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Vale al Paraíso / Nada de excesos. Todo con medida

  • Mario Granados Roldán

Aguascalientes, Ags.- 17 de agosto de 2021.- (aguzados.com).- Gobernantes y políticos suelen cambiar la moderación y la prudencia, por el exceso, la intemperancia, el atropello y la soberbia, para lanzar al universo el explosivo cohete de la alabanza en boca propia.

Aquella tarde salió de su despacho, el principal de la vieja casona de los Rincón Gallardo. Caminó los indispensables 24 pasos para llegar al salón Gobernadores. Pidió al ujier que abriera la puerta para ingresar al sacro recinto. Se sentó en la silla central. Solicitó un té de limón. Miró de frente la galería de los próceres: algunos eficaces, otros inútiles, en términos generales. Una hora y veinte minutos después del encuentro con la historia de Aguascalientes abandonó el salón con su visión y opinión del pasado.

Al día siguiente, el reciente viernes 6, en la conferencia de prensa, desde el atril del despropósito, el gobernador Martín Orozco Sandoval sentenció que “ningún sexenio ha tenido una administración como esta”, como la de él.

Sin un análisis confiable, serio y riguroso, se atrevió a mal calificar el trabajo de los 40 gobernadores que le antecedieron en el encargo, empezando por Pedro José García Rojas, quien fue el primero en fungir en el Aguascalientes independiente, de mayo de 1835 a junio de 1836.

Las cifras concisas. Los datos duros. La historia documentada. El acervo guardado en el Archivo General del Estado. Difieren de la sesgada evaluación del titular del Poder Ejecutivo. Revisemos un ejemplo. Unas cuantas estadísticas. Todas verificadas y verificables.

En la administración estatal 1992-1998, por cierto emanada del PRI, el gasto de inversión pública total del gobierno se incrementó durante ese período 365% comparada con la del gobierno de Miguel Ángel Barberena Vega; dichos recursos alcanzaron una cantidad de 10 mil 256 millones de pesos con los cuales se realizaron 8 mil 460 obras.

En materia de inversión y generación de empleos se concretaron doscientas 39 mil nuevas inversiones empresariales con un monto de poco más de 7 mil 300 millones de pesos para crear casi 38 mil nuevos empleos. 

De acuerdo a las cifras del INEGI, la economía estatal creció a pesar de la crisis de 1995 —que representó -7% del PIB nacional—, a una tasa media anual de 6.6 % y aumentó su valor nominal, a precios corrientes, 3.1 veces.

En el siguiente gobierno, el del panista Felipe González González, el ritmo fue de 4.4% y su valor creció solo 1.7 veces. Dicho en el leguaje de Pitágoras: comparando períodos similares, como debe ser, entre un sexenio y otro, la economía decreció 33%.

Barberena Vega le heredó a la administración 1992-1998 la deuda de 714 millones; sin embargo, el gobierno en turno le entregó a González González un pasivo de tan sólo 229 millones de pesos —177 del gobierno estatal y 52 de los municipios— y, además, 219 millones de pesos en efectivo en las cuentas manejadas por la Secretaría de Finanzas.

Para dimensionar el valor de esa decisión institucional es conveniente voltear la cara a Nuevo León, Sonora, Baja California, Michoacán y Colima, donde los gobernadores salientes entregarán este año estados endeudados, con crisis financieras a corto plazo y en las mismas condiciones de los pobres angelitos: desnudos y sin tragar.

Al terminar el sexenio el porcentaje de aprobación a la gestión del gobernador Otto Granados fue superior al 70%, según las mediciones de todas las encuestas aplicadas el segundo semestre de 1998: Consulta de Roy Campos; Demotecnia de María de las Heras: CEO de la Universidad de Guadalajara; Presidencia de la República, el diario Reforma, etc.

Dos de las políticas públicas ejecutadas durante la administración 1992-1998 —educación y desarrollo económico—, son estudiadas ahora cómo modelo en la Universidad de Cornell, en la Escuela de Negocios Thunderbird, y en la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard, tres de las mejores instituciones de educación superior en el mundo.

El prestigiado periodista norteamericano Walter Isaacson publicó en 2004 una nueva biografía de Benjamin Franklin, donde recuerda que el prócer norteamericano, a sus 79 años, seguía escribiendo con riqueza y sabiduría de lo que él llamó “la perfección moral”, compuesta de trece virtudes, entre ellas la templanza.

Nada de excesos. Todo con moderación. Recomienda el filósofo de Vergeles.

Porque alguien tiene que escribirlo: Hasta la próxima.

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