- Quienes no votaron lo consintieron
Ignacio Ruelas Olvera
Aguascalientes, Ags, 28 de enero de 2025.- (aguzados.com).- Evocar al “pueblo bueno” y dejarlo en el abandono es una falta grave de líderes y gobernantes.
En los triunfos políticos debe haber ética, pues se conquista el poder mediante reglas del juego que exigen documentos básicos, que contienen los principios y valores con que conquistaron la voluntad de la ciudadanía. Los principios incluyen valores como la transparencia, la responsabilidad, el compromiso…, es decir, virtudes para posibilitar el bienestar público.
Desde el poder negar los principios y asumir olvidos es una traición democrática y una ruta inadecuada para la ética política.
Lo paradójico es que quienes llegan al poder y asumen prácticas no deseables de la política son los mismos que en otrora criticaban en marchas, mítines, plantones, conferencias de prensa…, “al diablo las instituciones” …
Estas actitudes anidan corrupción por vía de su negación, el discurso público la denigra y la práctica cotidiana la adopta, los define un distintivo, ejercen una ética mudable en política.
El tiempo que vive nuestra República demanda una ética inteligente, consistente, coherente, vinculada al bien de la sociedad como eje de una gobernanza justa e imparcial.
El poder público es holístico, se ejerce para la sociedad en su conjunto, no para una parte, no solo para las voluntades de adhesión sino también para las voluntades de ruptura.
No basta con asumir el color, la ideología, la coalición del triunfo y perorar con argumentos a modo y con lógica engañosa, es preciso mostrar la eficacia de gestión, sobre todo resultados efectivos.
Seguir evocando héroes y socavando innovadores es la peor narrativa. Sobrevivimos a un abanico de fracasos. La integridad política no son éxitos, sino buenos comportamientos, virtudes apropiadas que dignifiquen a personas tanto como a la sociedad en su conjunto.
La tormenta reformista de estos tiempos deja al descubierto un despotismo cuyo afán es que el poder público lo ejerza la jefatura del ejecutivo federal con una intervención absoluta y las decisiones las tome sin consultar a los “Otros”.
México no merece la suerte de países como: Corea del Norte, Venezuela, Rusia, países con un común denominador: control absoluto, censura, persecución de opositores, falta de libertades civiles, violación de derechos humanos, represión política, control sobre medios de comunicación, concentración del poder…
“Un fantasma recorre” nuestra Nación con autoritarismos, refrendos, plebiscitos, control de medios de comunicación, diálogo cancelado, mofa y escarnio contra opositores desde las tribunas del Estado, deficiente diplomacia. De nada han servido los esfuerzos de instancias internacionales en la era de la comunicación.
Los resultados de las elecciones 2024 dieron un triunfo inobjetable, el electorado decidió por Morena y aliados, este es un valor democrático donde la voluntad es querer y más de 35 millones quisieron a ellos.
Quienes no votaron lo consintieron.
Los que votaron en contra no logran exigir una oposición digna de una democracia, no han podido demandar el uso adecuado de lenguaje, gramática, ética, lógica, cultura, para que esa voluntad sea defendida en un “debate de altura” para fundamentales decisiones de Estado.
El Latinobarómetro 2024 nos muestra indicadores que demandan decisiones urgentes, pues la situación de la macroeconomía genera certidumbre económica, empero, desigualdad, seguridad, salud, educación…, siguen siendo GRANDES desafíos del Estado mexicano.
Otra fuente importante y CIENTÍFICA, el Instituto Variedades de la Democracia (V-Dem) muestra en sus indicadores que nuestra democracia enfrenta provocaciones reveladoras, por ejemplo, robustecer el Estado de Derecho y garantizar las libertades. (Democracy Report 2024 https://v-dem.net/)
El tema central, la primera minoría política cuenta con legitimación y legalidad, pero actúan como políticos sin referentes éticos; es increíble la manera que desprecian la política, política es diálogo, diálogo es alma del debate, debate es espíritu de consensos, consensos son eje de decisiones de Estado, ancla del Estado Constitucional Democrático de Derecho.
Por el contrario, fomentan un viejo tufo de despotismo de mayorías, dominación sepultada por la democracia.
No es posible que reclamen aplausos por decisiones que le han costado al “pueblo bueno y sabio”, en el pueblo están las clases medias, el pensamiento, la ciencia, la filosofía, los emprendedores…, en una nuez: los que hacen posible el 100% de la carga fiscal del Estado mexicano, ingeniería de los más de 9 billones de pesos del presupuesto 2025.
Y no se inmuten ante las deficientes decisiones, como, INSABI, SALUD TIPO DINAMARCA, MEGA FARMACIA, EDUCACIÓN SOCIALISTA, VACUNA PATRIA, REFINERÍA, HUACHICOL, VENTILADORES COVID, NOSTALGICAS PIPAS, RIFA DEL AVIÓN, TREN MAYA, DEUDA EXTERNA, “LÍNEA ÁEREA DEL PUEBLO”, REFORMAS CPEUM SIN ADECUACIONES SECUNDARIAS, AIFA…
Aunado a ello un gasto de bienestar indisciplinado, con crecimientos exponenciales y, con ingresos sustantivamente del régimen fiscal.
Al pueblo se debe la política.
Al pueblo se le sirve desde las políticas públicas.
Al pueblo se honra desde la ética de Estado.
Se le respeta desde la moral de la Patria.
Se le cuida desde el carácter de la democracia.