL CONFLICTO DE Michoacán con los “maestros” de la CNTE le ha servido al presidente López Obrador para enviar el mensaje a los gobernadores que la cuarta “pata” está lista para someterlos si no se alinean con sus ideales o caprichos. El mejor ejemplo es que el gobernador perredista (¿?) de Michoacán Silvano Aureoles Conejo, quien ya acusó el mensaje recibido, porque si no se alinea a los mandamientos del presidente predicador, los sindicalistas de la CNTE se encargarán de mostrarle la puerta de salida del Palacio de Gobierno de Morelia.
DICEN QUE LAS comparaciones son ociosas y hasta odiosas. Es posible que así sea, pero no por ello pueden pasarse por alto las similitudes entre las acciones operativas de hacer política del “manchado padre” del neoliberalismo en México y del “prócer sin mácula” de la mal llamada cuarta transformación. La única diferencia relevante es que el “espurio” de Salinas tenía que ganar una popularidad casi inexistente, lo cual no justifica su perversidad política. Pero menos se explica esa perversidad cuando se posee una popularidad que rebasa cualquier índice histórico para una presidente arribando al poder. Que alguien le avise a López Obrador.
EL FAVORITO de la dupla Monreal-Lozano, el aspirante morenista a ser candidato a la alcaldía capitalina, Carlos Ávila, desconoce por completo que se ha metido entre las patas de los caballos. Una cosa es servir desde afuera de las lides políticas para ser utilizado como presunto socio en los negocios, y otra muy distinta ser el esbirro de ese binomio. Su desconocimiento de cómo manejan las lides políticas dichos personajes lo llevará inexorablemente a un callejón sin salida, pues ignora que en el fangoso terreno -por la manera sui géneris en la que la hacen sus patrocinadores- el hilo se rompe por lo más delgado. Y si tiene dudas, que le pregunte al tal Aldo Ruiz. Mientras tanto, el Grabiel sigue soñando con verse de nuevo en la silla que despreció en el último tramo de su trienio para irse de diputado local, pues pensaba utilizar el escaño como trampolín para la gubernatura… y ahí están los resultados: ahora da grima. Y el Julión de los pobres sigue sin levantar el vuelo, lo cual, si carece de alas, se ve muy difícil a pesar de que le quieren implantar unas postizas desde el palacio que regentea Martín Orozco. Cuando se tiene madera -además de oscuros intereses en común- podría ser que les funcionaran las cosas, pero sin madera: no hay fuego.
EN SUS PROPIAS PALABRAS:
Les guste o no a nuestros adversarios, a los fifís, a la prensa fifí, vamos a construir el Tren Maya. Me canso ganso. Andrés Manuel López Obrador, presidente de México.
FRASE DEL DÍA:
Lo maravilloso de la guerra es que cada jefe de asesinos hace bendecir sus banderas e invocar solemnemente a Dios antes de lanzarse a exterminar a su prójimo. Voltaire (1694-1778). Filósofo y escritor francés.
EL BISTURÍ. El ajuste de cuentas entre los sucesos y las declaraciones.
No se puede buscar la unidad de vencedores y vencidos cuando los primeros insisten en machacar un discurso agresivo, ofensivo, altanero y necio. La política bien entendida por los bien nacidos es para construir puentes, no para dinamitarlos con la retórica del reproche y la descalificación. La homilía cotidiana de Andrés Manuel López Obrador está más enfocada a restregarle al pueblo sabio o a la opinión pública lo que ya sabe: que con el neoliberalismo el país casi se fue al carajo, pero con la cuarta transformación, de seguir sin rumbo, de plano lo enviará al abismo.
COLOFÓN.
La transformación del “Heil” Hitler al es un honor estar con Obrador.
