Miércoles, 22 Enero 2025
current
min
max

LA VERDADERA POLÍTICA NO CREA IMPUNIDAD

 

 

  • Transparencia y rendición de cuentas es un deber de quienes gobiernan, no importa su ideología, partido político, secta, grupo

 

Ignacio Ruelas Olvera

 

Aguascalientes, Ags, 21 de enero de 2025.- (aguzados.com).- Los diálogos de Platón sintetizan una pedagogía de la vida. “El anillo de Giges”, libro II de La República. Una excelsa didáctica sobre los comportamientos de las personas, las virtudes en los hechos, en su ontología, las implicaciones de la impunidad.

Los diálogos narran cómo Giges, un pastor, en el desempeño de su oficio encuentra un anillo y al ponérselo lo hace invisible; con esa posibilidad Giges comete actos inmorales, entre los que se incluye el asesinato del rey y la seducción de la reina, su invisibilidad lo blinda de enfrentar las consecuencias.

Digamos que los resultados de las urnas se convirtieron en un similar del anillo, la primera minoría ganadora afanosos buscan otorgarse invisibilidad e impunidad en su desempeño.

Cabe el cuestionamiento pedagógico, ¿esas “urnas de la impunidad” permiten a los triunfadores actuar justamente o cometer injusticias conociendo que son impunes e invisibles?

Revisando el mérito ético y moral de quienes detentan el poder público la inferencia nos dice que actuarían de manera injusta, por ello buscan la seguridad de no tener castigo.

Hacer de la impartición de justicia un acto representativo en demerito de lo aplicativo, es mala conducta con impunidad política. La justicia es básicamente valiosa y la impartición es una virtud. La justicia no está en el estraperlo de la democracia. La justicia no será nunca una imposición externa. Concentrar el poder a la manera de “la dictadura perfecta” es una injusticia constitucional…

Sin duda, líderes y gobernantes necesitan un ramito de prudencia para prepararse un té de coherencia que los convoque a reflexionar sobre moralidad, ética, cultura, sabiduría, para atender la lección de Ortega y Gasset, “la circunstancia”, sobre el poder político que tienen, sobre reflexión política, que no tienen. Se dejen llevar por el canto de las urnas de la impunidad para influir en sus comportamientos.

Una de las rutas tomadas por el poder legislativo, “sin cambiar una coma” fue el voto mayoritario contra la transparencia. En efecto, no puede haber una transparencia exagerada que aniquile privacidad de personas, familias y la vida compartida. No todo lo que se ve es accesible. Forzar la accesibilidad crea un “panóptico”, concepto que explica Michel Foucault en su libro “Vigilar y Castigar: Nacimiento de la Prisión”.

Deja su reflexión que nos permite interpretar la manera que instituciones y poder se sirven de la vigilancia para controlar y disciplinar las oposiciones, consecuentemente crear impunidad para hacer, dicen: “lo que el pueblo mandó en las urnas”. El poder público no se ejerce a través del voyerismo de transparencia. Las nuevas generaciones de poder público deben tener claro la relación entre autoridad, vigilancia y control social.

Transparencia y rendición de cuentas es un deber de quienes gobiernan, no importa su ideología, partido político, secta, grupo… Los gobernados tienen el derecho constitucional a ser protegidos, contar con derechos y responsabilidades, pero no una auto exposición y presión social que lleve a la pérdida de identidad, de personalidad, por medio de manipulaciones ideológicas y descuido de datos personales para el fraude, la extorsión, el cobro de piso... ¿La transparencia y rendición de cuentas es para “el pueblo bueno” o para quienes pagan impuestos?, respuesta NO.

La realidad: todas las ocurrencias del poder serán chiquilladas, sin rendir cuentas ante la cancelación del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, INAI.

A los incapaces de reflexionar sobre la vida pública como representantes populares les pasó de noche abogar por la confianza y la integridad entre sociedad y gobierno. Dejaron “al pueblo bueno y sabio” a merced del abuso, despotismo, indefensión…

Los resultados de la voluntad de los electores no mandaron normativas a costa de la dignidad de las personas. Rendir cuentas es mérito de la prudencia y el equilibrio entre transparencia y respeto por la dignidad y los derechos humanos.

Marchamos en una cascada de pérdida de confianza en autoridad e instituciones, el peor mal que puede hacerse en política ya que compromete la dignidad ciudadana. Se ha dañado la inteligencia emocional y el consciente colectivo, cancelado el diálogo, se abandonó la política, se ha producido un daño significativo a la democracia, a la política, al Estado mexicano, al pacto esencial de nuestra convivencia, la Constitución. Un reformismo rencoroso, la falta de discusión pública, rompe la estabilidad ciudadana.

Rendición de cuentas y transparencia no se dan en solitario, ni son juez y parte. Es tiempo de la auditoría ciudadana, de la exigencia contundente de evidencias y hechos comprobables.

El Estado debe proteger la vida compartida, crecimiento, desarrollo, de los indicadores sociales. La primera minoría política no reconoce el valor de la sociedad, su narrativa es odio, discriminación, exclusivismos.

El mandato del electorado es gobernar a más de 137 millones de personas, al todo y no solo una parte.

 

logo

Contrata este espacio