- Sergio Rodríguez Prieto.
- “…Siempre que se hace una historia, se habla de un viejo, de un niño o de si…”. Canción del Elegido. Silvio Rodríguez.
- Estaba cierto que nuestra relación iba a ser exitosa: me engañó antes de conocerme…
Aguascalientes, Ags.- 5 de diciembre de 2021.- (aguzados.com).- Si mi manera de ser, hacer y actuar, han provocado que se me vea y trate como una persona desagradable y/o insoportable, en realidad, y sin que me apene, ello ha generado que en no pocas ocasiones me haya sido provechoso el ser “mamón”, por supuesto que solo en específicos casos. Hoy les cuento uno de ellos…
Tuvo lugar el evento a principios del año de 1992, en la tienda Mix Up del entonces Distrito Federal, la sucursal ubicada en “Zona Rosa”… La distribución de CD’s se había normalizado ya para ese tiempo, y después de haber adquirido un año antes la producción de Rubén Blades, “Live!”, el gusto por el sonido logrado en tal formato, así como la facilidad para su traslado a diversos lugares donde hubiera, por supuesto, el reproductor correspondiente, me “obligaba” a estar al pendiente para la adquisición de títulos novedosos, sobre todo los de la marca ECM (de cuyas presentaciones en vinilo, ya tenía muy buenas experiencias auditivas). Así entonces, la historia…
Revisaba el material a la vista, por cierto muy extenso, y al acercarme a la sección de música italiana, recordé sobre mi entonces reciente aprecio por las grabaciones de Massimo Ranieri, Lucio Dalla, Vasco Rossi, Mina y Ornella Vanoni, y de esta última, adquirí de inmediato “Stella Nascente”. Pregunté al encargado del área sobre alguna novedad de los intérpretes referidos, respondiéndome que nada nuevo de ellos había llegado, pero que ya tenía a la mano el de “Mia Martini in Concerto (da un’idea di Maurizio Giammarco)”, y que solo le habían llegado tres ejemplares. Le respondí de inmediato: “…¿Seguro? ¡Qué barbaridad! Pues ya solo te quedan dos ejemplares… ¡me llevo el tercero!…”. Confieso ahora que ni mínima idea de quién se trataba, de quien era Mia Martini, la que por supuesto no conocía en ese tiempo, pero como no me iba a ver “sencillito”, pues por ello mi cara de asombro e inmediata adquisición del producto. ¿Resultado? Excelente grabación que disfruté y sigo disfrutando a plenitud. Era de esperarse que Mia Martini se volvió imprescindible en mi colección de música, y todo gracias a mi “mamón” comportamiento.
¿Qué es una candidatura independiente? Y, ¿a qué viene la pregunta en este texto? Las posibilidades de acceder a un puesto de elección popular, justo ahora en que está “en juego” la titularidad del poder ejecutivo en el Estado de Aguascalientes, genera ánimos de participación amplia -vía partidos políticos-; pero como estos ya se encuentran en un lamentable desgaste histórico y social, y sobre todo de credibilidad, generan dudas serias sobre la exposición y calidad de sus productos llamados “candidatos” y/o “candidatas” (a huevo que tengo que hacer la diversificación, para evitar el riesgo de que no me entiendan), por lo que el concepto de “independiente” adquiere nivel de importancia diverso. Trataré de explicarme…
Acudo a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que me indica, en el Artículo 35, fracción II, como “derechos de la ciudadanía”, el “…poder ser votada en condiciones de paridad para todos los cargos de elección popular, teniendo las calidades que establezca la ley. El derecho de solicitar el registro de candidatos y candidatas ante la autoridad electoral corresponde a los partidos políticos, así como a los ciudadanos y ciudadanas que soliciten su registro de manera independiente y cumplan con los requisitos, condiciones y términos que determine la legislación…”. Técnicamente el derecho es de los ciudadanos, no de los partidos, sino a través de los partidos, aunque no de manera exclusiva, puesto que puede (y así debería ser desde ahora) el ciudadano interesado presentarse de manera directa al proceso electoral. Pero es evidente que las condiciones de paridad exigidas no se aprecian en la estructura del sistema electoral, lo que dificulta sobremanera la intervención del “independiente” o de la “independienta”, ya que tal sistema facilita sobremanera la participación del aspirante propuesto por el partido político (de ahí sus desvergonzadas “luchas internas”), por encima del que se presenta de forma directa e individual.
Además, es claro que de conformidad al artículo 1 de tal texto básico (“…En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece…”), ¿cuál sería la efectiva garantía de tal derecho? Debería ser -reitero- la actual estructura del sistema electoral vigente, y ésta nos queda a deber, puesto que centra su normatividad en la “participación equitativa” de los partidos políticos, no de los gobernados con derechos específicos en este país, como ya afirmé. Tan es así, que los muy dúctiles medios de comunicación “viven” de la promoción de los “candidatos/candidatas” manipulados por los partidos políticos, y no precisamente de los ciudadanos con derechos, intenciones y capacidades de participar en esta clase de eventos políticos.
Pero todavía más: es evidente que para pretender ser “candidato independiente”, se debe demostrar sobre todo, un conocimiento amplio, eficiente y comprobable del orden jurídico vigente, de la realidad social y de las condiciones de vida del entorno donde se encuentra el interesado (lo que no es algo tan visible y comprobable en los propuestos por partido político). Así que, suponiendo que quien esto escribe tenga todas esas capacidades (que entiendo que si), ¿qué más requiero? Fácil la respuesta: ¡no ser mamón! Es decir, caer bien, ya que el electorado actual (tan mal acostumbrado y normalmente esperando su despensa o promesa de empleo para emitir voto), no vería en el “independiente” las virtudes de la preparación personal para el cargo público, sino su “simpatía”, “falsa empatía” o dádiva, aunque su incapacidad para el ejercicio del cargo público en juego, sea más que evidente (léase y entiéndase Leonardo Montañez). Así que, si saben contar… no cuenten conmigo. No está demás agregar que en este momento hay ciudadanos mejor preparados y capacitados que los propuestos por los inefables partidos políticos en el pueblo que pueden acceder al cargo de gobernador del estado de Aguascalientes. Y agregar que es también una verdadera lástima que los mal estructurados “debates en campaña” no sirvan para mostrarnos las reales capacidades de los aspirantes al título.
¿Algo más que agregar? Pues si… a seguirle sufriendo en los siguientes meses de la avalancha (por todos los medios posibles) de los mensajes insulsos, de la exposición de falsos triunfalismos, y de las promesas interminables de vernos “favorecidos” en nuestra vida cotidiana, de nuestro acertado ejercicio del voto.