- David Pérez Calleja
Aguascalientes, Ags.- 2 de febrero de 2022.- (aguzados.com).- El precio del vuelo aéreo entre Ciudad de México y Cabo Haitiano o Kap Ayusyan (así suena en lengua Criol) refugio vacacional de altas clases sociales, demarcación administrativa y puerto internacional de Haití protegido por fuerzas militares de Ecuador, Colombia y Chile, fluctúa en 12 mil pesos.
Cabo Haitiano es un paraíso prohibido para la gran mayoría del pueblo que habita en su capital Puerto Príncipe y compra con su devaluada moneda del Gourde Haitiano (10 mil G por 89.25 Dólares); en esa economía 129 del mundo, la esperanza de vida de los 11 millones de habitantes será de 64 años con enfermedades crónicas como la diarrea, malaria y el cólera transmitidas a través del agua, y del SarsCov19 que mata silenciosamente y ruidosamente con los terremotos de 2010 y 2021 más el asesinato del Presidente Jovenal Moïse, en julio de 2021 y instauración de una dictadura militar, ha desplazado 690 mil habitantes hacia Brasil y Chile antes de pedir Asilo en México.
¡VEA LO QUE NOS HACEN!, es el amargo eco de una voz resignada, de la joven mujer que recostada se duele en aquel rincón del improvisado albergue que proporciona mi amigo solidario Jesús Maya, en Corral de Barrancos, Aguascalientes; esa doncella pronto dará a luz, no por su voluntad, sino por los bajos instintos de sobrevivencia animal y abuso de más de una autoridad migratoria que durante su larga caminata hacia México violó su dignidad.
Unos 45 mil 492 haitianos, (42% de un total de 108 mil 195 migrantes), según datos de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) y el Instituto Nacional de Migración (INM), pidieron Asilo en México en el año 2021; además de 33 mil 578 hondureños (33% del total) y un resto que provienen de El Salvador, Chile, Venezuela, Guatemala, Nicaragua, Brasil y Colombia.
Este inédito flujo migratorio, es tres veces mayor al del 2020 y 80% superior a todas las peticiones de Asilo que INM recibió entre 2013 y 2018. La COMAR, según sus registros que inician en 2013, informa que México ha otorgado refugio legal a unos 66 mil 400 de los 280 mil solicitantes de Asilo; el resto, son migrantes que hoy permanecen en el país de forma ilegal, o bien, que cruzaron hacia Estados Unidos de América en su mayoría por Tijuana, o fueron deportados a sus naciones.
Entre tanto, el amargo eco de la voz de ciento veinte migrantes que permanecen hacinados en aquél albergue de la familia de Don Jesús Antonio Maya López, retiembla en lengua Crioll y canta unánime: ¡NO NOS QUIEREN AQUÍ! “Las Güeras de Jesús María”.
Según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para Refugiados, Filippo Grandi, en 2021 hay registros de casi un millón de personas que migraron del sur de América y se desplazaron hacia México debido a la Pandemia Covid19, la inseguridad por crimen organizado y fenómenos de cambio climático.
ACNUR demanda no levantar muros para contener gente, ni “encerrarlos en Tapachula”, ni justificar en “las mañaneras” la represión que se trasladó desde la frontera norte con EUA al sur de México protagonizada por la “Guardia Nacional”; ACNUR demanda crear políticas públicas que brinden estabilidad a desplazados, crear sinergias, buscar soluciones y atacar causas estructurales de los flujos migratorios.
Según ACNUR, México dejó de ser país de tránsito de migrantes y se ha convertido en una Nación de acogida que, por humanidad, debe brindar a los migrante s sus familias, protección, servicios, empleos, servicios de salud y educación.
El Plan de Integración Local, a partir del Pacto Mundial sobre Refugiados, anunciado por el gobierno de México, contempla la inserción laboral y educativa a familias de migrantes en ciudades del centro de México, Aguascalientes y Jalisco y del norte, Sonora y Baja California.
¡QUESQUE ESOS “NEGROS” SOLO TRAEN ENFERMEDAD!, así se justificó “la chata” tras cerrar su próspero negocio de gorditas antes que venderle alimentos a cientos de haitianos y hondureños que hambrientos esperan largas horas padeciendo los fríos invernales sobre el bulevar de los Chicahuales en Corral de Barrancos, Aguascalientes.
Mientras el INM les expide documentos de residencia, la discriminación racial y el imponente color negro brillante de una bella piel haitiana atemoriza y cierra las puertas de la “gente buena y las güeras de Jesús María”.
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