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Vale al Paraíso / Desdichada vejez

  • Mario Granados Roldán

Aguascalientes, Ags.- 27 de julio de 2021.- (aguzados.com).- La arcada del progreso de Aguascalientes muestra la notoria grieta que al correr de los años se acentúa por la política pública sustentada en un proyecto desarticulado. Escaso de cemento Cruz Azul. Arquitectura moderna. Visionaria. Para ofrecerle a esos 145 mil 376 habitantes que llevan a cuestas la edad adulta (60 años y más), la calidad de vida digna bien ganada, a lo largo del azaroso camino recorrido.

Las arrugas en la frente de los viejitos son las persianas de la recorrida vida. Se abren para ver el sol. Se cierran para ignorar el desprecio, signo del evidente fracaso de la civilización contemporánea, sumergida en la posmodernidad que avanza aceleradamente sin prestarle la debida atención al enriquecedor pasado. Al manantial de la experiencia. Al esfuerzo sin medida.

Efectivamente, las cifras oficiales reflejan el crecimiento, desarrollo, productividad y creciente empleo en una entidad que contribuye con el 1.4 por ciento del PIB nacional, sin importar el pequeño 0.3 por ciento del territorio nacional y el 1.2 por ciento de la población total del país

Pero como la felicidad no es completa ni eterna, Aguascalientes también se distingue por historias abominables. Descarnadas.

Hace diez días, el jueves 17, El Universal publicó una nota firmada por su corresponsal en Aguascalientes, Xóchitl Álvarez: Sin empleo, “cerillitas mayores en Aguascalientes”.

María de 83 años es exsoldado, por la edad, le quitaron el trabajo de cerillita que durante los últimos 17 años desempeñó en una tienda de autoservicio: “Ya no me quieren por vieja”, dice.

Rebasar los 83 años para la exsoldado María es factor de discriminación. A ella, por la edad, le quitaron el trabajo de cerillita que durante los últimos 17 años desempeñó en una tienda de autoservicio: “Ya no me quieren por vieja”, dice…

Mary, como la nombran en la tienda Soriana, nació el 19 de febrero de 1938 en Veracruz, y de ahí emigró a la capital del país con su familia por razones de trabajo, después la vida la llevó a Aguascalientes, en donde estableció su domicilio y por un “engaño” perdió su casa.

En situaciones críticas, en 2004 con el apoyo del DIF se integró como empacadora en Soriana Universidad. En 2019, al cumplir 81 años, en la tienda le comunicaron que ya no la aceptarían por una orden del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (Inapam) de Aguascalientes de rechazar a las personas de 80 años en adelante por correr más riesgos por la edad, se les dijo.

La intervención de una compañera que hizo saber a una jefa de Soriana que Mary “no tiene a nadie que vea por ella, que le permitiera seguir por humanidad o de lo contrario de dónde iba a comer”, le ayudó a continuar hasta marzo de 2020, cuando enviaron a los empacadores a sus casas por la pandemia, y volver a finales de mayo pasado, cuando tenía las dos vacunas contra el Covid-19.

Tres semanas después, de nuevo dejaron de recibir a los cerillos y cerillas por el retroceso del semáforo epidemiológico local de verde a amarillo, con el compromiso de la supervisora de Soriana de que las llamarían cuando volviera a verde. A Mary le dijeron que no la ocuparán por estar entre los mayores de 80…

Así como María, otros tres empacadores fueron despedidos por llegar a las ocho décadas; sus compañeros les dijeron adiós entre lágrimas y abrazos.

La cruzada a favor de la vida decorosa para los adultos mayores forma parte, solamente, de la retórica de los gobernantes y de las vanas propuestas de los candidatos en las campañas electorales.

Las mujeres y los hombres de 60 y más años están condenados a la limosna entregada por los tres niveles de gobierno y la iniciativa privada, sin considerar que Aguascalientes tendrá 200 mil adultos mayores en 2030.

El jarrito nuevo. En un abrir y cerrar de ojos. Se convirtió en jarrito viejo. Sin acomodo. Como María en Soriana, la empresa mexicana.

Porque alguien tiene que escribirlo: El Oscar para la mayor estupidez es para el diputado panista José Manuel Velasco Serna, presidente de la Comisión de Planeación, Desarrollo Urbano y Obras Públicas, quien declaró que “los baches son naturales”.

Sin inteligencia no hay paraíso terrenal.

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